Hace muy poco, Paz Vega confesaba que lo estaba pasando mal, ya que sus hijos se hacen mayores. Brooke Shields también reconocía que le causaba dolor tener a sus hijos lejos de casa. Y es que es inevitable, llegada cierta edad, los hijos se marchan de casa para hacer su vida, tanto para salir a estudiar fuera como para emanciparse. Y los padres, generalmente, aceptan que esto debe ser así. Sin embargo, aunque no se cuestione que es el ciclo vital de la vida, este cambio sí puede afectar emocionalmente y causar lo que se conoce como síndrome del nido vacío. Esta condición puede agravarse cuando además coincide con la menopausia, un momento en el que la mujer experimenta un vaivén emocional a causa de las hormonas.
Para llevar la menopausia de manera saludable, señala que es fundamental gestionar adecuadamente los eventos vitales que cada mujer está viviendo, por ejemplo, la marcha de los hijos
¿Cómo afecta la menopausia a las emociones?
Cuando se piensa en la menopausia, los síntomas más conocidos suelen ser los sofocos, el insomnio, los cambios de humor, la irritabilidad, el aumento de peso, los problemas de concentración o la disminución del deseo sexual. Según María Bolaños, especialista en Psicología del Hospital Quirónsalud Marbella , “todos estos síntomas pueden estar relacionados con los cambios hormonales, pero también es importante considerar la influencia de factores emocionales”.
En el ámbito psicológico, María Bolaños subraya que la transición a esta nueva fase de la vida implica un proceso emocional. Para llevarlo de manera saludable, señala que es fundamental gestionar adecuadamente los eventos vitales que cada mujer está viviendo, por ejemplo, la marcha de los hijos, revisar las expectativas o creencias que se tienen sobre la menopausia y considerar el estilo de vida mantenido antes de esta etapa.
El síndrome del nido vacío y la menopausia
En la vida adulta se pasan por diferentes fases y el momento en que los hijos comienzan a dejar de vivir en el núcleo familiar, puede dar lugar al síndrome del nido vacío. “Se trata de un maremoto de sensaciones encontradas que se suceden en esta situación, ya que, por una parte, el hecho de que un hijo se independice es sinónimo de un desarrollo alcanzado como individuo, como resultado de una buena gestión llena de esfuerzos familiares y de días a días plagados de objetivos, mucho esfuerzo y trabajo por parte de todos”, explica la psicóloga Pilar Guerra Escudero (www.pilarguerra.es). ¿Y cómo sé si simplemente siento pena o si realmente estoy sufriendo el síndrome del nido vacío. La psicóloga Pilar Guerra identifica varios síntomas principales:
Cuando los hijos dejan el hogar se produce una pausa que puede traer consigo la sensación de que el tiempo ha pasado demasiado rápido
Sentimiento de soledad
Durante la crianza de los hijos, la rutina diaria exige un gran esfuerzo en la gestión de tareas como su cuidado, la organización de colegios, actividades extracurriculares, amistades y citas médicas. Este ritmo frenético a menudo deja poco espacio para reflexionar sobre nuestras propias emociones. Sin embargo, cuando los hijos dejan el hogar, se produce una pausa que puede traer consigo la sensación de que el tiempo ha pasado demasiado rápido, junto con el arrepentimiento por no haber disfrutado más plenamente de ciertos momentos.
Sentimiento de culpa
La partida de los hijos puede desencadenar una reflexión profunda sobre nuestras decisiones como padres, llevándonos a cuestionar qué hicimos bien y qué pudimos haber hecho mejor. Esto puede derivar en un ciclo de pensamientos negativos que agravan la tristeza y generan una autocrítica tóxica.
Sentimiento de vacío emocional
La ausencia física de los hijos puede ir acompañada de una sensación de vacío emocional. Aunque en una familia funcional los hijos simplemente cambian de lugar sin dejar de querer a sus padres, algunos experimentan esta situación como una pérdida de identidad personal, asociada a la idea de que “sin mi hijo, no puedo vivir”. Este sentimiento suele estar relacionado con un nivel elevado de sobreprotección durante la crianza.
Sentimiento de dependencia
En casos donde existe un fuerte apego emocional, la partida de un hijo puede vivirse con angustia y ansiedad, asemejándose a un duelo. Este proceso puede incluir diferentes fases. La de shock es una etapa inicial en la que resulta difícil aceptar la realidad, lo que puede generar un bloqueo tanto emocional como intelectual. Posteriormente, en la fase de negación, las personas tienden a evitar enfrentarse a la situación, ya sea mediante la falta de diálogo interno o externo sobre el tema. A esto le sigue la fase de depresión, en la que la partida del hijo se interpreta como una pérdida definitiva en lugar de una transición natural. Finalmente, se llega a la fase de aceptación, en la que, de casi de manera autómata, este tipo de padres dependientes emocionales no tienen otra opción de aceptar. Si es que lo aceptan.
Hay que recordar que los hijos no se han ido para siempre, sino que han empezado una nueva etapa en sus vidas
Claves para afrontar el síndrome del nido vacío en la menopausia
Aunque la combinación del síndrome del nido vacío y la menopausia puede resultar a menudo muy difícil de llevar, hay estrategia que pueden ayudarte a gestionar esta transición con mayor serenidad y equilibrio emocional.
- Reconoce tus emociones: permítete sentir tristeza o nostalgia, pero no te quedes atrapada en ellas. Hablar con amigas, familiares o un terapeuta puede ayudarte a procesar estas emociones.
- Reestructura tu tiempo: redescubre pasiones o actividades que te entusiasmen. Retomar un hobby, aprender algo nuevo o dedicar tiempo al autocuidado pueden ayudarte a sentirte realizada y conectar contigo misma.
- Cuida tu salud física y mental: la menopausia es un momento crucial para priorizar tu bienestar. Una dieta equilibrada, ejercicio regular y técnicas de relajación como la meditación o el yoga pueden ayudar a estabilizar tu estado de ánimo.
- Fomenta la independencia emocional: recuerda que tus hijos no se han ido para siempre; han comenzado una nueva etapa de sus vidas. Aceptar que ellos también necesitan su espacio te ayudará a desarrollar una relación sana y equilibrada.
- Refuerza tu red de apoyo: rodéate de personas con las que puedas compartir experiencias y emociones. Los grupos de apoyo para mujeres en la menopausia o en situación de nido vacío pueden ayudarte.
Además, Pilar Guerra nos da otros tips que pueden sernos de utilidad. Por ejemplo, poner en práctica el “pesimismo defensivo”, es decir, anticiparse, ya que puede ser una herramienta útil para afrontar la partida de los hijos, puesto que prepararse ayuda a mitigar emociones como tristeza, vacío o soledad. También es fundamental aprender a gestionar el miedo, evitando que un temor moderado se convierta en terror, y dar libertad a los hijos desde pequeños, fomentando su independencia y autonomía, lo que les permite desarrollarse emocional e intelectualmente.
Además, es esencial reconocer que los hijos son individuos únicos, no una proyección de nosotros, y priorizarlos sin acapararlos, comprendiendo que su marcha es parte del curso natural de la vida. Los padres deben reforzar su propia identidad e independencia, recordando que también son personas más allá de su rol parental, para evitar relaciones de dependencia que intensifiquen el vacío emocional. A su vez, deben ser un referente saludable y crear un entorno donde sus hijos puedan irse sin culpa ni drama. Por último, es importante ponerse en su lugar, reflexionando sobre cómo nuestros propios padres afrontaron nuestra partida, para no repetir patrones inadecuados y facilitar la salud mental de toda la familia.