Si has dado un paseo por las calles de las principales ciudades españolas, seguro que has podido comprobar cómo proliferan las colas en las administraciones de lotería de cara al sorteo de Navidad del próximo 22 de diciembre. Son muchas las personas que apuran comprando los últimos décimos, con la esperanza de conseguir ese pellizco de dinero que tan bien viene para cerrar el año. De hecho, según los datos de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), se espera que cada español gaste 73,84€ este año, frente a los 71,67€ del año anterior. Comprar décimos de lotería está justificado bajo el paraguas del denominado gasto social y, además, nos hace sentir bien y nos envuelve en ilusión, esperanza y alegría colectiva.
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Pero, tal y como explican los especialistas de Grupo Top Doctors, hay otros motivos desde el punto de vista psicológico que nos hacen comprar décimos de lotería de manera compulsiva: la ansiedad anticipatoria y el pensamiento mágico son las principales causas.
“Jugamos a la lotería en Navidad porque la ilusión es el motor que mueve el mundo, aunque también por tradición. Y es que la lotería forma parte ya de la estampa navideña al mismo nivel que los polvorones o los langostinos, y, quizás en última instancia, porque el juego se vincula a la obtención de placer inmediato, libera dopamina y a corto plazo nos da un subidón. Es decir, que los motivos son siempre emocionales, poco racionales, porque desde un punto de vista racional y de probabilidades, no jugaríamos nunca”, explica Irene Giménez, especialista en Psicología en el Institut Dra. Natalia Ribé y miembro de Grupo Top Doctors.
“¿Y si toca?”. Podríamos decir que es la coletilla que más repite la sociedad durante estas fechas
Razones que nos llevan a comprar lotería
Tal y como detallan los expertos, no podemos perder de vista ese momento en el que aparece la superstición como forma de intentar controlar e influir en el devenir de los acontecimientos. Y es que quién no ha tenido los siguientes pensamientos: “Cómo no voy a coger el décimo del trabajo… y si les toca a mis compañeros de gimnasio… y si toca el número que jugaba siempre mi padre…”. Prácticamente todo el mundo se ha planteado alguna vez estas cuestiones a la hora de comprar lotería de Navidad.
“¿Y si toca?”. Podríamos decir que es la coletilla que más repite la sociedad durante estas fechas, y lo hace con más frecuencia conforme se acerca el 22 de diciembre. Además, ese pensamiento también puede clasificarse como un factor clave a la hora de jugar más porque da respuesta a lo que la experta Irene Giménez denomina “ansiedad anticipatoria”, es decir, por el miedo a algo que no existe o que no va a ocurrir.
En torno a esta idea el Dr. Sergio Oliveros Calvo, especialista en Psiquiatría y miembro de Grupo Top Doctors comenta que, “una extensa e influyente área de nuestro cerebro sigue basada en el pensamiento mágico (creencias, supersticiones, sesgos cognitivos, etc.). Hoy disponemos de otras loterías que ofrecen premios mucho más cuantiosos y, sin embargo, carecen de los rituales y los efectos sociales que provoca la lotería navideña. En torno a este sorteo existen mil supersticiones que nos presionan para jugar. En primer lugar, la Navidad es un periodo de reunión y, con frecuencia, de júbilo. Ese ‘premio gordo’ se toma como otro ‘regalo de Navidad’, que encaja a la perfección con estos sentimientos. Por esa misma razón, es característico que los décimos se compartan entre familiares, compañeros de trabajo o amigos, por la creencia mágica de que eso incrementa la probabilidad de éxito. La creencia sostiene que si un miembro no participa en el sorteo provoca que a los demás del grupo no les toque y presionan para obtener la conformidad social del díscolo”. Con lo cual, otro de los factores que incita al juego del Sorteo Extraordinario del 22 de diciembre es por no saber negarse al grupo.
Es característico que los décimos se compartan entre familiares, compañeros de trabajo o amigos, por la creencia mágica de que eso incrementa la probabilidad de éxito
Personas vulnerables
Pero no podemos perder de vista que hay personas más vulnerables, como podría ser el caso de los enfermos de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), son más susceptibles de sufrir crisis según se acerca el día, ya que esos pensamientos supersticiosos se agudizan. “Tienen muy presente el denominado ‘pensamiento mágico’, es decir, la idea reiterada de convertir lo posible en lo probable”, afirma la psicóloga clínica Silvia García Graullera, miembro de Top Doctors.
