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recipientes con plantas medicinales© Adobe Stock

Plantas medicinales: ¿Cómo pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud?

Hablamos con la experta Rosa Porcel sobre su libro 'Plantas que nos ayudan', en el que hace un recorrido por algunos de los usos que se llevan haciendo desde la antigüedad


13 de enero de 2025 - 11:58 CET

Llevan ayudándonos desde la antigüedad, están presentes en nuestras despensas y ayudan a solucionar muchos problemas de salud. Le debemos mucho al uso medicinal de las plantas. La doctora en Bioquímica y Biología Molecular Rosa Porcel (@bioamara) lo tiene claro y ha querido plasmarlo en su libro Plantas que nos ayudan, donde enseña de qué manera la humanidad ha ido aprendiendo para qué sirven, y lo más importante, para lo que no sirven las plantas, hasta llegar a la actualidad, donde gracias a la ciencia hemos logrado avances extraordinarios. En este viaje por las páginas del libro, podremos descubrir aquellas que afectan al cerebro, que nos calman el dolor, que cicatrizan heridas, que regulan el ciclo menstrual o algunas incluso que sirven para sintetizar medicamentos frente al cáncer.

Incide en una idea clave: mucha de la información de este libro es fruto de milenios de conocimiento acumulado por pobladores de todas las partes del mundo. "Cuando no tienes un hospital a mano ni vídeos de TikTok para pasar el tiempo, te fijas en lo que te rodea y tratas de sacar el máximo partido para resolver tus problemas", comenta la autora. "Solo espero que cuando acabes de leer este libro veas las plantas de otra manera. La lechuga de tu ensalada, la amapola del campo o la adelfa de tu calle forman parte de un reino biológico al que le debemos estar donde estamos. ¿No es maravilloso?", apunta Porcel, con quien hemos tenido la ocasión de hablar. 

mujer poniendo miel en una infusión de plantas medicinales© Getty Images

Las plantas llevan siglos ayudándonos y las culturas ancestrales pronto se dieron cuenta de que podían aprovechar sus propiedades, ¿no es así?

Efectivamente. Las plantas han estado al alcance en todas las civilizaciones. No solo eran alimento, sino que han formado parte de rituales mágicos y religiosos como es el caso de la canela y la mirra, que se usaban en los embalsamamientos para mitigar el olor a descomposición y como perfumes, ya utilizados en el antiguo Egipto. Por supuesto, uno de los usos más importantes fue su empleo para tratar heridas y prevenir infecciones. A falta de antibióticos ni tratamientos médicos como disponemos hoy, la medicina en estas culturas se basaba en el uso de algunas plantas medicinales cuyos principios activos tenían algún efecto terapéutico. Lo curioso es que el uso de plantas con fines curativos también se ha observado en animales, que utilizan hojas o cortezas de algunas plantas para desparasitarse, tratarse heridas o inducir el parto como ocurre en los elefantes.  

Tanto es así, que muchos de los remedios que teníamos hace siglos, se siguen utilizando en la actualidad. ¿Algo bueno tendrán esos remedios, no cree?

Sobre esto habría que hacer matizaciones. Desde la Antigüedad el hombre ha ido descubriendo las propiedades de las plantas por el método de prueba y error, y el tiempo (y la selección natural) ha ido confirmando si de verdad tenía efecto o no para lo que se usaba. La ciencia ha evolucionado y la metodología, junto con las nuevas técnicas disponibles nos permiten confirmar científicamente si de verdad esos principios activos sirven para lo que siempre se ha pensado, si son efectivos pero para otra cosa o simplemente, no sirven para nada y ha sido una tradición lo que ha hecho que llegue a nuestros días. Uno de los ejemplos en los que el saber tradicional sobre una planta se ha convertido en un fármaco con el mismo uso que se le ha dado siempre lo hemos tomado todos: la aspirina. En el papiro de Ebers, uno de los tratados médicos y de farmacopea más antiguos conocidos, que data del año 1500 a.C, se reseña el uso de la corteza de sauce, que es la fuente original del ácido acetilsalicílico, como analgésico, antipirético y antiinflamatorio. Básicamente toda la vida se ha usado para lo mismo, aunque hoy sabemos que se emplea también como anticoagulante y se está observando un papel beneficioso frente a algún tipo de cáncer.  

