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pareja consolando a su mujer, junto a la ventana de su casa© Adobe Stock

¿Tu pareja tiene una enfermedad crónica? Consejos para apoyar a un compañero que sufre

Cuando se confirma el diagnóstico de un problema de salud crónico, suele suponer un 'shock' tanto para el paciente como para su entorno familiar


30 de enero de 2025 - 7:00 CET

Cuando se produce el diagnóstico de una enfermedad crónica suele suponer un shock tanto para el paciente como para el entorno familiar. La vida cambia, en mayor o menor medida, y eso no deja de afectar al día a día. “Un diagnóstico de enfermedad crónica suele ser un golpe emocional que sacude no solo al paciente, sino también a su red de apoyo más cercana. Para el paciente, puede implicar un duelo por la pérdida de su salud previa y una incertidumbre sobre el futuro. Para la familia, y especialmente para la pareja, supone la necesidad de adaptarse a una nueva realidad relacional que puede generar miedo, frustración y una sensación de sobrecarga emocional”, nos comenta Silvia dal Ben, del equipo de psicólogos de Unobravo, que explica que reconocer este impacto inicial es fundamental para comenzar a gestionar la situación de forma saludable y cuidar la relación y los individuos.

 Problemas tanto de salud física como mental

Le planteamos a la experta si piensa que hay diferencias en el caso de que se trate de una enfermedad que afecte a la salud física o a la salud mental. “Sin duda, aunque ambas comparten desafíos significativos, existen diferencias clave. Las enfermedades físicas suelen ser más visibles, lo que facilita el reconocimiento de su impacto. Sin embargo, esto no evita que puedan generar sentimientos de avasallamiento o miedo. Por otro lado, las enfermedades mentales, como la depresión, a menudo se malinterpretan como una falta de esfuerzo o voluntad, lo que puede dificultar la empatía”, nos detalla. Eso sí, explica que en ambos casos, es esencial que la pareja y el entorno familiar comprendan la naturaleza de la enfermedad para evitar caer en juicios y fomentar un apoyo realista y compasivo.

Es esencial que la pareja y el entorno familiar comprendan la naturaleza de la enfermedad para evitar caer en juicios y fomentar un apoyo realista y compasivo.

 Cuando el diagnóstico es la depresión

Entre los problemas de salud crónicos que pueden diagnosticarse se encuentran los cuadros depresivos. La depresión es mucho más que una tristeza prolongada. Se trata de un trastorno complejo con síntomas físicos, emocionales y cognitivos que afectan todos los aspectos de la vida, incluyendo las relaciones de pareja. Entre los síntomas más comunes se encuentran:

  • Físicos: Fatiga extrema, alteraciones del sueño, falta de energía.
  • Cognitivos: Dificultades de concentración, pensamientos distorsionados y sensación de inutilidad.
  • Emocionales: Irritabilidad, aislamiento, pérdida de interés en actividades e incluso disminución del deseo afectivo y sexual.

Para el compañero de una persona con depresión, esta situación puede generar sentimientos de rechazo, confusión y frustración, especialmente si no comprende la naturaleza del trastorno. Cuando la enfermedad es de naturaleza física la pareja enfrenta, además, una serie de emociones como el miedo, la rabia, el avasallamiento y la preocupación por el futuro. En estas circunstancias, ambos miembros de la pareja deben aprender a procesar un duelo relacionado con la pérdida de su antigua normalidad. Este duelo, necesario pero doloroso, permite reconstruir la relación entorno a una nueva realidad.

Es fundamental que la persona que asume el rol de cuidador equilibre el apoyo que brinda con el cuidado de sí misma

Cuando la enfermedad crónica implica dependencia

Hay enfermedades crónicas que van deteriorando al paciente y este comienza a requerir de más y más ayuda, volviéndose incluso dependiente. ¿Cómo debe afrontar, desde el punto de vista psicológico, esa situación la persona que convive con el paciente? “Es fundamental que la persona que asume el rol de cuidador equilibre el apoyo que brinda con el cuidado de sí misma. La dependencia progresiva puede generar sentimientos de agotamiento, frustración o incluso culpa”, indica la psicóloga, que resume en 4 sus recomendaciones básicas.