También las personas que sufren trastorno bipolar deben tener especial cuidado durante las fases de euforia y exaltación. “Si el periodo navideño coincide con momentos de positivismo pueden llevar a cabo un gasto descontrolado en lotería, ya que pueden llegar a estar convencidos de que conocen el método infalible para que les toque la lotería”, afirma la psicóloga García. Asimismo, supone un periodo en el que se produce un porcentaje elevado de recaídas de pacientes con adicción al juego.
El perfil del jugador de Lotería de Navidad
Pensamos en lotería, en apuestas, en juegos de azar, y no podemos perder de vista un problema de salud mental importante: la ludopatía. Cada año, aumenta en España el número de personas diagnosticadas de este problema de adicción que, según datos diferentes fuentes afecta al 1% de la población española. Sin embargo, el mayor problema de este trastorno es que muchas personas que sufren de adicción al juego no están diagnosticadas.
Pero lo cierto es que, paradójicamente, el perfil de los jugadores de la Lotería de Navidad en general difiere mucho de tener problemas de ludopatía, a pesar de que el número de décimos que adquiera para el sorteo sea elevado. “El ludópata busca situaciones con mayor ratio riesgo percibido/beneficio y en las que él pueda tener algún control; el jugador de Navidad busca, en cambio, la conformidad social, la cohesión con el grupo y su adhesión a costumbres arraigadas”, afirma el Dr. Sergio Oliveros Calvo.
“Sin embargo, cabe destacar que las conductas ludopáticas han aumentado mucho entre los jóvenes y los adolescentes en los últimos años y, de acuerdo con percepciones que aún no se pueden sustentar con cifras, también han incrementado su participación en la lotería de Navidad. El incremento de las conductas tribales entre jóvenes puede favorecer su mayor participación en este sorteo. En nuestro entorno social, se ha incrementado la presencia de personalidades inmaduras alejadas del esfuerzo. Este subgrupo social cuenta con una necesidad de gratificar automáticamente sus necesidades y buscan la realización alucinatoria de su omnipotencia”, comenta Oliveros.
Las conductas ludopáticas han aumentado mucho entre los jóvenes y los adolescentes
¿Qué pasa después del 22 de diciembre?
Los niños de San Ildefonso comienzan con su particular soniquete cada mañana del 22 de diciembre y quien más quien menos espera que se cante el Premio Gordo. ‘4 milloneeees de eeeuroooos’. Por fin sale. ¿Cómo se afronta ese momento desde el punto de vista psicológico? “Los ganadores se ven envueltos por una sensación de satisfacción, euforia y alegría, las cuales se van haciendo más profundas a los 3 días del sorteo, cuando comienza a salir de un estado de desrealización. Es recomendable que no difundan el resultado, y sigan durante un tiempo su vida personal y profesional tal y como era hasta el momento”, explica el psicólogo Héctor Galván, miembro de Top Doctors. “Asimismo, es importante no confundir la ilusión con intuición o premonición, ni depositar en la posibilidad de que nos toque la lotería la solución a todos nuestros problemas y la motivación de nuestra vida, porque si no aparecerán sentimientos de frustración, arrepentimiento e incluso ansiedad por no haber resultado premiados”, añade.
Por su parte, la psicóloga Irene Giménez comenta que se debe ser agradecido por las cosas que se van a poder hacer a partir de ahora y darse margen para tener una adaptación a esa nueva realidad. Los ganadores se ven envueltos por una sensación de satisfacción, euforia y alegría, las cuales se van haciendo más profundas a los 3 días del sorteo, cuando comienza a salir de un estado de desrealización. Es recomendable que no difundan el resultado, y sigan durante un tiempo su vida personal y profesional, tal y como era hasta el momento.
¿Y si no se gana? No hemos tenido suerte, lo que le suele pasar, y el dicho pasa a ser ‘por lo menos tenemos salud’. “Si no se gana bajamos del globo y volvemos al pensamiento racional de ‘era poco probable’. Pero mucha gente sigue aferrada a la creencia y justifica el fracaso porque ‘no era un buen número’, ‘no los compramos todos’, etc. Además, conectamos de nuevo con los valores esenciales, y es por ello por lo que el 22 de diciembre también se denomina “el día de la salud”, comenta Irene Giménez.