En los últimos años, la exposición diaria a noticias negativas ha crecido de forma alarmante. Las tragedias, como la reciente catástrofe tras el paso de la DANA en Valencia, los conflictos armados, las crisis humanitarias y las tensiones políticas globales, llenan los espacios de los medios de comunicación y las redes sociales, manteniendo a las personas en contacto constante con una realidad que puede resultar abrumadora. Este incremento en el flujo de información tan desgarradora no es inofensivo; según expertos en salud mental, está provocando una serie de síntomas que afectan seriamente el bienestar emocional de quienes consumen estos contenidos de manera frecuente y, sobre todo, a quienes se exponen a ellos de manera compulsiva.
La psicóloga Conchita Sisí, directora de la Clínica Salud en Mente, señala que este bombardeo de contenidos alarmantes intensifica la ansiedad y el agotamiento emocional, complicando que las personas gestionen sus emociones de manera adecuada. La especialista menciona que la exposición reiterada a noticias tan perturbadoras puede generar una sensación persistente de inquietud y malestar, que se va acumulando y afecta la calidad de vida de quienes se ven atrapados en esta dinámica.
La exposición reiterada a noticias tan perturbadoras puede generar una sensación persistente de inquietud y malestar
'Doomscrolling': el fenómeno de consumir noticias negativas de manera compulsiva
La práctica de consumir noticias negativas de forma continua, un fenómeno conocido como doomscrolling, agrava aún más la situación. Este término describe el hábito de pasar largos periodos de tiempo en redes sociales o portales de noticias, buscando y consumiendo sin parar contenidos que evocan temor o tristeza. La consecuencia de esta práctica es que el sistema nervioso se mantiene en un estado de alerta constante, e impide que la persona se relaje o desconecte, lo que puede llevar a un incremento del estrés y otros problemas de salud mental. Sisí explica que “cuando nos enfrentamos a estos contenidos de forma repetitiva, el cerebro percibe una amenaza constante, y genera una respuesta de alerta similar a la que tendríamos en una situación de peligro real”. Esta percepción de amenaza, aunque sea indirecta, puede resultar en síntomas como ansiedad, nerviosismo, dificultad para dormir, pensamientos negativos recurrentes e incluso problemas de salud física, como tensión muscular o dolores de cabeza.
El efecto del doomscrolling es claro: cuando alguien consume noticias de forma ininterrumpida y se expone a una serie de titulares e imágenes tan impactantes, las emociones de frustración, ansiedad, miedo y hasta impotencia se disparan. Por tanto, Sisí comenta que, aunque es natural querer mantenerse informado, la sobrecarga de información negativa puede convertirse en una carga emocional que repercute en el día a día de las personas. Entre los síntomas más comunes están la irritabilidad, la fatiga, el insomnio y la dificultad para concentrarse. Además, en algunos casos, esta constante exposición a contenidos alarmantes puede llevar al desarrollo de trastornos de ansiedad o agravar condiciones de salud mental que ya existían.
Estrategias para protegerse de la sobreinformación y cuidar la salud mental
Si bien es importante estar informados, resulta fundamental también aprender a gestionar la forma en que consumimos la información para proteger nuestro bienestar emocional. La experta en psicología ofrece algunas recomendaciones que pueden ayudar a reducir el impacto de la sobrecarga informativa y prevenir los efectos negativos del doomscrolling:
- Limitar el tiempo de exposición: uno de los principales cambios que podemos hacer es establecer horarios específicos para consultar noticias, evitando hacerlo de manera constante a lo largo del día. Reservar un momento concreto, como en la mañana o al final del día, y limitar la cantidad de tiempo que dedicamos a informarnos, puede disminuir la carga emocional y reducir el impacto negativo en nuestra salud mental.
- Seleccionar fuentes fiables: elegir fuentes de información de confianza es fundamental para evitar la exposición a noticias exageradas o sensacionalistas. Sisí sugiere limitar el consumo de medios a un máximo de dos o tres fuentes que ofrezcan una visión clara y objetiva. Alternar entre distintos formatos, como la prensa escrita, la radio o la televisión, también puede ayudar a no saturarse y a evitar la desinformación.
- Realizar pausas digitales: dedicar tiempo a actividades que fomenten el bienestar, como el ejercicio, la lectura, o la meditación, facilita la desconexión y puede ayudar a reducir los niveles de estrés acumulados. Es importante dedicar momentos del día a realizar actividades que alejen nuestra mente de las noticias y que contribuyan a nuestro descanso emocional.
- Establecer límites en las redes sociales: las redes sociales son una de las principales fuentes de noticias impactantes y pueden ser abrumadoras si no establecemos ciertos límites. Utilizar herramientas que controlen el tiempo que pasamos en redes sociales y evitar perfiles o contenidos sensacionalistas o alarmistas puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar emocional.
- Hablar de nuestras preocupaciones: compartir nuestras inquietudes y emociones con amigos, familiares o profesionales de la salud mental es una estrategia muy útil para reducir la sensación de aislamiento. Sisí menciona que expresar nuestras emociones permite procesar la angustia y recibir apoyo emocional de personas cercanas, lo cual facilita la gestión de las noticias de una forma más saludable.