¿Has escuchado hablar de la histamina? Pues lee atentamente, porque algunos síntomas que aparecen durante la menopausia, podrían estar relacionados con un exceso de histamina en el organismo. Y es que durante el climaterio, nuestro cuerpo experimenta muchos cambios, todos producidos por la fluctuación hormonal propia de esta etapa de la vida.
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Por ejemplo, los sofocos, la sudoración, los dolores de cabeza son algunos síntomas propios de la menopausia que todas conocemos. Pero poco se habla de la histamina y de sus consecuencias. Si no está bien regulada, y eso puede suceder cuando se producen los desarreglos de la menopausia, puede hacer que los síntomas de esta etapa sean más intensos y difíciles de manejar.
Para entender mejor cómo funciona la histamina, cómo influye en nuestro organismo y qué podemos hacer para mantenerla bajo control, hemos consultado a varios expertos de salud.
¿Qué es la histamina?
De entrada, preguntamos a estos especialistas qué es exactamente la histamina. "Se trata de una sustancias química que nuestro cuerpo libera en respuesta a alérgenos o irritantes", nos explica la Dra. Andrea Azcárate Villalón, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja. La especialista continúa detallando que “su principal función es mediar en las respuestas alérgicas e inflamatorias".
Entre sus efectos destacan la vasodilatación y el aumento de la permeabilidad de los vasos sanguíneos, "lo que facilita que las células del sistema inmune y líquidos lleguen al área afectada". Además, también ejerce su función en los pulmones puede "provocar la contracción del músculo liso, contribuyendo a mejorar problemas respiratorios como el asma".
Por último, la histamina también tiene un papel en el sistema digestivo, donde estimula la secreción de ácido gástrico en el estómago, necesario para realizar la digestión.
Aunque esta sustancia es esencial para todas estas funciones, su exceso puede generar síntomas incómodos, especialmente durante la menopausia, donde, como decíamos, las fluctuaciones hormonales afectan su regulación.
El exceso de histamina en la menopausia puede manifestarse como migrañas o, incluso, dificultades respiratorias
¿Cómo afecta la menopausia a los niveles de histamina?
Durante la menopausia, los niveles de estrógenos y otras hormonas empiezan a fluctuar, y esto tiene un impacto directo en la liberación de histamina. Según la Dra. Azcárate, “cuando los niveles de estrógeno disminuyen, se puede producir una mayor liberación de histamina, exacerbando los síntomas alérgicos o de sensibilidad en algunas mujeres”.
Estos síntomas pueden manifestarse como migrañas, enrojecimiento de la piel, congestión nasal, picazón o incluso dificultades respiratorias.
Además, la histamina también puede influir en la regulación de la temperatura corporal, lo que agrava los sofocos típicos de la menopausia.
¿Cómo puede influir la terapia hormonal?
La terapia hormonal, una opción que muchas mujeres eligen para aliviar los síntomas de la menopausia, también puede tener un impacto en los niveles de histamina. “La terapia hormonal puede ayudar a reducir la liberación de histamina en algunas mujeres, mejorando la capacidad del cuerpo para metabolizarla”, comenta la Dra. Azcárate. Esto puede aliviar síntomas como picazón, enrojecimiento y congestión.
No obstante, también advierte de que “en mujeres con sensibilidades preexistentes, la terapia hormonal podría agravar los síntomas relacionados con la histamina, generando una mayor sensibilidad”.
Entre los alimentos más beneficiosos para controlar esta sustancia están las frutas y verduras bajas en histamina, como las manzanas, peras, brócoli y espinacas.
¿Qué cambios en la dieta pueden ayudar?
La alimentación es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestro alcance para controlar los síntomas de la menopausia y, en particular, aquellos relacionados con la histamina. Natalia Galán Bravo, nutricionista de Blua de Sanitas, recomienda “incorporar una dieta rica en alimentos frescos y no procesados”. Entre los alimentos más beneficiosos, menciona las frutas y verduras bajas en histamina, como manzanas, peras, brócoli y espinacas. Estos alimentos ayudan a reducir la inflamación y mantienen bajo control la liberación de histamina.
