Antonio nunca imaginó que aquel dolor de espalda que comenzó en el verano de 2018 sería el primer síntoma de algo mucho más grave. “Pensaron que era una contractura muscular”, recuerda, pero tras varias pruebas, entre ellas una PET, recibió un diagnóstico devastador: un carcinoma de pulmón de células no pequeñas, con metástasis en las vértebras D4 y D5. La noticia fue confirmada después de una biopsia realizada por un neurocirujano, quien limpió todo lo que pudo.
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Me explicaron que este tipo de carcinoma era “atípico” y en consecuencia el pronóstico de evolución dependería de lo acertado del tratamiento. La palabra maldita, “cancer”, impresiona pero pensé que no era el momento de preocuparse por ella sino de “ocuparse” de ella. En consecuencia, era el momento de una segunda opinión la más “prestigiosa” posible. Me informaron que esa era en España la del Dr. Luis Paz-Ares, codirector de la Unidad CRIS de Inmuno-Oncología del 12 de Octubre. El Dr. Paz-Ares confirmó el diagnóstico y me explicó que la evolución de la enfermedad dependería de los tratamientos y los nuevos fármacos que se estaban investigando. Lo entendí y concluí que me enfrentaba a una enfermedad crónica pero controlable en función de la respuesta a esos tratamientos, y yo estaba en las mejores manos.
La única opción viable para tratar la metástasis era la protonterapia, una técnica avanzada que en ese momento solo se ofrecía en clínicas de Bolonia y Suiza
A partir de ahí, su lucha comenzó con tratamientos de quimioterapia: largas sesiones de ocho horas cada tres semanas. Aunque el proceso fue duro, lo soportó con entereza. No obstante, a la segunda sesión se confirmó que la quimioterapia no estaba funcionando y pasó a un tratamiento de inmunoterapia, que seguiría hasta noviembre de 2020. Durante este tiempo, el tratamiento eliminó el tumor principal del pulmón, pero no logró erradicar la metástasis en la columna.
“Recibí tanta carga de radiación en la columna que una nueva sesión podría dejarme en silla de ruedas”, le explicaron los médicos. La única opción viable para tratar la metástasis era la protonterapia, una técnica avanzada que en ese momento solo se ofrecía en clínicas de Bolonia y Suiza. Sin embargo, tuvo la suerte de acceder a este tratamiento en la Clínica Universidad de Navarra de Madrid, donde lo completó en mayo de 2021. “Para agosto, el informe decía que estaba ‘limpio’”, cuenta Antonio, aunque en la revisión de enero la “maldita metástasis” había vuelto a aparecer.
Al no tener efectos secundarios de ningún tipo trato de hacer una vida absolutamente normal con la dependencia de tener que ir cada dos semanas a Madrid a recibir el tratamiento
La batalla continuó. Con el apoyo del Dr. Paz-Ares y de CRIS contra el cáncer, Antonio fue incluido en un ensayo clínico de inmunoterapia, en el que ha recibido hasta ahora 49 sesiones de dos horas cada dos semanas. Desde entonces, ha logrado eliminar las metástasis que se extendieron a otros órganos como el hígado, el peritoneo, el duodeno y el páncreas, este último con el apoyo de radioterapia.
Hoy, gracias a los avances en investigación y al acceso a tratamientos de última generación, Antonio vive una vida prácticamente normal. “A fecha de hoy, los dos últimos TAC no han manifestado ninguna lesión”, señala. Al no tener efectos secundarios de ningún tipo trato de hacer una vida absolutamente normal con la dependencia de tener que ir cada dos semanas a Madrid a recibir el tratamiento. Pero aprovecha para disfrutar del ocio y los espectáculos de la capital.