Tomar una planta por sí misma no cura y no es nada recomendable hacerlo.

Rosa Porcel

¿Tiene la tradición un papel fundamental en el uso de las propiedades medicinales de las plantas?

Desde luego. Un científico observa el mundo que le rodea y culturalmente las plantas forman parte de nuestro acervo cultural. Esto sirve de inspiración para poder empezar a investigar. Eso sí, el método científico no se basa en la tradición, sino en causalidades y sus efectos utilizando tecnología y técnicas experimentales. Eso hace que unas veces el resultado coincida con el de la tradición y otras veces no, por mucho que nos cueste aceptarlo. Podemos creer en la tradición, pero la ciencia es algo que no se basa en creencias, sino en hechos comprobados. Por ejemplo, desde el punto de vista medicinal, el hipérico siempre se trató para la melancolía (entonces no existía el término depresión). Hoy se sabe que es una planta efectiva en el tratamiento de la depresión. 

 ¿Por qué piensa que no siempre se pone en valor la denominada biotecnología verde?

Encuentro básicamente tres razones. La primera es que el ser humano tiene un sesgo cognitivo llamado “ceguera a las plantas” que tiende a ignorar las plantas de su alrededor a pesar de ser seres vivos y absolutamente vitales para nosotros, ya que sin ellas no existiríamos. Ignoramos las plantas y la gran cantidad de beneficios que supone la biotecnología verde. Y esto me lleva a la segunda razón. Existe un miedo infundado a todo lo que suponga tecnología aplicada a la Agricultura, especialmente si hablamos de la modificación genética haciendo transgénicos o editando el genoma mediante CRISPR (menos conocido aún), cuando en ambos casos el proceso es completamente seguro y no supone riesgo ninguno.

Forman una parte importante de nuestra alimentación y las plantas sufren como nosotros las consecuencias del cambio climático. Es biotecnología verde o vegetal tratar de conseguir que los cultivos puedan tolerar la sequía, que sean más productivos o puedan resistir plagas y enfermedades que azotan nuestros campos. Incluso usamos las plantas para producir biocombustibles. Podemos mejorar la salud produciendo alimentos más sanos, etc. Las plantas tienen muchísimo que ofrecernos para hacernos la vida más fácil. Solo falta que la sociedad conozca los beneficios de la biotecnología verde para valorar las plantas. 

Y la tercera razón es que la biotecnología necesita mucha inversión, y la poca que hay se dirige a otras áreas tecnológicas obviando su importancia.

recipientes con plantas medicinales© Adobe Stock

¿Siguen siendo una herramienta fundamental en la creación y el desarrollo de nuevos fármacos?

Por supuesto. Son muchísimas las moléculas que se pueden extraer de plantas y el mundo vegetal es tan extenso que aún hay mucho por descubrir e investigar. Las plantas son seres vivos muy resilientes y precisamente porque están continuamente sometidas a todo tipo de amenazas (ya sea una radiación solar muy alta, calor, sequía o un herbívoro que se la quiere comer, o cualquier cosa que ponga en peligro su desarrollo) tienen un arsenal de compuestos químicos para defenderse. ¿Te suena la morfina? Se obtiene de una amapola. Otra molécula obtenida del tejo, el taxol, es hoy un tratamiento para varios tipos de cáncer. Algunos fármacos que forman parte de la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud tienen como principio activo una molécula de origen vegetal. 

