Cuando piensas en meditar, suelen venirte a la mente una imagen de silencio, de introspección, de calma absoluta… Pues bien, no siempre es así. ¿Sabías por ejemplo que se puede meditar bailando? Tal vez no es la opción más habitual, pero es una alternativa si quieres disfrutar de los beneficios de la meditación mientras disfrutas del movimiento.
Y es que la meditación puede practicarse de diferentes formas, y no todas consisten en sentarse en silencio. La meditación a través de la danza, también conocida como danza consciente, utiliza la música y el movimiento para ayudar a despejar la mente y centrarse en el presente. Tal y como nos explican los expertos de David Lloyd, es la forma perfecta de combinar un entrenamiento físico con un estímulo para el bienestar emocional.
La música y las emociones
No podemos perder de vista que, al fin y al cabo, la música influye enormemente en el estado de ánimo y las respuestas emocionales. En la vida cotidiana, uno puede utilizar una lista de reproducción llena de energía para motivarse durante un duro entrenamiento o escuchar canciones relajantes que ayuden a dormir. Con estas premisas, los expertos de David Lloyd Clubs han creado su propuesta Spirit Dance Meditation, combinando diferentes tipos de música con la libertad de movimiento y una profunda sesión de meditación. "Se trata de utilizar la música y el movimiento para tener menos desorden en la mente y permitir la liberación del cuerpo", dice Tina Traina, Jefa de Producto de David Lloyd Clubs, que ayudó a desarrollar la nueva clase. Danza consciente significa dejar que el cuerpo dirija el movimiento en lugar de que lo haga la cabeza".
La meditación a través de la danza, también conocida como danza consciente, utiliza la música y el movimiento para ayudar a despejar la mente y centrarse en el presente
¿Qué beneficios aporta la meditación a través de la danza?
Sea cual sea la experiencia previa con la meditación, con esta disciplina uno puede beneficiarse de desconectar del mundo, aunque sea por poco tiempo.
Tal y como nos explica María Morata, instructora de David Lloyd Zaragoza, en esta técnica de movimiento consciente los beneficios percibidos y bienestar psicológicos son múltiples, pero destaca los siguientes:
- Mejora del estado de ánimo.
- Reduce el estrés (cortisol) por tanto reduce también inflamaciones.
- Aumenta la confianza en uno mismo.
- Aumenta la creatividad y el sentido de autoconciencia y autoconocimiento.
- A nivel físico hay un gran trabajo respiratorio y del corazón, momentos en los que se suda y la vibración de la clase es alta y otros donde las sensaciones del cuerpo nos llevan a estirarnos y a soltar tensiones o nudos.
Cualquier público o persona puede beneficiarse de esta técnica, no es preciso saber bailar, no es una clase coreografiada sino de expresión consciente
¿A quién va dirigida esta práctica?
Una de las dudas que nos surge es quién se puede beneficiar especialmente de la práctica de este tipo de meditación. “Cualquier público o persona puede beneficiarse de esta técnica, no es preciso saber bailar, no es una clase coreografiada sino de expresión consciente, del momento presente que nos lleva a la atención plena al enfoque en la experiencia auténtica”, indica María Morata. Se convierte, así, en una buena alternativa para esas personas a las que les cuesta meditar 'a la manera tradicional'.
“Aunque el concepto de meditación es en quietud, es verdad que con la vida tan rápida que llevamos en este siglo, parar a la gente de golpe y observar a veces tiene reacciones de miedos y distracción. En esta meditación en movimiento nos ayuda rápidamente a cambiar la programación de nuestra personalidad y conectar con esa esencia individual de cada uno que tenemos tan olvidada, darnos cuenta de la vida, parar y cambiar lo que no nos hace felices de verdad”, indica la instructora.
¿Es mejor meditar bailando en solitario o en grupo?
Lo cierto es que podemos valorar si es mejor un tipo u otro de meditación. “Necesitamos de las dos partes, en la primera parte sintonizamos con el diálogo de la música y la expresión de cada parte del cuerpo y estaremos interiorizados solo en nosotros mismos, en otros momentos de la clase necesitamos del grupo para movernos en ejercicios de mayor expansión aumentando la energía de cada uno de los participantes”, detalla la experta.
Recomendaciones útiles para meditar bailando
Lo cierto es que es, en opinión de la experta, una técnica que no deja indiferente a nadie. A través de las sesiones, quien lo practica sentirá que lo que cambia en la pista de baile cambiará en su vida. Es importante, eso sí, que nos dejemos guiar por la profesora, que tomemos distancia de su mente, que salgamos del juicio de valor constante de nuestras vidas, que sobre todo son condicionamientos. “Y que disfrutemos de la actividad. Al final de todo el baile, la música, ha estado presente acompañando al ser humano desde sus principios suponiendo expresión de todo tipo de emociones, sensaciones, etc”, indica la experta.
Se trata de un estilo libre, no hay pasos que seguir ni rutinas que aprender
Practicar meditación bailando en grupo
Si te ha surgido la curiosidad, tal vez te preguntes qué ocurre en una clase de Dance Meditation. Tal y como nos cuentan los expertos de los centros, el comienzo de la clase empieza con unos auriculares. Escuchar la música de esta manera permite viajar realmente hacia el interior y dejar que el mundo cotidiano se desvanezca.
- Se escuchan distintas partes de la música que irán guiando a lo largo de las tres fases de la clase. La primera consiste en sintonizar y notar cómo uno se siente, a medida que se va adentrando en la sesión.
- "En la segunda parte, la música sube de volumen y es cuando se empieza a bailar", explica Tina. "Puedes tener los ojos cerrados durante toda la clase, pero en la sección de baile tienes la oportunidad de tenerlos abiertos".
- Para terminar, la música vuelve a cambiar. "La última sección trata de soltar y dejar ir cualquier cosa que ya no te sirva", indica la experta. "Si hay pensamientos, emociones o cualquier otra cosa que te tire hacia abajo, puedes soltarlo".
- Durante los últimos minutos, el instructor va guiando a través de afirmaciones, cánticos o ejercicios de respiración para preparar al socio para el resto del día.
Es importante tener en cuenta que se trata de un estilo libre, no hay pasos que seguir ni rutinas que aprender. “Se trata de apoyarte y animarte, no de decirte cómo tienes que bailar. Bailarás sólo para ti", indica.