Algunas enfermedades renales como la nefropatía lúpica o la infección renal (pielonefritis aguda o crónica) afectan predominantemente a las mujeres. La primera es una patología autoinmune y la otra es predominantemente bacteriana. “Si hablamos de enfermedad renal crónica, una pandemia creciente en el mundo, la prevalencia es similar en ambos sexos. Sin embargo, las infecciones urinarias, así como algunas enfermedades que afectan a los riñones, como la manifestación renal del lupus, es decir la nefritis lúpica, afectan más a las mujeres. Según algunos estudios, esta última puede afectar hasta un 89% . La prevalencia es más alta en Latinoamérica, dado la predisposición genética y los factores medio ambientales. En cuanto a las infecciones de orina, las mujeres son más propensas a sufrirlas en comparación con los hombres. La anatomía del aparato urinario o el cambio de PH son algunos de los factores que predisponen a sufrirlas”, nos comenta el doctor Igor Romaniouk, nefrólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, que indica además que este riesgo aumenta en el embarazo.
Síntomas de enfermedad renal
Teniendo esto en cuenta nos surge la duda de cuáles son las señales de alarma que nos deben hacer sospechar que podemos padecer una patología renal. “Esta pregunta es por mucho más compleja de los que nos gustaría”, nos anticipa el especialista de Vithas. “Dado que la mayoría de las afectaciones renales son asintomáticas y cuando aparece el daño renal con clínica de sobrecarga hídrica (hinchazón), sobre todo en partes declives como las piernas, o la presencia de orinas espumosas, náuseas, mareos, hablamos de un estadio ya avanzado”, apunta el doctor, que añade que lo común es una clínica prácticamente asintomática y se detecta el daño mediante una analítica sanguínea, así como un examen de orina al valorar un parámetro llamado cociente albumina creatinina en orina, indicador de daño y fallo renal.
“Si hablamos de infecciones de orina, una clínica de disuria, polaquiuria y tenesmo vesical, es decir molestias para orinar, orinar poquito pero muchas veces, o un deseo impetuoso de orinar sin poder hacerlo, así como fiebre, hacen sospechar de un proceso infeccioso", indica el doctor,
Las mujeres son más propensas a sufrir infecciones de orina que los hombres
Infecciones de orina mal curadas o no tratadas
Le planteamos al especialista si es normal encontrarse en consulta con infecciones de orina de repetición mal curadas o no tratadas y nos confirma que desafortunadamente es más frecuente de lo deseable. Y el uso incorrecto de los antibióticos tiene mucho que ver en su opinión. “El abuso de antibióticos en las últimas décadas ha creado muchas bacterias resistentes, por lo tanto, el tratamiento empírico de las infecciones urinarias, sin un cultivo previo y un antibiograma, es decir, un análisis a fondo, es cada vez menos eficaz”, detalla el experto.
Además, detalla que muchas veces las infecciones urinarias coinciden con una infección fúngica, precisamente por el cambio del PH urinario. “Si no se tratan ambas cosas, de ahí recalco la importancia de un examen previo correcto, podemos tener infecciones urinarias recurrentes”, alerta.
Por otro lado, cuando hay factores de riesgo como la diabetes o se trata de personas mayores, es frecuente encontrarse infecciones urinarias asintomáticas, con altas cargas bacterianas. Esto último obliga a individualizar el tratamiento de cada paciente.
¿Qué es la pielonefritis?
La pielonefritis es una infección bacteriana de uno o ambos riñones que puede llevar a la sepsis y al fallo orgánico. Esta patología es una causa frecuente de formación de cicatrices en los riñones y puede desembocar en la pérdida parcial de la función renal, que, de no ser tratada y detectada a tiempo, desembocaría en una enfermedad renal crónica. Cabe señalar, como afirma el profesional, que “no es infrecuente ver en consulta adolescentes de 14 años, ya que la enfermedad por reflujo uretral es causa importante de la ERC”.
Tal como explica, “esta patología en la mayoría de los casos es consecuencia de infecciones de orina de repetición mal curadas o no tratadas que pasan a ascender por el uréter hasta afectar al riñón” y subraya que “las infecciones renales, como la mayoría de las infecciones del tracto urinario, son más comunes en las mujeres y el riesgo aumenta durante el embarazo. Para garantizar buenos resultados, como en la mayoría de las enfermedades renales, el diagnóstico y el tratamiento es fundamental”.
