Skip to main contentSkip to footer
chica seria mirando ventana© Getty Images

Psicología

¿Te paralizas por miedo al rechazo? Puede que sufras RSD: te contamos qué es y sus síntomas

Es común, pero puede llegar a bloquear tus acciones e incluso a provocar malestar físico. Te contamos en qué consiste y cómo puedes ponerle remedio. 


4 de enero de 2025 - 16:38 CET

Puede ser en mayor o menor medida, pero un rechazo siempre molesta. Especialmente cuando empeñamos todos nuestros esfuerzos y expectativas en que algo suceda. Buscamos, aunque a veces pensemos que no, un propósito, y de repente nos encontramos con que no podemos o no nos permiten conseguirlo. 

chica pensando© Getty Images

Hay quienes parecen pasar de largo ante una negativa, pero lo cierto es que, esta experiencia de ser negado, excluido o no aceptado por alguien o algo, genera malestar en la mayoría, e incluso hay personas a las que les puede llegar a hacer mucho daño. 

Ya sea recibiendo "no" directo, mediante la falta de atención o reciprocidad, o incluso tan solo teniendo la percepción de haber sido rechazado (aunque se trate tan sólo de una sensación) esta respuesta puede provocarnos un desajuste emocional grande que va mucho más allá de una mala experiencia. 

Tanto es así que esta respuesta psicológica ya ha tomado nombre: disforia de sensibilidad al rechazo o RSD.

Las personas con RDS se sienten mucho más vulnerables ante el rechazo. De hecho, tan solo pensar en la idea ya puede provocarles síntomas que les llevan a evitar ciertas situaciones o a sentirse muy mal por adelantado. Y, teniendo en cuenta todas las tipologías de rechazo que podemos sentir, es habitual que tengan que enfrentarse a esta situación con frecuencia.

chica escaleras instituto© Getty Images/Maskot

¿Qué tipos de rechazo podemos sentir?

El rechazo personal es uno de los que más daño nos generan. Tiene que ver con las relaciones emocionales o románticas, y en él, normalmente se produce el desinterés de una pareja o un amigo. Por otro lado, el rechazo social, las exclusiones a alguien de un grupo o comunidad,  también es otro de los que más malestar generan. 

Hay quién da gran relevancia al laboral o profesional, donde alguien queda fuera de una convocatoria para un empleo, proyecto o colaboración. Y, es que este último, se vincula mucho con el rechazo creativo o intelectual, que es el que aparece cuando una idea o propuesta es desestimada. Además, evidente resulta decir que existe un rechazo cultural o sistémico donde determinados aspectos, como la etnia, el género, o la religión, pueden ser motivo de discriminación. 

entrevista trabajo© Getty Images

Cómo saber si tenemos sensibilidad al rechazo

Si eres de los que temen ser rechazado, puede que te interese saber los síntomas del RDS. Aunque generalmente está relacionado con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), no siempre debe estar vinculado a este trastorno, sino que muchas veces se produce, como su propio nombre indica, en persona con hipersensibilidad también. Para identificarlo, resulta esencial pasar por terapia y que sea diagnosticado por un experto en salud mental. Sin embargo, hay algunas pautas que pueden indicar la posibilidad de que lo padezcas.

Las personas que responden al rechazo pueden experimentar una combinación de emociones y comportamientos intensos que después les avergüenzan, como enfados aparentemente sin sentido, cambios de humor bruscos o actitudes exageradas. 

Se tratan de respuestas que guardan tras de sí una explicación psicológica que a menudo responde a muchos de los trastornos emocionales que sufrimos: la baja autoestima. Y aún hay más, pues también puede ser consecuencia de sentirnos saturados, con ansiedad o demasiado estrés.

pareja hablando© Getty Images

Es común confundir el RSD con el trastorno bipolar, sin embargo, y aunque guardan rasgos en común, no son lo mismo. El RSD puede superarse mediante la gestión emocional. De hecho, hay otros patrones propios de quiénes lo sufren que trabajándolos llegan a superarse, como el de tener las expectativas muy altas sobre uno mismo.

Estar siempre a la defensiva por miedo a encontrarse con una negativa puede ser otro indicador de esta sensibilidad al rechazo. 

El temor a decepcionar o ser criticados por los demás, nos lleva a defendernos por adelantado de un ‘no’ que puede que nunca llegue. 

En casos más extremos, el RSD puede ir más allá. Ese estado constante de alerta provoca una rumiación constante que puede llegar a manifestarse en dolor físico. Teniendo en cuenta todos estos factores, queda claro que, ante la duda de padecerlo, debemos acudir a un experto para detectar si lo padecemos.

chica mirando telefono© Getty Images

¿Es malo el miedo al rechazo?

El rechazo puede ser muy doloroso, pero al mismo tiempo también nos permite aprender y crecer, buscar oportunidades más alineadas con nuestras metas y valores e identificar por dónde podemos ir. En líneas generales, el rechazo no tiene porqué asustar, simplemente es algo que gestionado con las herramientas adecuadas puede ayudarnos positivamente en la vida. En cambio, a la sensibilidad al rechazo (que no es lo mismo) sí que debemos prestarle especial atención.

Qué hacer ante el miedo al rechazo

Más allá de las pautas que cada psicólogo dictamine para cada caso, hay algunas que podemos ir adquiriendo. Podemos apuntar todo lo que nos genere esta sensación en una libreta y pensar si se trata de simple vergüenza, miedo a sentirnos excluidos, o incluso, miedo a lo que sentiremos después de sentirnos excluidos.

chicas riendo© Getty Images

Los expertos también recomiendan cuidarse a uno mismo, por dentro y por fuera. Cuánto más nos cuidemos, mejor nos sentiremos con nosotros mismos por lo que, consecuentemente, más confianza obtendremos para llevar a cabo cualquier acción, así como más escudos lograremos si recibimos una respuesta que no esperábamos.

Padecer RSD puede ser realmente tedioso. Más allá del sufrimiento que nos genera, también resulta un impedimento para dar rienda suelta a lo que queremos hacer. 

El miedo a quedarnos fuera de algo o de alguien nos empuja a, ni siquiera, intentar estar incluidos. No hay duda de que, en estos casos, lo mejor que podemos hacer es recurrir a un experto en salud mental que, de manera personalizada, nos ayude a obtener las herramientas necesarias para poder vivir sin estos obstáculos, a menudo autoimpuestos. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.