En estas fechas del año, cuando afrontamos ya la cuenta atrás para cerrar el año y apenas queda una semana para despedir 2024, quien más quien menos comienza a echar la vista atrás y a hacer balance de estos 12 meses. ¿En qué hemos fallado? ¿Qué ha sido lo más positivo? Lo primero que nos planteamos es si el hecho de plantearse hacer balance puede tener tanto ventajas como desventajas. Tal y como nos explica Rodrigo Gurrea Córdova, psicólogo del Instituto de Interacción y Dinámica Personal (www.institutodeinteraccion.es), si lo realizamos de una manera sana puede ser algo muy positivo. “Las ventajas que tiene es que puede fomentar nuestro autoconocimiento y nuestro crecimiento personal. Nos puede ayudar a identificar logros, áreas de mejora, nos ayuda también a conocernos y a entendernos mejor”, apunta. Así, en su opinión, si hacemos una buena reflexión podemos entender mejor nuestros comportamientos, los patrones que seguimos, qué nos ayuda y qué no a lograr nuestros objetivos. Y sobre todo, nos puede ayudar a establecer prioridades y metas para un futuro.
Mientras, en el otro extremo están las posibles desventajas. “Si somos demasiado rígidos, por así decirlo, podemos generar una crítica excesiva, lo que nos genera estrés y ansiedad. Y por otro lado, debido a esa rigidez, también nos podemos quedar sin recursos para avanzar y movernos hacia el futuro”, puntualiza el experto, que matiza que esto siempre tiene que ver mucho con expectativas falsas, demasiado grandes que no podemos cumplir o cuando buscamos el perfeccionismo.
Hacer balance puede fomentar nuestro autoconocimiento y nuestro crecimiento personal
Aprender de las lecciones del año pasado
Cuando hacemos balance, una de las partes positivas es que podemos aprender de las lecciones del año pasado. Así, el psicólogo nos cuenta que los aspectos positivos que encontramos al hacer balance nos muestran nuestras fortalezas, nuestras capacidades. “Mientras, lo negativo se nos puede mostrar más bien como un desafío y nos ofrece áreas de oportunidad para mejorar y crecer. Lo importante es poder ser objetivos para poder desarrollar resiliencia y poder tener la capacidad de la inteligencia para ver en qué hemos fallado y cómo podemos cambiar aquello que nos incomoda”, apunta.
¿Cuáles deberían ser las claves al hacer ese balance?
Para sacar provecho a este balance, el experto nos explica que lo primero que deberíamos hacer es intentar ver las situaciones desde una perspectiva imparcial, pudiendo ser amables con nosotros mismos al evaluar todas nuestras experiencias del año, considerando aspectos positivos, áreas de mejora.
Y también es importante que podamos ser claros con lo que necesitamos para poder identificar qué pasos necesitamos para poder aplicar todo lo que aprendimos en el año y también para saber qué es lo que realmente necesitamos. “Creo que cuando hacemos un balance, tenemos que tener muy claro cuál va a ser nuestro objetivo sin pasarnos. Tenemos que tener expectativas muy claras y que puedan ser cumplidas también. Esto es muy importante”, nos explica Gurrea.
¿Qué preguntas deberíamos plantearnos al hacer balance?
Le preguntamos al experto por cuáles son las preguntas que cree que deberíamos plantearnos cuando nos proponemos hacer balance. Y el psicólogo nos las resume en las siguientes:
- ¿Cuáles han sido los logros significativos del año?
- ¿Qué tipos de desafíos enfrenté y cómo los manejé?
- ¿Qué aprendí sobre mi persona?
- ¿Qué me gustaría hacer de manera diferente el próximo año?
“Sobre todo, hay que tener muy claro a qué le voy a dar prioridad en el futuro”, nos detalla.
Tenemos que tener expectativas muy claras y que puedan ser cumplidas
¿Cómo deberíamos gestionar errores y momentos malos?
En ese recorrido, nos encontramos, obviamente con errores y momentos malos, que pueden causarnos desánimo, ¿cómo deberíamos gestionarlos? En opinión del experto, lo más importante para gestionar errores y momentos malos es reconocer. “Reconocer que los errores son parte de un proceso. Que todos nos equivocamos y está bien equivocarse, porque cuando uno se equivoca teniendo un objetivo claro, esto nos ayuda a que se vuelva una reflexión y un aprendizaje. Entonces, simplemente hay que analizar qué salió mal y por qué, pero no juzgarse. Esto es importante”, detalla.
Además, también es importante ser compasivo con uno mismo, lo que implica saberse limitado, saber que podemos tener errores y practicar el perdón con uno mismo para poder liberarnos de cualquier peso emocional.
¿Con qué actitud debemos afrontar el balance?
¿Cuál debería ser nuestra actitud al enfrentar este balance anual? Para Rodrigo Gurrea, nuestra actitud debe ser abierta, curiosa, amigable. “Abordar un balance con un espíritu de aprendizaje continuo donde podamos vivir sin miedo al juicio propio facilita que este crecimiento y que este desarrollo se dé de manera genuina y agradable. Yo creo que lo principal es no generar expectativas falsas o demasiado rígidas, donde el balance se vuelva una fuente de estrés o angustia”, apunta.
Hay que reconocer que los errores son parte de un proceso. Que todos nos equivocamos y está bien equivocarse
Afrontar mejor el 2025
De lo que no hay duda es de que un balance que está bien realizado nos podría proporcionar una hoja de ruta para el nuevo año y nos puede ayudar a establecer metas realistas y alcanzables, sobre todo que estén basadas en nuestros gustos, nuestras creencias, nuestra forma de vivir. Así, nos podremos poner metas que sean alcanzables y podremos lograr el éxito con este balance.
Hacer listas de propósitos
Para finalizar, otra de las dudas que nos surge es si es útil realizar listas de propósito o son tiempo perdido, pues suelen quedarse en el papel. “Yo creo que son útiles siempre y cuando las abordemos de manera correcta. Es decir, cuando establezcamos metas claras y específicas. Por un lado, asegurarnos de que son alcanzables estas metas. Además, durante el mismo año, ir viendo cómo va el proceso y reevaluar también y poder cambiar durante la marcha”, sugiere.
Algo que nos puede ayudar mucho en opinión del psicólogo es ser flexibles, estar dispuestos a ajustar las metas y cambiar lo que sea necesario. “En resumen, es útil siempre y cuando podamos ser sinceros con nosotros mismos, al mismo tiempo que nos proponemos cosas que sean alcanzables y realistas, porque si no, nos pueden llevar a que sea totalmente lo contrario, que sea una fuente de angustia y de estrés”, concluye.