  • Establecer límites saludables: Saber cuándo pedir ayuda o delegar responsabilidades es crucial.
  • Expresar emociones: Buscar un espacio seguro, como la terapia, para procesar sentimientos como el resentimiento, la pérdida o la tristeza.
  • Fomentar la autonomía del paciente: Ayudar al paciente a mantener su independencia en la medida de lo posible refuerza su autoestima y alivia parte de la carga emocional.
  • Priorizar el autocuidado: Un cuidador que cuida de su bienestar emocional y físico estará mejor preparado para ofrecer apoyo continuo.
chico consolando a su pareja, dándole la mano, sentados en el sofá© Getty Images

 Así afecta el diagnóstico de enfermedad crónica a la pareja

De lo que no hay duda es de que la pareja es, casi con seguridad, la parte más afectada cuando se confirma el diagnóstico de una enfermedad crónica en su compañero o compañera de vida. La convivencia en pareja enfrenta retos significativos cuando uno de sus miembros padece una enfermedad crónica, ya sea física o mental. Como decíamos, esta situación no solo afecta al individuo que la padece, sino también a la dinámica relacional, creando una serie de desafíos emocionales, psicológicos y prácticos que pueden transformar profundamente la vida cotidiana y la percepción mutua dentro de la relación.

“El impacto puede ser enorme, ya que la enfermedad altera la dinámica previa de la relación. Puede surgir una sensación de pérdida de la ‘normalidad’ y desencadenar patrones como el silencio emocional o la hiperprotección. Es común que uno de los miembros se sienta desbordado mientras que el otro se retrae emocionalmente, lo que puede generar un ciclo de distanciamiento”, comenta la psicóloga. Sin embargo, apunta que con un enfoque terapéutico adecuado y una comunicación abierta, estas dificultades pueden ser gestionadas para evitar que erosionen el vínculo.

 La persona enferma se retrae emocionalmente, lo que alimenta el sentimiento de abandono en el otro miembro.

Los principales desafíos psicológicos

Los expertos del servicio de psicología online Unobravo nos detalla que es común que los síntomas de la depresión o el impacto de una enfermedad física grave se interpreten como falta de interés o amor, lo que genera reacciones de desapego o confrontación en la pareja. Esto puede llevar a ciclos disfuncionales: la persona enferma se retrae emocionalmente, lo que alimenta el sentimiento de abandono en el otro miembro. A su vez, la pareja sana puede responder con frialdad o reclamos, intensificando el distanciamiento.

Además, al mismo tiempo, como decíamos antes, el miembro de la pareja que asume el rol de cuidador a menudo experimenta una carga emocional significativa, que pueden estar marcadas por la ansiedad, la culpa y el agotamiento.

Sin un espacio para expresar estas emociones, es frecuente que se desarrollen sentimientos de resentimiento o impotencia. Además, la enfermedad crónica puede llevar al silencio emocional o a una hiperprotección que limite la autenticidad en el diálogo, debilitando la conexión emocional.

¿Hay casos en los que los lazos se refuerzan?

Sin embargo, hay casos en los que incluso se refuerzan. Lo confirma la especialista, que explica que enfrentar juntos una adversidad puede fortalecer la relación si ambos logran construir un espacio de empatía mutua y apoyo. “Muchas parejas encuentran un propósito compartido al cuidar el uno del otro, lo que puede profundizar su conexión emocional. Esto no sucede de forma automática, y puede necesitar la ayuda de un profesional. Pero cuando se trabaja conscientemente en mantener una comunicación abierta, expresar gratitud y buscar apoyo externo cuando sea necesario, la pareja puede salir fortalecida incluso de una situación tan difícil”, nos cuenta.

Así lo afrontan las parejas recientes y las parejas de toda la vida

Ante una situación como la que estamos abordando, en la que la enfermedad hace acto de aparición, lo que sí que nos planteamos también es si la situación es diferente en función de si es una pareja reciente o si ya está consolidada en el tiempo. “La etapa de la relación influye considerablemente. En parejas consolidadas, hay un historial de experiencias compartidas que puede servir como base para afrontar la adversidad. Sin embargo, también puede haber patrones arraigados que dificulten la adaptación”, explica Silvia dal Ben. Por otro lado, indica que en parejas recientes, la falta de esa historia compartida puede generar más inseguridad sobre el futuro, pero al mismo tiempo, pueden estar más dispuestos a rediseñar juntos la relación desde el principio. “En ambos casos, el éxito radica en el compromiso mutuo y en cómo enfrentan los desafíos de manera conjunta”, nos cuenta.

Enfrentar una enfermedad crónica en la pareja es un reto complejo, pero con el apoyo adecuado es posible incluso fortalecer el vínculo

Consejos útiles si acabas de recibir el diagnóstico

Le preguntamos a la experta qué le recomendaría a una persona que se encuentra en esta situación, que acaba de recibir la noticia de que su pareja tiene una enfermedad crónica. Y nos da los siguientes consejos.

