mujer sonriente tomando un café mientras trabaja, acompañada por su gato© Getty Images

Psicología

¿Sientes que necesitas tener siempre todo bajo control?

Esta sensación puede llegar a afectarnos a nivel emocional, por lo que es importante detectar posibles señales que nos alertan de que podemos tener un problema


24 de octubre de 2024 - 8:03 CEST

Hay personas que cuando salen de su zona de confort no se sienten cómodas. Sienten que necesitan tener siempre todo bajo control. Esa pregunta del titular es, según Pilar Guerra Escudero, psicóloga clínica y coach ejecutivo, la primera que deberíamos hacernos. “Si sentimos una necesidad constante de que las cosas salgan según lo planeado, si nos angustiamos con los imprevistos y si sentimos la urgencia de organizar cada detalle de nuestra vida, es probable que nos identifiquemos con esta sensación”, comenta la experta, quien añade que si nos pasa, no estamos solos. 

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“Muchas personas experimentan esta necesidad de mantener todo en orden y bajo su supervisión. El deseo de control puede sentirse como una garantía de que nada malo sucederá, como si, al planear y prever cada detalle, pudiéramos evitar sorpresas negativas o fracasos. A veces, sin darnos cuenta, comenzamos a obsesionarnos con esta sensación de ‘tener el mando’, pero es importante preguntarse: ¿qué está detrás de esta urgencia?”, plantea. 

La necesidad de control surge como una forma de lidiar con la incertidumbre o el miedo a que algo inesperado arruine nuestros planes

¿Por qué motivos tienes esta sensación?

Le planteamos a la psicóloga cuáles son las razones más habituales que pueden influir en esta sensación de querer tener todo bajo control y nos detalla que estas pueden ser muy variadas y depender de la historia personal de cada uno. “En muchos casos, la necesidad de control surge como una forma de lidiar con la incertidumbre o el miedo a que algo inesperado arruine nuestros planes”, nos explica. 

Mientras, considera que para algunas personas, el control está vinculado a experiencias previas de inestabilidad (como cambios repentinos en la infancia o situaciones traumáticas) o a un ambiente muy exigente donde se les enseñó que sólo cumpliendo con todo al pie de la letra se obtendría aceptación. El control, entonces, se vuelve un intento de protegerse frente a lo incierto.

“Además, querer tener todo bajo control puede ser una forma de compensar una baja autoestima, buscando la aprobación externa a través de la perfección”, detalla.

© Getty Images

¿Qué es lo que nos hace ser más o menos controladores? 

Lo que está claro es que hay personas más o menos controladoras. En ello influyen tanto factores de personalidad como contextuales. Para Pilar Guerra, hay quienes, por su naturaleza, son más meticulosos, perfeccionistas o incluso ansiosos; para ellos, la falta de control puede resultar angustiante. 

“Además, ciertos contextos de vida también nos moldean: la manera en que fuimos criados, las expectativas que otros tienen de nosotros y cómo gestionamos el estrés. Todo esto determina si tendemos a ser más relajados o si nos aferramos a un control casi compulsivo”, nos cuenta la psicóloga, que añade que, sin embargo, es importante recordar que la necesidad de control es un patrón de comportamiento que se puede aprender y modificar.

¿Cómo nos afecta esta necesidad de control a nivel emocional?

Lo cierto es que esta necesidad de tenerlo todo controlado puede llegar a ser agotadora. Lo confirma la psicóloga, para quien la búsqueda constante de control tiene un alto coste emocional. 

  • Puede generar ansiedad, tensión y frustración cuando las cosas no salen como queremos.
  • Vivir con la necesidad de tenerlo todo bajo control es como estar siempre en guardia, lo que a largo plazo agota, pues nos coloca en un estado de alerta continua.
  • Además, puede interferir con las relaciones, ya que a menudo las personas cercanas se sienten presionadas, juzgadas o no valoradas, lo que afecta la confianza y la armonía.

Vivir con la necesidad de tenerlo todo bajo control es como estar siempre en guardia, lo que a largo plazo agota

© Getty Images

Consejos para lidiar con este sentimiento

  • Lo primero, es identificar los momentos en los que sentimos esta necesidad de control y preguntarnos: ¿qué es lo peor que podría pasar si las cosas no salen como quiero? La mayoría de las veces, la respuesta no es tan grave como creemos. 
  • Luego, habría que trabajar en aceptar la incertidumbre; la vida es impredecible, y eso es parte de su belleza.
  • Practicar mindfulness, meditación o ejercicios de respiración nos pueden ayudar a mantenerte presente sin necesidad de anticiparte a cada situación.
  • También es útil aprender a delegar y confiar en los demás; esto no solo reduce el peso que llevamos, sino que fortalece las relaciones.
  • Y, por último, ser compasivos con nosotros mismos: nadie puede controlarlo todo, ¡y está bien!