La ataraxia es, en pocas palabras, ese estado de calma total, donde las emociones parecen apagarse y las preocupaciones, o incluso las alegrías, no logran tocarnos. En psicología, es como una especie de 'vacío emocional', una ausencia de sentimientos, que algunas personas experimentan; un estado donde la mente y el cuerpo simplemente… no reaccionan. Como si estuvieran agotados de sentir. En cambio, para los griegos es un estado de calma que puede ayudar a vivir sin ansiedad. Hablamos con una experta para que nos explique si la ataraxia es una señal de alarma de que tenemos que pedir cita a un especialista y si podemos seguir la filosofía griega para lograr un estado mental más tranquilo y en paz.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
¿Qué es la ataraxia?
"La ataraxia suele aparecer como respuesta a situaciones de mucho estrés o, incluso, traumas emocionales. Es como si la mente dijera: '¡Basta! Ya no puedo más' y, para protegerse, empieza a bloquear cualquier respuesta emocional. Factores como el estrés constante, vivencias difíciles o el agotamiento emocional pueden ser detonantes, como una 'autoprotección' del cuerpo que va un poquito más allá de lo que quisiéramos", explica Judit Izquierdo, psicóloga y fundadora de Siquia.
La ataraxia puede aparecer como respuesta a una situación de mucho estrés en el que el sistema emocional tiende a agotarse
Tal como nos cuenta la experta, "cuando alguien ha vivido situaciones de estrés extremo o repetido, su sistema emocional tiende a agotarse, y puede entrar en este estado de ataraxia. Es como un 'apagón emocional' frente a todo lo que haya causado malestar o sufrimiento, una manera que tiene la mente de evitar el dolor… aunque a veces resulte en desconectar por completo", comenta la experta.
Síntomas y manifestaciones
"La ataraxia se manifiesta con una falta casi total de emoción y motivación. Quienes la experimentan suelen mostrar poco interés por las cosas que antes disfrutaban y pueden parecer 'fríos' o muy distantes. En la vida cotidiana, es común que estas personas se sientan desconectadas de los demás y de las actividades, incluso si antes les encantaban. La vida parece perder 'color' y se vuelve monótona", dice Izquierdo. "Esta desconexión emocional se percibe en la forma en que responden (o no) a las cosas que suceden a su alrededor. Aunque haya algo emocionante o desafiante, es posible que ni se inmuten. La gente a su alrededor puede percibirlos como distantes o 'desconectados,' porque incluso las emociones intensas no logran generar una reacción visible", explica la psicóloga.
La meditación y el manejo del estrés ayudan a reducir el riesgo de desconectarse de las emociones
Diagnóstico y tratamiento
"Para diagnosticar la ataraxia, los profesionales usan cuestionarios emocionales y entrevistas en profundidad, donde se evalúan las respuestas afectivas y el estado emocional. También puede incluirse la observación en situaciones cotidianas para ver si realmente hay una ausencia de reacción emocional", menciona. "El tratamiento suele combinar terapia cognitivo-conductual y técnicas que invitan a reconectar con las emociones, como la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Estas terapias buscan ayudar a que la persona pueda 'volver a sentir' y enfrentar las emociones que puedan haber sido bloqueadas," sugiere Izquierdo.
"Además, crear un estilo de vida que incluya autocuidado, meditación y manejo del estrés ayuda a reducir el riesgo de desconectarse de las emociones. Practicar mindfulness y darse el tiempo de vivir las emociones (incluso las negativas) es clave para no caer en un estado de ataraxia," recomienda Izquierdo.
Utilizar la ataraxia para una mente en calma
Aunque la ataraxia se trata como un trastorno que debe conviene ser tratado, en el pasado los griegos hablaban de la ataraxia como un estado de tranquilidad y paz mental caracterizado por la ausencia de preocupaciones y perturbaciones. De hecho, la ataraxia un concepto central en las enseñanzas de varias escuelas filosóficas, como el estoicismo, el epicureísmo y el escepticismo.
Para los epicúreos, por ejemplo, la ataraxia se alcanzaba evitando el dolor y cultivando placeres moderados, priorizando el bienestar y el disfrute de la vida sin excesos. Epicuro sostenía que el placer supremo no es la búsqueda de satisfacciones momentáneas, sino la ausencia de dolor y la serenidad de la mente.
La ataraxia era el estado ideal de equilibrio y serenidad para muchos filósofos griegos que buscaban una manera de vivir en armonía consigo mismos
En el estoicismo, la ataraxia también es fundamental, aunque tiene un enfoque distinto: los estoicos creían que solo se logra mediante el control de las emociones y el cultivo de la razón. Según ellos, se alcanza la ataraxia al aceptar los eventos externos como inevitables, sin dejarse arrastrar por las emociones, de modo que la paz interna depende de la actitud hacia las circunstancias y no de las circunstancias en sí.
Por su parte, los escépticos sostenían que la ataraxia se logra al suspender el juicio sobre las cosas, ya que evitaban pronunciarse sobre la verdad absoluta de cualquier afirmación. Al abstenerse de juzgar, se evita la ansiedad y se mantiene la paz mental, pues las dudas sobre lo que es verdadero o falso dejan de ser una preocupación.
La ataraxia, entonces, era el ideal de equilibrio y serenidad que los filósofos griegos buscaban alcanzar como una forma de vivir en armonía consigo mismos y con el mundo, sin dejarse dominar por las perturbaciones internas o externas.
Entonces, ¿cómo nos puede ayudar este concepto griego a vivir una vida sin ansiedad?
Estrategias para vivir una vida sin ansiedad practicando la ataraxia
- Aceptar lo que no se puede controlar: concéntrate en las áreas que puedes cambiar y aprende a aceptar aquello que está fuera de tu control. Al soltar la preocupación por las cosas externas e inevitables, disminuyes el estrés y alcanzas un estado de mayor paz interior.
- Enfocarse en el presente: practica la gratitud y enfócate en vivir el momento presente, sin preocuparte por el futuro ni lamentar el pasado. Disfrutar de los placeres sencillos y cotidianos ayuda a cultivar serenidad y a reducir las ansiedades innecesarias.
- Suspender el juicio: evita emitir juicios rápidos o formar opiniones absolutas sin suficiente información. Cuestionar tus pensamientos antes de reaccionar permite tomar distancia de las emociones intensas, logrando respuestas más calmadas y razonadas.
- Meditar y trabajar en la autocomprensión: la meditación regular ayuda a calmar la mente, mientras que el autoconocimiento permite observar los pensamientos sin identificarse con ellos. Ambas prácticas favorecen la capacidad de responder con serenidad y entender mejor tus emociones.
- Vivir con moderación y autocontrol: cultivar hábitos equilibrados y moderación en tus rutinas reduce el desorden mental y físico. Fortalecer la resiliencia emocional y practicar el autocontrol te ayuda a enfrentar desafíos sin perder la calma.
- Buscar apoyo y comunidad: rodéate de personas con valores de paz y reflexión. Mantener una red de apoyo ayuda a fortalecer tus prácticas y, si lo necesitas, puedes recurrir a terapias que te ayuden a manejar las emociones de forma saludable.
- Comprométete con la paz interior: practica el desapego emocional de lo externo y enfócate en tu crecimiento personal. Esta actitud permite encontrar estabilidad emocional y paz, independientemente de los desafíos o circunstancias que enfrentes.