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mujer preocupada en la cocina, con una amiga© Getty Images

¿Has pensado que tú puedes ser tu peor enemiga? Herramientas para mejorar tu bienestar emocional

Consejos para lidiar con los pensamientos negativos recurrentes con los que todos convivimos en mayor o menor medida


8 de enero de 2025 - 7:00 CET

¿Has pensado alguna vez que en ocasiones tú mismo puedes ser tu peor enemigo? Es lo que sucede cuando la persona tóxica es tu propia mente, eres tú. Eso lo que hace es que puedas llegar a menospreciarte cada día, a incidir en tus defectos, a no hablarte bien, a desanimarte cuanto te planteas un sueño. Entras en una rueda de una especie de autoboicot que no es sano. Y lo peor de todo es que, al ser tú, no puedes deshacerte de esa persona nunca. Sobre todo ello reflexiona el coach personal Juan Carlos Carrasco en su libro Cuando la persona tóxica eres tú, donde aborda cómo debemos lidiar con esos pensamientos negativos recurrentes con los que todos convivimos en mayor o menor medida. Así, el autor trata de dar herramientas mejorar nuestras relaciones y nuestro bienestar emocional a través de la autorreflexión y el cambio positivo.

Hablamos mucho de las personas tóxicas, pero ¿es una tarea compleja detectar, como cita el título de su libro, que la persona tóxica eres tú mismo?

En principio, no debería serlo, pero el hecho de que reaccionemos con sorpresa ante el título es una prueba de que ni siquiera nos lo planteamos. No solemos considerar que podamos ser nocivos para otros o para nosotros mismos. Cuando notamos desagrado, malestar o que algo no funciona bien, lo atribuimos a factores externos o, a lo sumo, a que "hay algo en nosotros que no está del todo bien".

Sin embargo, la mayoría de las personas no llega a plantearse que la fuente de sus problemas y limitaciones podría ser el hecho de creer las mentiras que su propia mente les cuenta. Esto nos impide ver con claridad nuestras propias actitudes y comportamientos que generan conflicto, tanto en nosotros como en los demás.

¿Piensa que todos podemos llegar a ser tóxicos en algún momento?

No debemos confundir ser tóxicos con ser culpables. Más bien todos somos víctimas de nuestros propios pensamientos en algún momento de nuestras vidas, y eso es algo común y perfectamente normal. Lo que sucede es que, en un mundo como el actual, lleno de autoexigencia, individualismo y competitividad, esta dinámica se convierte en una constante con facilidad.

El verdadero peligro radica en que este proceso puede llegar a enfermarnos. Por eso es importante estar atentos a cómo nos hablamos a nosotros mismos. No es lo mismo decirse que "todo va a ir bien" que repetir como un mantra que "todo va a ir mal". Nuestro diálogo interno es un factor determinante en nuestra calidad de vida, para bien o para mal. 

¿Qué señales nos pueden alertar de ello?

Una autoestima que no está en su punto óptimo, un bloqueo emocional o ese malestar que no logramos identificar tienen algo en común: suelen estar acompañados por un diálogo interno negativo y limitante. Puede que no sea la única causa, pero casi siempre está presente, alimentando dudas y minando nuestra seguridad con una sutileza tan imperceptible que no nos damos cuenta.

Algunos de mis clientes, a pesar de tener estudios y ocupar puestos importantes, se bloquean cuando surge una gran oportunidad laboral. Perciben las oportunidades como fruto de la suerte, no como un reconocimiento merecido a su esfuerzo. Este patrón tiene una raíz lógica: nuestra mente intenta ayudarnos a sobrevivir haciendo que dudemos sobre las opciones para evitar errores. Es algo normal e incluso deseable.

El problema aparece cuando confundimos esos miedos con certezas. El miedo está ahí para avisarnos, para que tengamos cuidado, no para que evitemos actuar. Si mi diálogo interno es predominantemente negativo y yo le doy crédito, acabaré paralizándome y privándome de dar cualquier paso que me haga avanzar. Lo mismo ocurre si soy muy autoexigente o perfeccionista: la probabilidad de que no me esté tratando bien a mí mismo es altísima. Tenemos que aprender a identificar ese diálogo interno y ver si lo estamos utilizando a nuestro favor o en contra nuestra.

mujer seria mirando por la ventana© Getty Images

¿Somos, en ocasiones, nuestros peores enemigos?

Lo somos, de eso trata el libro: de observar la posibilidad de que quizá no nos estemos tratando tan bien como pensamos. Es una invitación a dejar de esconder bajo la alfombra aquello que no entendemos o no sabemos gestionar. Nos anima a tomar el control donde realmente podemos hacerlo: en nosotros mismos.

Cuando mejoramos nuestra relación con nosotros mismos, nuestra percepción del entorno y nuestra autoimagen también mejoran. Esto nos permite disfrutar de una mejor calidad de vida. Creo que merece mucho la pena considerar que podríamos estar saboteándonos sin darnos cuenta.

Algunas personas se sienten ofendidas al leer el título del libro. Suelen ser quienes tienen las convicciones más erróneas sobre sí mismos. A ellas les diría que esto no es un ataque, sino una invitación a reflexionar y crecer, para llegar a ser aún mejores de lo que ya son.

¿Por qué nos dejamos llevar, en no pocas ocasiones, por los pensamientos negativos?