Y, por otro lado, es importante mencionar el uso de plantas para desarrollar fármacos. Las usamos como biofactorías de moléculas de interés terapéutico.  Las plantas son los organismos mejor adaptados para producir de forma sostenible y eficiente compuestos de interés farmacológico, dado que son fácilmente cultivables y de las que podemos obtener un gran rendimiento. La planta más utilizada como biofactoría de medicamentos es Nicotiana benthamiana, una especie muy cercana a la del tabaco. Con esta planta hemos obtenido vacunas frente a la covid y la gripe o anticuerpos contra el ébola, entre otros fármacos. De hecho en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas donde yo trabajo, hay un grupo cuya línea de investigación se centra en esto. 

Las plantas son seres más complejos que el ser humano y existen mucho antes que nosotros. Si han sobrevivido a distintas extinciones será por algo, ¿no?

No es nada recomendable usar por nuestra cuenta una planta con fines medicinales

Rosa Porcel

¿Es cierto que el uso de plantas, en cualquier caso, no es inocuo?

Así es. Entraña un peligro. Una planta es un organismo complejo. Dentro de esa complejidad tiene moléculas que pueden ser beneficiosas junto con otras que son tóxicas para nosotros o los animales. Algunas de esas moléculas pueden causar irritación, alergias, problemas digestivos, daños en órganos internos e incluso la muerte. Es el caso de la adelfa, tan aparentemente inofensiva porque claro, la vemos en parques, jardines, medianas de carreteras… y sin embargo es extremadamente peligrosa y nos podría llegar a matar, dado que toda la planta es tóxica. Sería un buen consejo mantenerla alejada de niños y mascotas y manipularla con cuidado. 

Una planta cambia la composición y concentración de moléculas en función de muchas cosas: si está amenazada por un herbívoro, si está recibiendo mucha radiación solar, si está sufriendo una escasez de agua, etc. Si lo que queremos es utilizar una planta por sus propiedades terapéuticas debemos tener en cuenta qué moléculas serían interesantes, en qué parte de la planta se acumulan, en qué momento del día o del año, en qué dosis deberíamos tomarlo, la forma de administración, la biodisponibilidad, la seguridad (que no esté contaminado el suelo o el agua)… como ves, no es fácil conocer todo eso, así que no es nada recomendable usar por nuestra cuenta una planta con fines medicinales. No olvidemos que una planta silvestre, es una biofactoría de moléculas que no discrimina: unas pueden ser beneficiosas pero otras te pueden matar. 

¿Debemos usarlas siempre con una prescripción de un profesional para sacarles partido y evitar posibles interacciones, por ejemplo, con algunos medicamentos?

Sin duda. Ese es uno de los aspectos más importantes a la hora de tomar un producto de origen vegetal. Una de las plantas más utilizadas como puede ser el hipérico o hierba de San Juan, presenta una cantidad de interacciones enorme con otros medicamentos. Algunos medicamentos están basados en plantas y vemos en sus prospectos los efectos adversos y las interacciones. Si eso es así, ¿por qué no pensar lo mismo cuanto tratamos de sanarnos con una planta? Hay que desterrar la idea de que algo por ser natural es mejor y no causa problemas o interacciones con otros tratamientos. Esto es muy importante.

mujer haciendo un té de caléndula© Adobe Stock

El hecho de que una planta se haya utilizado toda la vida no significa que sea un remedio mágico ¿no es así?

Los remedios mágicos en Medicina no existen. Para la Medicina sólo un remedio es útil si funciona. No hay panaceas ni milagros. Precisamente la diferencia entre lo que avala la ciencia y muchos remedios tradicionales es que éstos últimos han gozado de un halo mágico, misterioso, religioso o basado en creencias, que no tiene una base científica, por mucho que vaya transmitiéndose de una generación a otra. Cuando un científico ve que algo puede funcionar establece una hipótesis que debe contrastar y esto es lo más opuesto a la magia.

¿Qué opina de que, en el caso de que sea factible, cultivemos nuestras propias plantas y hierbas medicinales en casa?