Además, sugiere aumentar la ingesta de ácidos grasos omega-3, que tienen propiedades antiinflamatorias y pueden contribuir al bienestar general.
“Mantener una hidratación adecuada es esencial, y consumir probióticos a través de alimentos como el yogur también puede mejorar la salud intestinal y ayudar a descomponer la histamina de manera más efectiva”.
Sin embargo, no todos los alimentos son nuestros aliados cuando se trata de manejar los síntomas de la menopausia y la histamina. Natalia Galán advierte de que “los quesos curados, embutidos, alimentos fermentados, y pescados enlatados o procesados” son ricos en histamina y deben ser evitados o reducidos. Además, el café y el alcohol pueden desencadenar síntomas relacionados con la histamina, como enrojecimiento de la piel o migrañas.
¿Cómo influye el estrés en los niveles de histamina?
El estrés es otro factor que puede agravar los síntomas de la histamina durante la menopausia. Jorge Buenavida, psicólogo de Blua de Sanitas, explica que “el estrés activa el sistema nervioso simpático, lo que aumenta la producción de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Esto puede influir en la regulación de la histamina, provocando un aumento en su liberación”. Además, el estrés puede afectar de forma directa a la calidad del sueño, lo que puede empeorar los síntomas inflamatorios y hormonales. Especialmente si el estrés es de naturaleza continuada y la persona se ve como incapaz o poco capaz de adaptarse y/o modificar su contexto.
"Todos estos factores sumados pueden contribuir a la fatiga y agotamiento emocional, resultando en una mayor complejidad para manejar los estados volátiles de emotividad característicos de la menopausia", añade.
¿Qué síntomas pueden indicar un exceso de histamina?
Además de los comentados anteriormente, los problemas respiratorios también son frecuentes y pueden incluir congestión nasal, estornudos y dificultades respiratorias, que son similares a los síntomas de una reacción alérgica. Los síntomas gastrointestinales son otra manifestación del exceso de histamina, con mujeres reportando malestar estomacal, diarrea o náuseas, nos cuenta la Dra. Andrea Azcárate.
Asimismo, algunas mujeres pueden experimentar fatiga inexplicada, así como cambios de humor, ansiedad o irritabilidad, que también pueden estar vinculados a niveles elevados de histamina.
Un aumento de peso inexplicado y problemas digestivos podrían ser una señal de alerta de un desequilibrio de histamina en el cuerpo
¿Cómo identificar un desequilibrio?
En primer lugar, es importante prestar atención a los síntomas físicos como sofocos, sudoración nocturna, sequedad vaginal y alteraciones en el ciclo menstrual, que pueden indicar desequilibrios hormonales. También se deben considerar los síntomas emocionales, como ansiedad, irritabilidad o cambios de humor, que pueden estar relacionados con fluctuaciones hormonales.
Asimismo, cambios en el apetito, aumento de peso inexplicado y problemas digestivos, como inflamación o diarrea, pueden ser señales de un desequilibrio. Un incremento en las reacciones alérgicas, como picazón y erupciones cutáneas, puede indicar un aumento de la histamina.
Es fundamental realizar chequeos médicos regulares y comentar cualquier síntoma preocupante con un especialista. Las pruebas hormonales y análisis de sangre pueden ayudar a identificar desequilibrios específicos.
¿Existen suplementos que puedan ayudar?
Los suplementos de Omega-3, presentes en el aceite de pescado y semillas de chía, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden beneficiar el bienestar general.
La vitamina C actúa como antioxidante y puede ayudar a descomponer la histamina, mientras que la quercetina, un flavonoide presente en frutas y verduras, tiene propiedades antihistamínicas naturales. Además, el magnesio puede ser beneficioso para reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño.
También se pueden considerar terapias complementarias como la acupuntura, el yoga y la meditación para manejar el estrés, concluye la Dra. Andrea Azcárate.