Una vez más es un personaje célebre el que habla de una enfermedad para que todos tomemos consciencia. Esta vez ha sido Jamie Foxx quién nos ha hablado de un problema de salud que sufrió en 2023 y por el que no recuerda 20 días de su existencia. El actor estuvo en una situación tan crítica que, incluso, médicos y familiares temieron lo peor. Lo que comprometió su vida fue un derrame cerebral, por el que estuvo hospitalizado y en rehabilitación más de un año, el peor.
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El derrame cerebral, también conocido como ictus hemorrágico, es una de las principales causas de discapacidad y muerte en el mundo. Dependiendo de su localización o el tiempo que pasa una persona hasta ser atendida, puede ser tan grave que, incluso, puede ocasionar la muerte. Para entender mejor esta condición médica y, sobre todo, saber si la podemos prevenir, hablamos con el Dr. Gurutz Linazasoro, neurólogo de Policlínica Gipuzkoa y Presidente Ejecutivo de Vive Biotech, quien nos explica sus causas, señales de alerta, tratamientos, secuelas y qué podemos hacer para que no nos ocurra.
La hipertensión arterial es la causa más común de la ruptura de las arterias que pueden causar un derrame cerebral
¿Qué es un derrame cerebral y por qué ocurre?
Un derrame cerebral se produce cuando una arteria o vaso sanguíneo del cerebro se rompe, lo que provoca una acumulación de sangre en el tejido cerebral. Tal como nos indica el Dr. Linazasoro, “la hipertensión arterial es la causa más común de esta ruptura, aunque también pueden influir otros factores como las malformaciones arteriovenosas, los traumatismos cráneo-encefálicos, el envejecimiento y los trastornos de coagulación”.
A medida que envejecemos, las arterias se vuelven más frágiles, aumentando el riesgo de este tipo de hemorragias. Además, situaciones como el uso de anticoagulantes pueden predisponer a sufrir un derrame cerebral, haciendo que el control médico sea esencial para las personas con factores de riesgo.
¿Es lo mismo que un ictus hemorrágico?
El Dr. Linazasoro aclara que sí. Un derrame cerebral corresponde al ictus hemorrágico, una de las dos grandes categorías de ictus. “El término ictus engloba tanto los infartos cerebrales, causados por la oclusión de una arteria, como las hemorragias cerebrales, que resultan de la rotura de una arteria. En el caso del derrame, hablamos de una hemorragia intracerebral que se produce dentro del tejido cerebral”.
Sin embargo, no todos los ictus son hemorrágicos. La mayoría son isquémicos, es decir, se deben a la falta de flujo sanguíneo en una zona del cerebro. Ambos comparten factores de riesgo comunes, como la hipertensión y el tabaquismo, pero requieren tratamientos distintos, lo que subraya la importancia de un diagnóstico adecuado.
Un dolor de cabeza intenso y repentino, diferente a cualquier cefalea previa puede ser un síntoma de un derrame cerebral
¿Puede un derrame cerebral avisar antes de ocurrir?
Uno de los puntos más importantes que tenemos que tener en cuenta es que podamos reconocer los síntomas de un derrame cerebral, que pueden variar según la localización y la gravedad del daño. Entre los más comunes destacan:
- Dolor de cabeza intenso y repentino, diferente a cualquier cefalea previa.
- Pérdida de la capacidad de hablar o entender el lenguaje de forma abrupta.
- Debilidad o parálisis en un lado del cuerpo.
- Dificultad para caminar, pérdida del equilibrio o la coordinación.
- Entumecimiento o sensación de hormigueo en alguna parte del cuerpo.
¿Qué secuelas puede dejar un derrame cerebral?
Las secuelas de un derrame cerebral dependen de varios factores, como la gravedad del daño cerebral, el tiempo que se tarde en recibir tratamiento y la zona del cerebro afectada. Entre las secuelas más comunes se encuentran:
- Debilidad o parálisis: puede afectar a todo el cuerpo, un lado del cuerpo o a una extremidad específica, dificultando las actividades diarias.
- Problemas del habla y el lenguaje: algunas personas pueden experimentar dificultades para hablar, comprender, leer o escribir, una condición conocida como afasia.
- Alteraciones cognitivas: pueden incluir problemas de memoria, atención, planificación y resolución de problemas.
- Pérdida de sensibilidad: hormigueo o entumecimiento en ciertas áreas del cuerpo.
- Problemas visuales: pérdida parcial o total de la visión en uno o ambos ojos, o dificultad para enfocar.
- Inestabilidad emocional: cambios de humor, depresión y ansiedad son comunes debido al impacto emocional de la enfermedad.
- Dolor crónico: algunas personas desarrollan dolor neuropático como resultado del daño cerebral.
El doctor subraya que el "proceso de recuperación puede ser largo y requiere un enfoque multidisciplinario, con la participación de fisioterapeutas, logopedas y psicólogos". Y es que la rehabilitación juega un papel muy importante en la mejora de la calidad de vida de los pacientes y en la recuperación de habilidades perdidas. En ocasiones, puede ser necesario el uso de fármacos.
En el caso del derrame cerebral, al igual que en un ictus isquémico, hay que diagnosticar correctamente y actuar rápido para limitar las secuelas
¿Cómo se trata un derrame cerebral?
El tratamiento de un derrame cerebral depende de múltiples factores, como la localización de la hemorragia, su gravedad y la causa que lo ha provocado. En general, tal como nos explica el especialista en neurología, se aborda de la siguiente manera:
- Cirugía neuroquirúrgica: en los casos más graves, se realiza para evacuar el hematoma y reducir la presión intracraneal.
- Embolización: se trata de un procedimiento destinado a detener el sangrado, especialmente en casos de malformaciones arteriovenosas o aneurismas.
- Drenaje: se utiliza para aliviar la presión intracraneal y tratar complicaciones como la hidrocefalia.
- Control de factores de riesgo: es esencial manejar la hipertensión, el colesterol y otros factores que predisponen a estos eventos.
- Terapias de apoyo: incluyen rehabilitación física y cognitiva para recuperar funciones afectadas, como el habla o la movilidad.
En el caso del derrame cerebral, al igual que en un ictus isquémico, hay que diagnosticar correctamente y actuar rápido para limitar las secuelas. “Es muy importante que se realice un diagnóstico precoz mediante estudios como TAC craneal o resonancia magnética (RM) y, en ocasiones, angiografía cerebral con RM para que los especialistas sepan a qué se están enfrentando y cómo deben tratar al paciente".
La importancia de la prevención
Para el Dr. Linazasoro, la prevención es la mejor estrategia para reducir la incidencia de los derrames cerebrales. “Mantener un estilo de vida saludable, controlar la presión arterial, evitar el tabaquismo y realizar chequeos médicos regulares son las claves para minimizar el riesgo”, asegura.