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mujer meditando en casa© Adobe Stock

Antonio Valenzuela, fisioterapeuta: 'Pensamos que vivir estresados es el peaje que tenemos que pagar de la vida moderna'

El experto acaba de publicar su libro 'Estimula tu nervio vago', en el que nos da las claves para ayudarnos a combatir el estrés, mejorar la digestión y reducir la inflamación


3 de febrero de 2025 - 7:00 CET

Si piensas que hay una parte de tu cuerpo que puede ayudarte a combatir el estrés, mejorar la digestión y reducir la inflamación, ¿por qué no la estimulamos? Hablamos del nervio vago, capaz de controlar todos tus órganos. Así lo explica Antonio Valenzuela, fisioterapeuta, experto en terapia manual y máster en Psiconeuroinmunología Clínica en su nuevo libro Estimula tu nervio vago, donde explora su crucial papel en nuestro bienestar y en funciones vitales. 

La primera pregunta no puede ser otra: ¿qué es y qué funciones tiene el nervio vago?

La palabra latina vagus significa ‘deambular’, y eso es precisamente lo que hace este nervio vagando por gran parte del organismo. Pero, tal y como decía Tolkien 'no todo el que vaga está perdido' y Saramago 'siempre acabamos llegando a donde nos esperan'. El nervio vago tiene una misión bien definida: la de conectar el cerebro con el resto del cuerpo para llevarnos a la calma tras la tormenta. Tiene un papel clave en la respuesta de nuestro organismo ante el estrés, ya que es el responsable de orquestar la actividad parasimpática que calma nuestra mente, corazón y respiración y activa nuestro bienestar y digestión.

Es por ello, por lo que cuando el vago vaguea, nos convertimos en esclavos del estrés.

Estimular el nervio vago nos ayuda a reducir la inflamación crónica que está detrás de multitud de problemas de la salud

¿Piensa que, por desconocimiento, no le prestamos la atención que merece?

Quizás más por resignación que por desconocimiento. Damos por sentado que vivir estresados es el peaje que tenemos que pagar de la vida moderna. La triste realidad es que vivimos en una sociedad dopada con antidepresivos, con cafeína y azúcar por la mañana porque ya nos despertamos cansados, con una dosis continua de redes sociales para soportar el día, con alcohol y series para evadirnos por la noche y con ansiolíticos para poder dormir.

¿Qué beneficios nos aporta el hecho de estimular nuestro nervio vago?

Entre otros beneficios, nos aporta bienestar emocional, calma mental, nos convierte en más creativos, ayuda combatir el estrés, el dolor y la tensión muscular, mejora la digestión, el descanso y la libido, así como nos ayuda a reducir la inflamación crónica que está detrás de multitud de problemas de la salud.

mujer pensativa en lo alto de una roca, frente a la montaña© Getty Images

¿Y cómo podemos conseguirlo?

Con intervenciones muy poderosas que ayudan a activar los recursos sanadores de los que disponemos, tanto a nivel biológico y psicológico como social. Algunos ejemplos de ello serían bañarnos en agua fría (y también disfrutar de un baño caliente), comer como nuestros bisabuelos, caminar descalzos, valorar a nuestra tribu, ver la naturaleza y no las ciudades como nuestro verdadero hogar, usar nuestro cuerpo como gimnasio, disfrutar del sol, no temer a los ayunos, acercarnos a nuestras sombras para darles luz, respirar, estirar, bailar, cantar, escuchar música chamánica...

Fruto del desconocimiento, se minusvalora y se tachan de moda o pseudociencia. A menudo, quienes se interesan por estos métodos son vistos como bichos raros por la mayor parte de la sociedad. Pero recuerda las palabras de Jiddu Krishnamurti: 'No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma'. Yo te animo, citando a Mahatma Gandhi, a que seas 'el cambio que quieras ver en el mundo'.

¿Qué síntomas nos pueden alertar de que nuestro nervio vago no está funcionando de forma correcta?