  • “Aunque pueda parecer complicado de realizar, lo primero que le recomendaría hacer sería tomarse un tiempo para procesar la noticia: es normal sentirse abrumado al principio, pero dar espacio a las emociones, a lo que se está sintiendo, ayuda a manejarlas y ‘procesarlas’ mejor”, nos cuenta.
  • “Después le diría que dedicase un poco de tiempo a informarse sobre la enfermedad: cuáles son los síntomas, los tratamientos y posibles complicaciones. Lo desconocido genera miedo, y saber a lo que uno se enfrenta lo reduce considerablemente y fomenta –de cara a nuestra pareja- una respuesta más empática. También le recomendaría que hablase abiertamente con su pareja: sobre cómo se sienten ambos y estableciendo expectativas realistas para afrontar la situación juntos”, añade.
  • En su opinión, buscar apoyo externo a través de un profesional psicólogo es muy recomendable también: ya sea a través de terapia individual o junto a la pareja.
  • “Y por último le diría que es fundamental cuidar de sí mismo/a: ninguna relación puede prosperar si uno de sus miembros se descuida emocional o físicamente. Enfrentar una enfermedad crónica es un desafío, pero también una oportunidad para descubrir nuevas fortalezas tanto individuales como en pareja”, apunta.
terapia de pareja© Getty Images

Consejos prácticos para la convivencia en pareja

  • Fomentar la autonomía. Aunque el instinto de cuidado puede ser fuerte, es importante permitir que la persona enferma mantenga su independencia en la medida de lo posible, reforzando su autoestima.
  • Comunicar sin imponer. Expresar afecto y preocupación sin esperar reciprocidad inmediata ayuda a evitar el desarrollo de sentimientos de culpa en el compañero afectado.
  • Buscar momentos de conexión. Planificar actividades sencillas pero significativas puede ayudar a mantener viva la conexión emocional, como paseos, cocinar juntos o compartir una película.
  • Establecer límites saludables. El miembro sano debe aprender a identificar cuándo necesita descansar o buscar apoyo externo, sin sentirse culpable por no poder dar siempre el 100%. Enfrentar una enfermedad crónica en la pareja es un reto complejo, pero con el apoyo adecuado y un enfoque terapéutico, es posible no solo superar las dificultades, sino también fortalecer el vínculo.

Lo desconocido genera miedo,  y saber a lo que uno se enfrenta lo reduce considerablemente y fomenta una respuesta más empática

Terapias y estrategias para fortalecer la relación 

Como decíamos, son muchas las parejas que afrontan esta situación en las que se hace necesaria la ayuda. La intervención terapéutica en parejas afectadas por la enfermedad crónica debe abordar tanto las necesidades del individuo afectado como las dinámicas relacionales. Los expertos apuntan que estas son algunas de las herramientas y enfoques más efectivos:

  • Terapia de pareja, fundamental para reconstruir el equilibrio y fomentar una comunicación abierta. Así, en este proceso se trabaja en identificar patrones de interacción disfuncionales y reemplazarlos por dinámicas más constructivas. Además, explora las emociones subyacentes de ambos miembros, como el miedo o la culpa, en un entorno seguro. Por último, se fomenta la empatía mutua, entendiendo cómo cada uno percibe y enfrenta la situación.
  • Terapia individual, ya que a menudo, la persona sana en la relación necesita un espacio para procesar sus propias emociones, como el resentimiento o la sensación de pérdida de autonomía. La terapia individual puede ayudarle a gestionar estas emociones y a reforzar su rol como apoyo, sin perder de vista sus propias necesidades.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC). En este caso, hablamos de una opción que es útil para ambas partes, ya que ayuda a la persona afectada por la enfermedad a manejar síntomas como pensamientos negativos o conductas de evitación. Y también permite al miembro sano reestructurar creencias erróneas, como "si mi pareja me quisiera, haría más esfuerzos".
  • Terapia basada en el mindfulness. El mindfulness puede ser una herramienta poderosa para ayudar a la pareja a desarrollar una mayor aceptación y resiliencia. Las prácticas de atención plena reducen el estrés, fomentan la conexión emocional y ayudan a gestionar los momentos difíciles sin reacciones impulsivas.

“La educación sobre la enfermedad, tanto mental como física, es esencial para reducir malentendidos y fomentar la empatía. Comprender que ciertos comportamientos son síntomas y no elecciones conscientes puede transformar la perspectiva de la pareja”, indican.

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