Cáncer de pulmón, una enfermedad que ya no es una sentencia de muerte
El testimonio de Antonio es uno de los muchos casos de cáncer de pulmón que se producen en nuestro país (más de 32.000 al año, según la Sociedad Española del Oncología Médica). Uno de los motivos de la mortalidad de esta enfermedad es dificultad de lograr un diagnóstico temprano, ya que la enfermedad suele ser asintomática en las primeras fases y se detecta cuando ya ha alcanzado un estado avanzado. Sin embargo, los esfuerzos de la comunidad científica y médica por cambiar esta realidad están dando resultados. La investigación y los avances en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de esta enfermedad abren una puerta de esperanza para los pacientes y sus familias.
Para celebrar el Día Mundial del Cáncer de Pulmón, que se celebrará el próximo 17 de noviembre, ablamos con el Álvaro Ucero, investigador de la Fundación CRIS contra el cáncer. Este experto es biólogo molecular en la Unidad CRIS de Inmuno-Oncología del Hospital 12 de Octubre y él nos explicará los tipos de cáncer de pulmón así como cómo los avances en el tratamiento están consiguiendo convertir esta enfermedad oncológica en una patología crónica sin sentencia de muerte.
El cancer de pulmón microcítico es el más agresivo, supone el 15% de los casos y está asociaciado casi exclusivamente al tabaquismo
Los tipos de cáncer de pulmón y sus características
Es importante entender que el cáncer de pulmón no es una enfermedad única, sino que engloba varios tipos. La primera clasificación fundamental divide esta enfermedad en dos grandes categorías:
Cáncer de pulmón no microcítico (CPNM): representa alrededor del 85% de los casos y puede desarrollarse en fumadores y no fumadores. Este tipo agrupa diferentes subtipos como el adenocarcinoma, el carcinoma de células escamosas y el carcinoma de células grandes. Aunque todos ellos afectan a las células pulmonares, las particularidades de cada uno de estos subtipos influyen en las estrategias de tratamiento.
Cáncer de pulmón microcítico (CPM): este tipo de cáncer, menos común pero más agresivo, supone el 15% de los casos y está asociado casi exclusivamente al tabaquismo. Las células del CPM tienden a dividirse más rápidamente, lo que propicia una diseminación temprana hacia otros órganos y hace que el tratamiento sea más complicado.
Avances en el diagnóstico precoz
Como adelantábamos, el diagnóstico precoz es un factor clave en la lucha contra el cáncer de pulmón, pues aumenta significativamente las posibilidades de supervivencia. Los programas de cribado, diseñados para identificar la enfermedad en sus primeras fases, están demostrando su eficacia en poblaciones de riesgo, como fumadores actuales y exfumadores. Así, mediante el uso de tomografías computarizadas de baja dosis, se puede detectar la enfermedad antes de que avance demasiado y aplicar tratamientos quirúrgicos que permiten extirpar el tumor y mejorar así las tasas de supervivencia.
En algunos casos, los pacientes reciben un tratamiento de neoadyuvancia antes de la cirugía, lo que permite reducir el tamaño del tumor y debilitarlo, aumentando las probabilidades de éxito en la intervención. Este tratamiento, que puede incluir inmunoterapias, se ha consolidado como una herramienta eficaz en el tratamiento de cánceres de pulmón que de otra manera serían inoperables.
Las terapias dirigidas actúan sobre mutaciones específicas de las células tumorales, son un ejemplo claro de medicina personalizada: permiten atacar con precisión las células cancerígenas sin afectar tanto a las células sanas
Terapias dirigidas: una revolución en el tratamiento
Uno de los avances más destacados en la oncología es el desarrollo de terapias dirigidas, una modalidad de tratamiento que ha revolucionado especialmente el manejo del cáncer de pulmón no microcítico. Estas terapias, que actúan sobre mutaciones específicas de las células tumorales, son un ejemplo claro de medicina personalizada: permiten atacar con precisión las células cancerígenas sin afectar tanto a las células sanas, lo que disminuye los efectos secundarios y mejora la calidad de vida de los pacientes.
