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Carlos López-Obrero, terapeuta

Carlos López-Obrero, terapeuta: 'Las emociones negativas son desagradables de sentir, pero son necesarias para la supervivencia'

Hablamos con el autor sobre cómo nuestras emociones influyen de forma directa en nuestros comportamientos


18 de febrero de 2025 - 7:00 CET

¿Sabías que tus emociones tienen mucho que ver con tus comportamientos? Sin duda, están en la base de muchos de ellos. Por eso son muchos los expertos que insisten en la importancia de conocernos mejor para realizar una mejor gestión de nuestras emociones, también de aquellas que nos pueden generar malestar. No es extraño, teniendo esto en cuenta, el auge de una disciplina como es la neurociencia. Cada vez más queremos saber qué es lo que influye en que reaccionemos de una u otra forma ante determinados estímulos. 

Sobre todo ello ahonda en su libro El origen emocional de nuestros comportamientos el terapeuta Carlos López-Obrero Carmona, que ha partido de los principios del fundador de la Neurociencia Afectiva, Jaak Panksepp, y de su investigación sobre el origen de los circuitos que gobiernan los comportamientos que muestran tanto los animales como los seres humanos. De hecho, en la base de nuestros comportamientos, somos casi idénticos al resto de mamíferos. No es extraño, teniendo en cuenta que los sistemas emocionales primarios son los recursos innatos que la naturaleza puso a nuestra disposición para sobrevivir y prosperar. Conocer cada circuito emocional, las emociones secundarias y los comportamientos que se derivan de ellos es imprescindible para comprender por qué actuamos como actuamos. Sobre todo ello hemos tenido la ocasión de hablar con el autor. 

mujer pensativa y sonriente al aire libre© Getty Images

Cada vez más se habla de la gestión de las emociones, ¿piensa que debemos aprender a manejar mejor nuestras emociones?

El manejo de nuestros estados emocionales nos permite conducir nuestra vida mejor y aprender de todo lo que sentimos y experimentamos.

Pero para aprender a gestionarlas, ¿es importante conocer también cómo se originan?

Pienso que lo primero es conocer el origen de nuestras emociones y sus funciones, porque aunque muchas de ellas son incómodas de sentir o desagradables, son necesarias para la supervivencia y el desarrollo óptimo.

El manejo de nuestros estados emocionales nos permite conducir nuestra vida mejor

Carlos López-Obrero Carmona

Debemos permitirnos también las emociones negativas, ¿no es así?

Así es, las emociones llamadas negativas son desagradables de sentir, pero son necesarias para la supervivencia física. Por ejemplo, sentir miedo es necesario para evitar una amenaza o ser precavidos ante posibles peligros.

¿Hasta qué punto influyen nuestras emociones en algunos de nuestros comportamientos más habituales?

Nuestros comportamientos están orquestados fundamentalmente por nuestras emociones, el intelecto muchas veces sólo interviene para intentar dar una explicación coherente a nuestros comportamientos. No somos tan libres como nos gusta presumir.

mujer alegre, bailando en la cocina mientras se prepara el desayuno© Adobe Stock

Explica que en la base de nuestros comportamientos somos casi idénticos al resto de mamíferos, ¿uno de los rasgos que nos hace diferentes son precisamente esas emociones?

Compartimos con el resto de mamíferos los 7 sistemas emocionales primarios y las emociones más básicas. Lo que nos hace diferentes es que los humanos podemos pensar sobre aquello que sentimos, podemos ponerle nombre y dialogar con nuestros sentimientos y los de otros. Pero en el origen de las emociones, somos idénticos. Cualquier mamífero tiene la capacidad de sentir alegría o tristeza, esto lo sabe cualquier persona que tenga una mascota.

Si conocemos mejor nuestras emociones, ¿entenderemos mejor por qué actuamos o reaccionamos de una u otra forma?

Este es el primer paso, conocer y comprender por qué actuamos como actuamos, pero no es suficiente. En muchas ocasiones, además se necesita realizar un trabajo terapéutico para reorganizar aquellos circuitos emocionales que quedaron sobre-activados o desorganizados.

 Lo que nos hace diferentes es que los humanos podemos pensar sobre aquello que sentimos

Carlos López-Obrero Carmona

Es importante entender que hay emociones primarias y secundarias, ¿cuáles son y qué las diferencia?

Las emociones primarias son las que compartimos con el resto de mamíferos y que provienen de los sistemas emocionales primarios: tristeza o duelo, miedo, rabia, alegría, lujuria, amor y curiosidad. Las emociones secundarias se producen en estructuras cerebrales más sofisticadas, propias del ser humano y primates y podríamos estar hablando de vergüenza, culpa, resentimiento, etc.

¿Por qué son las primarias las que gobiernan nuestra vida?

Las emociones primarias son más instintivas y tienen más influencia sobre nuestros comportamientos. Pero tanto para las emociones primarias como las secundarias, se necesita la intervención de la cognición para aprender a manejarlas.

¿Deberíamos dedicar más tiempo al autoconocimiento, escucharnos más?

Estamos por descubrirnos a nosotros mismos. Dice un proverbio antiguo que “el ser humano por su interior es más grande que el universo”. Dedicar tiempo al autoconocimiento siempre será una fuente de bienestar.

El origen emocional de nuestros comportamientos

¿Considera que la neurociencia es una disciplina en auge?

¡Absolutamente! Cada vez más personas están interesadas en conocerse a sí mismas y la neurociencia debe estar al alcance del público en general. Uno de mis objetivos al escribir el libro El origen emocional de nuestros comportamientos es precisamente acercar esta información tan valiosa al público general.

¿Qué se va a encontrar el lector que tenga en sus manos ''El origen emocional de nuestros comportamientos'?

Va a encontrar un poquito de neurociencia explicada de forma sencilla y con ejemplos prácticos, van a poder realizar un diagnóstico de sus propios sistemas emocionales y comprender mejor sus comportamientos y, también algún ejercicio práctico que permite iniciar este trabajo de reconfigurar y reorganizar los cimientos de nuestro cerebro.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.