Pulso y respiración acelerados, tensión arterial elevada, agitación mental, irritabilidad, falta de concentración, gases, hinchazón, malas digestiones, sensación de opresión en el pecho, cuello y hombros tensionados, dificultad para conciliar el sueño y/o despertares nocturnos abruptos y así hasta el infinito y más allá.

Si queremos estar sanos, debemos escuchar a nuestro cuerpo

¿Es el estrés, sobre todo cuando se cronifica, uno de los grandes enemigos de nuestra salud en los tiempos que nos ha tocado vivir?

El estrés es el GRAN enemigo.  Nuestro organismo ansía el equilibrio, ya sea bioquímico como emocional. A esta tendencia a mantener un ambiente interno estable y en equilibrio se le llama «homeostasis». El estrés supone un ataque a la línea de flotación de nuestra homeostasis, cuando éste se cronifica altera nuestro equilibrio y con ello, nuestra salud.

¿Qué recursos tenemos para tratar de mantener el estrés a raya y mantener una vida más saludable?

El primero de ellos nos lo regaló, hace casi dos mil años, el filósofo estoico Epicteto cuando nos advertía de que 'lo que importa no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas a lo que te sucede'. Una de las claves está, precisamente, en qué percibimos como estresante y qué no.

En segundo lugar, no podemos disociar la salud de nuestro nervio vago de la del resto del cuerpo. Me sentiría un impostor si te dijera que una vida llena de estrés donde los pilares de la salud se tambalean se va a arreglar dándote golpecitos en el pecho mientras entonas un mantra tibetano impregnado con el aroma del incienso. Ojalá fuera tan sencillo, pero, la mayoría de las veces, nuestro cuerpo nos pide descansar más, comer mejor, movernos y relacionarnos con aquellas personas que suman en nuestra vida. Si negamos lo que necesitamos, aparecen los síntomas. Si queremos estar sanos, debemos escuchar a nuestro cuerpo.

Y, por último, aplicando técnicas específicas que estimulan el nervio vago como las que vimos con anterioridad.

Habla también de la importancia de la risa, de los abrazos o incluso de cantar, ¿de qué forma afectan estos hábitos a nuestro nervio vago?

Celebrar y honrar la vida estimula al nervio vago y que mejor manera que cantando, riendo y abrazando.

La vibración de la garganta al cantar, reír, recitar mantras o hacer gárgaras tienen la capacidad de estimular tu nervio vago de una forma poderosa.

Todo el éxito, la gloria y el fracaso, se difuminan, pasan a un secundario plano ante el calor de un abrazo de un ser querido. Esa es la verdad donde confluye el vasto universo. El cosmos en un abrazo. Buscamos lejos cuando lo tenemos cerca.

mujer pelirroja sonriente con gafas© Adobe Stock

En alguna ocasión ha afirmado que las emociones no deben gobernar nuestra vida. Sabemos la teoría, pero, ¿cómo podemos llevarlo a la práctica?

Lo primero sería aplicando el antiguo aforismo de mens sana in corpore sano. Nuestro cerebro, el timonel de nuestras emociones, es materia y, por lo tanto tanto, el descanso, como la alimentación y el ejercicio impacta no solo en nuestra función cognitiva, también en nuestra salud emocional.

En segundo lugar, nuestras emociones pueden guiarnos bien, aunque a veces nos hacen descarrilar, irrumpiendo en nuestra vida cual elefante en una cacharrería. Por muy desagradable que sea la emoción, siempre es mejor manejarla dándole cabida en vez de ignorándola. Lo mejor que puedes hacer es permitirte a ti mismo experimentar la emoción, ser capaz de reconocerla, observarla con atención plena sin juzgarla y sin juzgarte a ti por sentirla, consciente de que toda emoción nace en lo más profundo de tu cerebro ancestral y es fruto de tu elefante interior y de que no puedes controlar que aparezcan pero sí cómo reaccionas. Dándoles su sitio sin dejarte llevar por ella, estarás listo para dejarla ir. Te prometo que desaparecerá en cuanto haya cumplido su propósito, que era el ponerte sobre aviso de algo.