Por nuestro ideal de cómo deberíamos ser y de cómo tendría que ser nuestra vida y las cosas que nos suceden. Normalmente no va a coincidir y puede ser fuente de un diálogo interno negativo. Por otra parte, curiosamente porque queremos ser felices y hacer las cosas bien.

Esa búsqueda de perfección puede llevarnos a caer en una trampa invisible que nos tendemos a nosotros mismos, sin siquiera darnos cuenta. La mente, queriendo ayudarnos, nos hace dudar para que reflexionemos, pero si en ese proceso nos creemos todo lo que pensamos, terminamos atrapados en un ciclo de pensamientos limitantes.

¿Es especialmente complicado salir de esa rueda de pensamientos que no nos hacen bien?

No lo es si somos conscientes y nos ponemos manos a la obra. Para ello comparto la fórmula en el libro y sugiero unos ejercicios como apoyo. Pero si no somos conscientes, es como estar atrapados en una rueda de molino. Por muchos esfuerzos que haga con toda mi buena voluntad, por mucho que busque la mejor agua al que tenga acceso e incluso la filtre, mientras siga bebiendo en un vaso de plomo seguiré envenenándome sin saberlo hasta que no sepa que es un material tóxico para mi salud.

¿Deberíamos ponernos como tarea, en general, mejorar nuestro autoconocimiento?

El autoconocimiento debe ser una actitud ante la vida, entendiendo que nunca vamos a completar el proceso porque estamos en evolución constante. Lo importante es saber en qué consisto, qué me importa, cuáles son mis virtudes y limitaciones y hacia dónde quiero que vayan las cosas. Si no sé quién soy, es improbable que me aplique lo que realmente me conviene. Esto deberían enseñárnoslo desde muy temprano, pero nos adiestran para competir, atravesando un embudo que deja pocas opciones para conocerse de verdad. ¿Cuántas personas has conocido que estudian o han estudiado una carrera sin saber por qué están ahí? El autoconocimiento te centra más en lo que tú quieres y menos en lo que los demás esperan de ti. ¿Deberíamos ponernos como tarea mejorar ese aspecto? Sin duda, sí.

Cuando estamos inmersos en ese proceso de autoconocimiento, podemos darnos de golpe con aspectos que no nos gustan de nosotros mismos, ¿cómo podemos gestionar esa situación?

Es algo que se dice mucho, todo el mundo tiene miedo a mirar debajo de su alfombra. Yo no me preocuparía por eso. Normalmente ya sabemos lo que hay debajo y escapamos de afrontarlo porque nos da miedo. Pero no es tanto lo que tememos, sino cómo nos hablamos al respecto. Nuestra voz crítica interna nos va a poner en lo peor, por eso casi nadie se atreve a mirar; preferimos la incomodidad y el autoengaño antes que afrontar lo que encontraremos. No es una situación idónea, pero es la que conocemos y nos da una sensación de seguridad. Las personas que participan en mis mentorías descubren que tienen un montón de cosas positivas dentro de ellas, talentos de todo tipo, habilidades que no se paran a valorar y que hacen sombra a los supuestos aspectos negativos de ellas mismas. La mayoría de las veces, nuestros defectos no son tales, son un reflejo negativo del espejo de lo que creemos que deberíamos ser.

Cuando la persona tóxica eres tú© Aguilar

Y una vez que nos damos cuenta de esta situación, toca ponerse manos a la obra. ¿Qué debemos hacer para tratar de revertir esta situación?

Tomar acción y dejar de repetir patrones adquiridos o impuestos. Toca hacer algo diferente, revisando cada aspecto de nuestras vidas: el ámbito laboral, las relaciones personales, círculos de amistad, familia, hábitos y cómo te relacionas contigo a nivel interno. Podemos decidirlo, pero puede ser un laberinto si no lo hacemos con una dirección y propósito claros, secuenciales y asequibles. Tiene que desaparecer la autoexigencia, ya que podemos vivirlo como una responsabilidad que, además, es muy complicada. Subirnos a un coche sin volante no nos va a llevar a ningún lado, y nuestra voz interna tomará el control, haciéndonos sentir culpa. Nos dirá que nunca vamos a cambiar ni conseguir nuestro objetivo. Para facilitar dicho propósito, en el libro comparto un método que, paso a paso y de forma muy sana, hace posible que lo logremos. El único requisito es voluntad.

¿Cómo puede ayudarnos el método VEGA? ¿Cuáles son sus claves?

El método nos ayudará a transformarnos. Hasta qué punto dependerá de la voluntad e implicación de cada persona. A través de él, vamos a comenzar a tener un diálogo interno positivo que nos permitirá vivir de manera más confortable. Los acontecimientos no se pueden cambiar, pero sí nuestro modo de interpretarlos. El método trabaja en que desarrollemos un cambio de perspectiva, transformando nuestra realidad hacia un plano más objetivo y autovalidante. Para conseguirlo, trabajaremos sobre cuatro claves: nuestra voz crítica interna, la forma en que descansamos, fomentando el pensamiento positivo a través de la gratitud, y rompiendo convicciones limitantes mediante ejercicios de escritura que fomentarán nuestro autoconocimiento.

¿A quién va dirigido especialmente su libro?

A toda persona dispuesta a mirar hacia dentro y considerar la posibilidad de que esté siendo tóxica para sí misma, buscando extraer todo su potencial de una manera amable, sencilla e irreversible. Está dirigido a quienes desean mejorar su calidad de vida.

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