No es una idea que me emocione porque tiene matices, pero dependería de las condiciones y de la planta, por supuesto. Cada planta tiene sus propias necesidades de agua, luz y nutrientes y requiere cuidados, sin mencionar que puede sufrir infecciones por un virus, hongo o bacterias que tal vez no sabríamos identificar ni tratar. En general, te diría que, si el cultivo es en un balcón de una avenida con mucho tráfico en una gran ciudad, no lo recomendaría en absoluto. Si es en un ambiente saludable, lejos de la contaminación, con los cuidados adecuados que hagan de su consumo algo seguro, puede ser una actividad divertida y beneficiosa para la salud. Y en cualquier caso, estamos hablando de plantas aromáticas o de interés gastronómico. 

No es nada recomendable usar por nuestra cuenta una planta con fines medicinales

Rosa Porcel

¿Cuál es (o cuáles son), en su opinión, la estrella de las plantas, la que más beneficios ha aportado a lo largo de los años al hombre?

Es complicado contestar a esta pregunta, porque depende del contexto cultural o el momento histórico. Las plantas han aportado muchos beneficios a lo largo de la historia de la humanidad. Además de alimentarnos, nos han servido para vestirnos (algodón, lino, cáñamo, esparto), para calentarnos con la madera, para construir casas, para fabricar tintes, papel y hasta la precursora de la imprenta, la xilografía, que usaba tablillas de madera. Por poner sólo algunos ejemplos: la primera planta que se domesticó por el hombre fue el trigo y ha sido (y sigue siendo) un pilar básico para la alimentación. La pimienta, en la que una sola semilla era equiparable en su valor al oro y se contaba grano a grano, supuso los mayores avances de ingeniería naval de la Historia, posibilitó intercambios culturales y conocer nuevos mundos. Además, tiene un potencial farmacológico muy potente. Y por citar otra, si pensamos en un medicamento, uno de los más conocidos es la aspirina que se obtuvo del sauce, como ya he mencionado anteriormente, aunque hay plantas medicinales que se han usado desde hace miles de años. No podría quedarme con una sola planta, la verdad. 

¿Cuáles serían buenas inversiones en nuestro 'botiquín natural'?

Nuestro botiquín natural sería una alimentación saludable y eso significa que mayoritariamente debe contener frutas, verduras, cereales, legumbres y hortalizas. Estos alimentos son muy ricos desde el punto de vista nutricional y tienen propiedades que pueden ser muy interesantes para nuestra salud. No me gusta recomendar ninguna planta porque no soy médico ni nutricionista, pero sabemos de algunas que tienen moléculas muy beneficiosas para la salud como son el café, la canela (la variedad Ceilán), el jengibre y el brócoli, por poner algunos ejemplos. 

Plantas que nos ayudan

¿Cuáles piensa que son los errores más habituales que cometemos a la hora de usar plantas medicinales?

Destacaría varios. 

  • En primer lugar, pensar que por ser natural no puede hacernos daño.
  • Otro sería fiarnos de que como a una amiga “le ha funcionado”, a nosotros también. Cada persona es distinta y el efecto en una persona puede no ser el mismo en otra.
  • Y el tercer error es creer que porque una planta, en el mejor de los casos y aparentemente, tenga un compuesto beneficioso, esa molécula llegará a nuestro organismo en la cantidad suficiente para sernos útil (olvidándonos de qué dosis hay que tomar y de qué manera) y que la mayoría de las plantas tienen una toxicidad y unas interacciones

Pensemos en una especia de moda, la cúrcuma. Se están estudiando sus efectos positivos en la salud, aunque aún no hay una gran solidez acerca de sus beneficios. Sin embargo, sí que se han descrito efectos adversos como toxicidad hepática, aún mayor si se combina con la pimienta. Así que no debemos obviar que dentro de nosotros no hay un médico ni un farmacéutico, que son los profesionales que diagnostican los problemas de salud y las prescripciones de medicamentos valorando el coste-beneficio que tiene utilizar un remedio. Cualquier persona que trate de venderte hierbas para curarte te está estafando. Podemos tomarlas para pequeñas dolencias o malestares, pero no debemos olvidar que una planta no cura una enfermedad importante. Si no hay un tratamiento médico que lo consiga, ninguna planta lo hará. 

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