La menopausia es una etapa de transición que marca el inicio de una nueva fase en la vida de las mujeres. Además de los cambios más conocidos, como los sofocos o las alteraciones en el estado de ánimo, hay otros menos visibles pero igual de importantes: la salud vaginal y el impacto del microbioma en esta zona. Para entender cómo cuidar esta parte esencial de tu cuerpo, contamos con la ayuda de la Dra. Mercedes Herrero, ginecóloga, sexóloga colaboradora de INTIMINA. Comenzamos por lo más esencial: de qué estamos hablando cuando tratamos el microbioma?
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¿Qué es el microbioma vaginal?
El microbioma vaginal, aunque no siempre recibe la atención que merece, juega un papel fundamental en tu bienestar. Esta comunidad de microorganismos que habita en la vagina no solo te protege frente a infecciones, sino que también mantiene el equilibrio necesario para disfrutar de una vida íntima plena.
Sin embargo, durante la menopausia, el descenso de los niveles de estrógenos altera ese delicado balance, haciendo que aumente el riesgo de infecciones vaginales y urinarias. Como explica la Dra. Herrero, entender este proceso es clave para poder actuar y prevenir posibles molestias.
Microbioma y microbiota: ¿de qué estamos hablando?
Primero, es importante aclarar los conceptos. Aunque a menudo se utilizan como sinónimos, microbioma y microbiota no significan lo mismo. La microbiota se refiere exclusivamente a los microorganismos que viven en un área específica del cuerpo, mientras que el microbioma abarca no solo estos microorganismos, sino también su material genético y las sustancias que producen. En el caso de la vagina, estamos hablando de un ecosistema dinámico que varía según las etapas de la vida y que, en la menopausia, sufre cambios importantes.
Por ejemplo, el papel de los lactobacilos, unas bacterias beneficiosas presentes en el microbioma vaginal, es especialmente relevante. Estas bacterias producen ácido láctico, responsable de mantener un pH ácido que dificulta la proliferación de microorganismos dañinos. Sin embargo, con la caída de los estrógenos, su cantidad disminuye, lo que puede dar lugar a infecciones recurrentes como la candidiasis o la vaginosis bacteriana. Esto se traduce en molestias como sequedad vaginal, irritación o infecciones recurrentes. Además, como señala la Dra. Herrero, estas alteraciones no solo influyen en la salud física, sino también en la calidad de vida de muchas mujeres, afectando su autoestima y sus relaciones íntimas.
Afortunadamente, conocer estos cambios y tomar medidas para mitigarlos puede evitar que ocurra. Adoptar hábitos saludables, como el uso de productos de higiene específicos para la zona genital y una dieta equilibrada, puede ayudar a mantener el microbioma en buen estado. También es importante consultar con un ginecólogo para valorar opciones como hidratantes vaginales o tratamientos hormonales locales, que pueden ser de gran ayuda en esta etapa.
Síntomas que no debes ignorar
Si notas cambios en el flujo vaginal, como un olor fuerte, un color diferente o una consistencia inusual, es momento de prestar atención. Otros síntomas como picor, ardor o irritación también pueden ser señales de que el equilibrio de tu microbioma está alterado. No ignores estas señales porque podría tratarse de una disbiosis vaginal.
En este sentido, es esencial adoptar un enfoque proactivo. Como explica la Dra. Herrero, reconocer los síntomas de la disbiosis vaginal, que es el término técnico para el desequilibrio en la flora vaginal, es el primer paso para actuar de forma adecuada. Este desequilibrio puede deberse a factores como el uso de jabones agresivos, relaciones sexuales sin preservativo o incluso al estrés, que también afecta el sistema inmunológico.
Además, buscar ayuda médica a tiempo puede prevenir complicaciones mayores y mejorar significativamente tu calidad de vida.
Cómo cuidar tu microbioma vaginal durante la menopausia
La microbiota es una aliada para nuestra salud vaginal. Conocerla es el primer paso para cuidarla y mantener el mejor equilibrio.
- Evitar los tóxicos: alcohol y tabaco.
- Cuidar la dieta: evitando procesados y azúcares libres. Aumentando los productos frescos vegetales.
- Usar productos de higiene adecuados para el área genital, con un pH ácido y sin jabón.
- Prevenir el síndrome genito-urinario de la menopausia: una mucosa frágil se asociará a una microbiota alterada. Usar hidratantes vaginales adecuados. Valorar tratamiento con medicamentos como los estrógenos locales, la prasterona o el ospemifeno. Estos últimos necesitan una prescripción médica.
- Usar preservativo en las relaciones sexuales esporádicas, aunque no haya riesgo de embarazo.
- Mantener una buena higiene de los juguetes sexuales.
- Valorar suplementar con probióticos si se van a tomar antibióticos por algún motivo.
- Conocer los síntomas de la disbiosis, para poner remedio lo antes posible.