No siempre les prestamos la atención que se merecen y deberíamos, porque lo cierto es que nuestros pies pueden sufrir múltiples afecciones que podemos evitar si los cuidamos más. En esta ocasión, por ejemplo, hablamos del clavo plantar, un trastorno que puede causar dolor y que podemos evitar. Lucía Abruñeiras, vocal de Granada del COPOAN, nos explica todo lo que debemos saber sobre esta dolencia y qué debemos hacer para que no nos suceda.
El clavo plantar tiene una peculiar forma de cono o "pincho" que penetra en las capas más profundas de la piel,
¿Qué es el clavo plantar?
El clavo plantar, conocido técnicamente como heloma, es una afección dolorosa que afecta a la piel de los pies. Se produce cuando la epidermis reacciona al exceso de presión o fricción formando una lesión dura, compuesta de queratina compactada. Esta lesión tiene una peculiar forma de cono o "pincho" que penetra en las capas más profundas de la piel, generando un dolor punzante y localizado. Muchas personas lo confunden con callosidades o verrugas, pero su origen y tratamiento son muy diferentes.
Suele aparecer debido a diversas causas. Una de las más comunes es el uso de calzado inadecuado, como zapatos ajustados o tacones altos, que provocan una presión excesiva en ciertas zonas del pie. También puede ser consecuencia de una biomecánica alterada, es decir, de una forma irregular de caminar o apoyar el pie, lo que genera puntos de presión específicos. Además, algunas condiciones médicas como la psoriasis o los problemas vasculares pueden alterar el pH de la piel y predisponerla a desarrollar esta lesión. En general, cualquier situación que cause fricción o un apoyo desbalanceado puede ser el detonante.
¿Cómo sé si tengo un clavo plantar?
Detectar un clavo plantar no siempre es sencillo, ya que puede confundirse con otras afecciones. Sin embargo, presenta características distintivas. Se percibe como una pequeña lesión dura y localizada que, al ser presionada, provoca un dolor agudo. A menudo aparece en las zonas de mayor apoyo del pie, como el talón o la planta, lo que hace que caminar o estar de pie sea incómodo. Esta incomodidad lleva a muchas personas a modificar la forma en que caminan, redistribuyendo el peso del cuerpo para evitar la zona dolorida. Este cambio en la pisada puede causar sobrecargas en otras áreas del pie, el tobillo o incluso la pierna, generando nuevas molestias o lesiones.
Suele aparecer en las zonas de mayor apoyo del pie, como el talón o la planta
Uno de los principales retos del clavo plantar es diferenciarlo de otras patologías similares. Por ejemplo, las callosidades son lesiones más superficiales que se extienden de forma difusa, mientras que las verrugas plantares suelen tener pequeños puntos negros en su superficie. También puede confundirse con infecciones como los moluscos o con úlceras por presión, que requieren un tratamiento diferente. Por este motivo, es fundamental acudir a un podólogo para obtener un diagnóstico correcto.
¿Cómo se trata un clavo plantar?
No se debe subestimar la importancia de consultar con un especialista. Aunque el dolor inicial pueda parecer manejable, postergar el tratamiento puede agravar el problema. Con el tiempo, un clavo plantar puede inflamarse, infectarse o incluso ulcerarse, complicando tanto el tratamiento como la recuperación. El podólogo no solo elimina la lesión de forma segura y eficaz, sino que también identifica las causas que lo han provocado para evitar que reaparezca.
No acudir al médico puede hacer que la lesión empeore y agravarla ya que puede inflamarse, infectarse o, incluso, ulcerarse
El tratamiento más habitual consiste en una sesión podológica donde se realiza una deslaminación y enucleación de la lesión. Este procedimiento es preciso, generalmente indoloro y no requiere anestesia. Además, el especialista suele realizar una evaluación biomecánica del pie para determinar si es necesario un tratamiento ortopodológico personalizado, como plantillas a medida. Este enfoque integral alivia el dolor inmediato y previene futuras complicaciones.
¿Se puede evitar el clavo plantar?
La prevención del clavo plantar es posible con algunos cuidados básicos. Usar calzado cómodo, amplio y adecuado para la actividad diaria es una de las medidas más importantes. Mantener una buena higiene de los pies, aplicar cremas hidratantes con urea para regular el pH y realizar revisiones periódicas con un podólogo son hábitos esenciales para evitar que estas lesiones se desarrollen o se agraven.
El clavo plantar, aunque común, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen. Reconocer sus síntomas, buscar tratamiento a tiempo y adoptar medidas preventivas son claves para mantener los pies saludables. Si sientes molestias o sospechas que puedes tener un clavo plantar, no dudes en acudir a un especialista para que no te afecte en tu día a día.