Asimismo, los tratamientos dirigidos han demostrado ser particularmente efectivos en casos avanzados, aunque, lamentablemente, es común que las células cancerígenas desarrollen resistencias con el tiempo. A pesar de esta limitación, representan una opción de tratamiento fundamental para aquellos pacientes que pueden beneficiarse de ellas.
El papel de la inmunoterapia en el cáncer de pulmón
Otro de los grandes avances en el tratamiento del cáncer de pulmón es la inmunoterapia, que busca activar el sistema inmune del paciente para que ataque a las células tumorales. Esta terapia es especialmente importante para aquellos casos en los que no existen mutaciones tratables con terapias dirigidas. Asimismo, la inmunoterapia constituye una opción de primera línea en pacientes diagnosticados con cáncer de pulmón avanzado.
Este tratamiento puede administrarse sola o en combinación con quimioterapia y ha demostrado prolongar la supervivencia en ciertos casos. Casi todos los pacientes de cáncer de pulmón recibirán inmunoterapia en el transcurso de la enfermedad. No es igual de efectiva en todos los pacientes, pero puede funcionar durante largos periodos de tiempo.
Cirugía mínimamente invasiva y avances en la radioterapia
Por otro lado, también ha habido avances tecnológicos que, afortunadamente, han beneficiado las intervenciones quirúrgicas y radioterápicas en el cáncer de pulmón. Gracias a nuevas técnicas de cirugía mínimamente invasiva, es posible realizar operaciones con incisiones más pequeñas y una precisión que reduce los daños a los tejidos circundantes. Esto se traduce en una recuperación más rápida y en una mejor conservación de la función respiratoria tras la cirugía, lo que representa un avance importante en la calidad de vida de los pacientes.
La radioterapia, por su parte, también ha evolucionado de forma significativa. Con nuevas tecnologías de imagen y de aplicación, es posible dirigir con precisión el haz de radiación hacia el tumor, minimizando el impacto en los tejidos sanos circundantes. Este enfoque permite utilizar dosis de radiación más altas y reducir el número de sesiones necesarias, aumentando la eficacia del tratamiento y reduciendo sus efectos secundarios. Es el caso, por ejemplo, de la protonterapia, una revolución en el tratamiento de algunos tipos de cáncer, como el de pulmón.
Gracias a los avances en el estudio genómico y molecular mutaciones específicastratamientos personalizados con una mayor probabilidad de éxito menos efectos adversos
La importancia de la medicina de precisión
Las terapias dirigidas son un ejemplo de medicina de precisión, y no hay que olvidar que esta permite personalizar el tratamiento de acuerdo a las características individuales del paciente y de su tumor. Gracias a los avances en el estudio genómico y molecular, hoy en día es posible identificar las mutaciones específicas que impulsan el crecimiento del cáncer en algunos pacientes, lo que permite diseñar tratamientos personalizados con una mayor probabilidad de éxito y menos efectos adversos. La integración de esta medicina de precisión en el tratamiento del cáncer de pulmón ha ampliado las opciones terapéuticas disponibles y ha supuesto una esperanza renovada para muchos pacientes.
Prevención y factores de riesgo
A pesar de todos los avances en el tratamiento del cáncer de pulmón, la prevención sigue siendo una de las herramientas más efectivas en la lucha contra esta enfermedad. El tabaquismo es el principal factor de riesgo, y aunque las políticas de control del tabaco y las campañas de concienciación han contribuido a reducir su consumo, el riesgo persiste en quienes han fumado durante muchos años. Además, otros factores, como la exposición a la contaminación ambiental y al gas radón, también pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
En cuanto a la vacunación, aunque no existen vacunas preventivas para el cáncer de pulmón, se están desarrollando estudios pioneros para crear vacunas que puedan personalizar el tratamiento y reducir la posibilidad de recaídas en algunos tipos de cáncer. Un ejemplo innovador es el ensayo clínico liderado por la Fundación CRIS contra el cáncer en colaboración con la Universidad de Oxford, que busca prevenir las recaídas en pacientes con cáncer de pulmón mediante una vacuna personalizada.