Como decía Jung, “aquello que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”.

Deja que la emoción esté ahí contigo, ofrécele su espacio, permítete sentir sin resistir, temer, condenar o moralizar sobre ella. Observa que sólo es una sensación, que no eres su prisionero ni estás obligado a reaccionar ni tampoco a aferrarte a ella.

En este sentido la meditación puede ser de gran ayuda. Meditar es llevar la mente a casa y numerosos estudios han demostrado como aumenta la resiliencia emocional y la empatía. La meditación es una herramienta muy poderosa, las personas que hacen de la meditación un hábito tienen mayor capacidad para incorporar una pausa entre el estímulo estresante y su respuesta, haciéndola más coherente. Por ejemplo, evita que se nos lleven los demonios ante un semáforo en rojo.

Es cierto que existen determinadas técnicas que, además de aportar resiliencia, son capaces de estimular al nervio vago de una forma muy poderosa. Serían todas aquellas que incorporan la consciencia y la atención plena a elementos como la respiración, el canto, los mantras o el movimiento.

 Meditar es llevar la mente a casa y numerosos estudios han demostrado como aumenta la resiliencia emocional y la empatía

La vida en la ciudad nos hace más sedentarios y hace que tengamos menos contacto con la naturaleza. Eso no le hace bien a nuestro nervio vago, ¿no es así?

El vago se activa en entornos donde nos sentimos seguros y queridos, y qué mejor lugar que nuestro verdadero hogar. Como en casa, en ningún sitio. Y esa casa es sin ninguna duda la naturaleza, grabada a fuego en nuestros genes, que viven en un continuo anhelo de estar en contacto con ella. Todos, por más que nos esforcemos en ignorarla, sentimos 'la llamada de lo salvaje'. La naturaleza es tu hogar; no se visita, se vive. Cuanto más tiempo pasas alejado de ella, más se resiente tu salud. A la naturaleza no le importa quién eres, ni lo que haces, ni tus éxitos, ni tus fracasos. Alejarnos de nuestro hogar nos enferma hasta el punto de que síntomas como la ansiedad, la depresión ligera o la desgana y desórdenes de atención fruto de la vida en las ciudades han empezado a etiquetarse por la literatura científica como 'trastorno por déficit de naturaleza'.

¿De qué forma influyen la dieta y el ejercicio en esa estimulación del nervio vago?

De una forma determinante. No somos estatuas. No comemos y nos movemos para vernos mejor, lo hacemos para sentirnos mejor. De ahí que sean dos aspectos que ocupan una parte amplia del libro.

Por muy desagradable que sea la emoción, siempre es mejor manejarla dándole cabida en vez de ignorándola

Ya desde la portada hace toda una declaración de intenciones, con una triada infalible: combatir el estrés, mejorar la digestión y reducir la inflamación. Son los objetivos deseables por todo el mundo, pero entendemos que no es tarea fácil, ¿no es así?

Tienes toda la razón, es muy sencillo, pero no resulta nada fácil. Lo que ocurre es que a menudo “lo esencial es invisible a los ojos” y nos cuesta más trabajo tomar decisiones que pastillas.  Pero con un poco de ayuda (como la que encuentras en un buen libro), determinación y enamorándose del proceso en vez de obsesionarte con el resultado, es posible.

Portada del libro Estimula tu nervio vago

A quién puede resultarle especialmente útil tener en sus manos un libro como 'Estimula tu nervio vago'?

Este libro no es para ti si vives en un santuario natural alejado del mundanal ruido, meditando al amanecer y bebiendo té de flores sagradas con agua de manantial. En cambio si tienes jefe e hipoteca, pagas facturas, pillas atascos y vas con prisas, sientes que la vida te arrolla, tienes las cervicales más duras que el acero del Titanic, hay mañanas que te gustaría quedarte en la cama o, a veces, piensas que la única salida es una sobredosis de series, sofá y comida a domicilio, sin duda, este es tu libro. Muchísimas gracias de corazón. Por cierto, la gratitud estimula el nervio vago. 

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