Según la Asociación Española de Urología (AEU), el 75% de los pacientes con pielonefritis tiene antecedentes de cistitis y en un 80% de los casos, la responsable de la cistitis es la bacteria Escherichia coli. “Debido a esto, ante cualquier síntoma como fiebre, dolor lumbar, náuseas, vómitos, dolor al miccionar, orina de color oscuro o ganas de orinar frecuentemente, incluso cuando la vejiga está vacía, hay que ponerse en manos de un profesional. No es infrecuente ver infecciones de repetición por trastornos de Ph urinario en la consulta de nefrología”, apunta el experto.
¿Qué es la nefritis lúpica?
Por otra parte, la nefritis lúpica es una enfermedad renal de causa autoinmune, es decir, un trastorno en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca las propias células y órganos. “Se produce cuando los anticuerpos del lupus afectan a las partes de los riñones encargadas de filtrar los desechos, lo que causa una cascada mixta de inflamación y daño renal por inmunocomplejos”, explica el doctor Romaniouk.
Según el profesional, de cada 10 personas con lupus, 9 son mujeres. "La nefritis lúpica puede provocar daños renales permanentes. En el momento del diagnóstico el estadio IV es el más frecuente, es decir, la nefropatía proliferativa difusa. Esto puede hacer que se formen cicatrices en los riñones que les impiden funcionar como es debido y causan daño renal”.
Prevenir la enfermedad renal crónica
Sin embargo, el riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica (ERC) en la población general es casi tan alto en las mujeres como en los hombres. “Las consecuencias de no detectar oportunamente la enfermedad renal crónica pueden ser graves. La primera es el riesgo de desarrollar pérdida progresiva de la función renal que conlleve a fallo renal y la necesidad de diálisis o trasplante. La segunda es la muerte prematura debido a enfermedad cardiovascular asociada”, explica el especialista. Por esta razón, ante cualquier síntoma de fatiga, vómitos recurrentes, nauseas o palidez hay que ponerse en manos de un profesional médico.
El doctor Romaniouk quiere recalcar “la importancia que tienen los riñones para la salud y saber que determinadas prácticas saludables retardan la progresión de la enfermedad renal crónica como son un adecuado control de la hipertensión arterial y la proteinuria; hábitos de alimentación saludable; mantenerse en un peso adecuado; correcto control de las glucemias y alteraciones lipídicas; evitar el tabaco y exceso de alcohol y realizar actividad física aeróbica periódica”. La enfermedad es asintomática, de allí la importancia de visitar de forma regular a un nefrólogo.
Las consecuencias de no detectar oportunamente la enfermedad renal crónica pueden ser graves
Vigilar nuestra salud renal
“La salud renal es algo bastante serio”, afirma el doctor. “Comemos sano y practicamos deporte, cuidamos la piel y el cuerpo, pero muchas veces nos olvidamos del cuidado renal. Si no se abordan patologías serias como la mencionada nefritis lúpica, el daño es considerable y puede acabar en permanente, es decir enfermedad renal crónica que progresara rápidamente a su fase terminal requiriendo al final alguna de las técnicas de terapia renal sustitutiva, poniendo en peligro la vida del paciente”, nos cuenta el doctor. Y hace mención a las infecciones urinarias mal tratadas, así como las pielonefritis, que pueden dejar acabando cicatrices renales, con el subsiguiente daño renal.
“El fallo renal, a medida que avanza, afecta el sistema cardiovascular, aumenta las calcificaciones de las arterias de nuestro cuerpo, aumentando el riesgo de sufrir un ictus o un infarto. Desafortunadamente es una patología a la que no se le da la importancia que merece, pero su prevalencia aumenta a diario. El consumo de sal, azúcar, los alimentos ultraprocesados, el abuso de los fármacos antiinflamatorios, la prevalencia de la diabetes, así como de hipertensión arterial, la longevidad de la población con el consecuente aumento de patología crónica, afecta con diferencia, nuestra salud renal”, concluye.