Son muchas las ocasiones en las que te hemos hablado de los múltiples síntomas que pueden aparecer durante la menopausia. Las mujeres afrontan un buen número de señales que pueden hacer acto de presencia en esta época complicada. Cambios de humor, problemas óseos, sequedad vaginal… y los temidos sofocos. Son, tal vez, uno de los síntomas más comentados por muchas mujeres que ven cómo, de repente, aparece ese calor repentino que les hace incluso ponerse a sudar. Pero tal vez no habías oído hablar de otro tipo concreto; los sofocos fríos, una dolencia menos visible que padecen muchas mujeres en transición de menopáusica.
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¿Qué son los sofocos fríos?
“Los sofocos fríos son una sensación temporal de hormigueo, escalofríos y frío que puede sobrevenir de repente en el cuerpo y que deja una sensación poco confortable. A pesar de ser un síntoma menos frecuente y de que están mucho menos estudiados que los sofocos habituales, no son un síntoma que haya que menospreciar, ya que en algunas investigaciones, hasta un 29% de mujeres han señalado que padecen esta molestia”, explica Mireia Roca, cofundadora de Domma y experta en menopausia.
No son un síntoma que haya que menospreciar, ya que en algunas investigaciones, hasta un 29% de mujeres han señalado que padecen esta molestia
¿Por qué se producen?
Desde el equipo de Domma apuntan a la existencia de dos posibles explicaciones a los sofocos fríos.
- Por un lado, una vez más tienen la culpa las hormonas. Durante la menopausia se produce una bajada de estrógenos, que hace que el hipotálamo (centro regulador de la temperatura corporal) se vuelva más sensible a pequeños cambios en la temperatura corporal. ¿De qué forma actúa? Sobrerreaccionando a estos y provocando un cambio en la temperatura, que es lo que lleva a ese sofoco caliente o frío.
- Por otro lado, también se ha observado que después tras producirse un sofoco de calor, muchas mujeres experimentan esta sensación de "frío" porque el sofoco provoca que los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel se dilaten para intentar deshacerse del calor y, una vez esto pasa, la temperatura corporal baja muy rápido, apareciendo la sensación de frío.
Los sofocos, un problema también en los meses de frío
Debido a su relación con el calor, parece que los sofocos son un problema que se lleva peor en verano. Pero lo cierto es que también en los meses de frío pueden convertirse en un compañero que no es bienvenido. “En invierno podría parecernos que los sofocos no son un problema, pero en realidad sí, porque cuando el sofoco termina, el cambio brusco de temperatura que siente la mujer le deja una intensa sensación de frío y hasta de escalofríos. Y, además, muchas veces se queda empapada en sudor, lo que todavía hace que se sienta más destemplada, sobre todo durante la noche por estos sudores nocturnos”, añade Roca.
Las fluctuaciones entre el frío y el calor en el día a día de una mujer durante el climaterio son muy habituales
Pasar del frío al calor, una sensación poco agradable
Es importante tener en cuenta que esas fluctuaciones entre el frío y el calor en el día a día de una mujer durante el climaterio son muy habituales, lo que dificulta sobremanera que encuentre una sensación de confort térmico, lo cual puede afectar a la calidad de vida de la mujer, que igual pasa de llevar una chaqueta de lana a una camiseta de manga corta en el momento en el que el sofoco aparece. “Durante la menopausia, la mujer puede sentir que la temperatura en la oficina o en casa es la adecuada. Al cabo de poco, repentinamente tener calor y abrir la ventana. Después, tener frío, volver a abrigarse en exceso y sudar. Luego, escalofríos otra vez… Esto evidentemente no es una situación cómoda, pero puede aliviarse con el tratamiento adecuado”, añade Roca. Eso sí, además de la menopausia, la percepción de frío y calor no es igual para todas las mujeres y depende de otros factores -peso corporal, dieta, estilo de vida, medicación, otras patologías…-.
¿Qué soluciones hay para los sofocos?
Hay que intentar buscar remedios. En este sentido, la experta en menopausia hace hincapié en que estas molestias causadas por el climaterio pueden aliviarse mediante un tratamiento específico para mujeres en transición menopáusica que aporte los adaptógenos y los nutrientes esenciales para regular los altibajos hormonales del climaterio. Además, “los alimentos que contienen fitoestrógenos y otras sustancias que sirven de hormonas naturales, como las semillas de lino, guisantes, soja, plátanos, etc. son muy beneficiosos en esta etapa”, apunta Cristina Martínez, cofundadora de Domma. Conviene preguntar a nuestro ginecólogo sobre las opciones que mejor irán en nuestro caso concreto.