mujer relajada y feliz estirando los brazos© Getty Images

Psicología

JOMO o el placer de perderse un plan: todo lo que hay tras esta tendencia social

Surge en contraposición al FOMO y está muy vinculada al hecho de dejar de lado las redes sociales


21 de octubre de 2024 - 13:04 CEST

Decir que no a algunos planes, marcar nuestros propios límites, escucharnos y saber cuáles son las cosas que nos apetece hacer y por qué en ocasiones disfrutamos del maravilloso placer de no hacer nada, de no tener la agenda ocupada. Frente al conocido como FOMO, esa tendencia que implicaba el miedo a quedarse fuera, a perderse planes, ahora surge la opción contraria, que ya se ha bautizado como Joy of Missing Out (JOMO), también conocido como Pleasure Of Missing Out (POMO), que se extiende en nuestro país con un 12,7% de los jóvenes abandonando las redes sociales en busca de un estilo de vida más equilibrado.

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Tal y como nos explica Marc Rodríguez, psicólogo especialista en inteligencia emocional (@rodriemocion)  la tendencia del JOMO, que significa "el placer de perderse planes", surge como una respuesta natural y casi necesaria al FOMO (Fear of Missing Out), que ha sido dominante en nuestra cultura durante la última década. El llamado FOMO se ha potenciado a través de las redes sociales, donde estamos constantemente expuestos a la vida "perfecta" de los demás y a todas las oportunidades y experiencias que aparentemente estamos perdiendo.

Esta exposición constante genera ansiedad y una sensación de insuficiencia, como si no estuviéramos haciendo lo suficiente para vivir plenamente. Algo que está muy presente, sobre todo, en la población más joven. “En contraste, lo que se conoce como JOMO implica una liberación de esa presión constante por estar siempre conectado y haciendo algo relevante. Es un acto consciente, importante el hecho de consciente, porque debemos hacerlo de forma voluntaria y deliberada, de priorizar el bienestar personal sobre las expectativas externas”, indica. 

Así, JOMO surge de la necesidad de reconectar con uno mismo y de disfrutar del presente sin la obligación de estar en todas partes o de probar todas las experiencias. Es una forma de decir "estoy bien como estoy" y valorar el tiempo de calidad y el descanso sin sentir culpa o la necesidad de validación externa.

 Implica una liberación de esa presión constante por estar siempre conectado y haciendo algo relevante

¿Por qué es beneficioso el JOMO?

En opinión del psicólogo, el JOMO es beneficioso porque promueve el autocuidado, la presencia plena y el equilibrio emocional. 

“En lugar de estar impulsados por la presión de estar siempre activos y conectados, JOMO nos anima a disfrutar de nuestro propio ritmo y a valorar los momentos de calma y desconexión. Este enfoque tiene varios beneficios”, nos detalla el experto.

  • Reducción del estrés y la ansiedad: Al no sentir la necesidad de estar constantemente haciendo algo "emocionante", reducimos la presión autoimpuesta y el estrés asociado con las expectativas externas.
  • Mayor autenticidad: nos permite actuar según nuestros deseos y necesidades, en lugar de estar guiados por la opinión o los planes de otros. Nos ayuda a conectar con lo que realmente queremos y a vivir de manera más auténtica.
  • Mejor salud mental: Desconectar de la presión social y disfrutar de actividades sencillas, como descansar, leer un libro o pasar tiempo en la naturaleza, favorece un estado de tranquilidad y equilibrio. Esto contribuye directamente al bienestar mental.

¿Por qué es importante marcar límites?

Lo que parece que tenemos cada vez más claro es que es crucial aprender a marcar límites y decir "no" a ciertos planes. “Vivimos en una sociedad que glorifica la ocupación constante y la productividad, lo cual puede llevarnos a sentirnos culpables si no estamos siempre activos. Sin embargo, aprender a decir "no" es una herramienta poderosa para proteger nuestro bienestar emocional y físico”, explica el psicólogo.

En su opinión, establecer límites nos permite evitar el agotamiento, dedicar tiempo a actividades que nos nutran y nos reconecten con nosotros mismos, y priorizar lo que realmente importa. “Decir ‘no’ también es una afirmación de nuestras propias necesidades y deseos. Nos da el poder de elegir nuestras experiencias y de evitar compromisos que no aportan valor o que, por el contrario, nos drenan emocionalmente”, indica.

Al no sentir la necesidad de estar constantemente haciendo algo "emocionante", reducimos la presión autoimpuesta y el estrés asociado con las expectativas externas.

© Getty Images

 ¿Cómo afrontar la sobreestimulación?

Lo cierto es que tenemos tantos estímulos externos que, en ocasiones, nos cuesta abstraernos de ellos. “Lidiar con la sobreestimulación es complicado, especialmente en la era digital. Estamos constantemente expuestos a un gran volumen de información: redes sociales, correos, notificaciones y una cantidad interminable de entretenimiento. Esta sobreestimulación puede generar ansiedad, problemas de concentración y una sensación de agotamiento constante. Poca broma, nuestro cerebro necesita poder descansar”, nos explica.

Cuando el cerebro está sobrecargado de estímulos, tiene menos espacio para procesar la información de manera efectiva, lo que puede reducir nuestra capacidad para tomar decisiones y manejar nuestras emociones. “Para contrarrestar esto, es importante incorporar prácticas de mindfulness, desconectar de los dispositivos y permitir momentos de silencio y reflexión. Esto nos ayuda a reconectar con el momento presente y reducir el ruido constante al que estamos expuestos. Si vamos a comer o tomar un café con un amigo, totalmente necesario dejar el teléfono a un lado, hay que disfrutar del momento y de la compañía y por desgracia debemos hacer ese esfuerzo de forma consciente”, argumenta Marc Rodríguez. 

Lidiar con la sobreestimulación es complicado, especialmente en la era digital

¿Qué responsabilidad tienen las redes sociales?

Sin duda, gran parte de ese estímulo viene a través de las redes sociales. Por eso sorprende que hay cierto movimiento de jóvenes que  ya están 'huyendo' de ellas. “Me parece un movimiento saludable y una respuesta natural a la sobrecarga de estímulos y presión social que estas plataformas generan. Las redes sociales pueden ser herramientas útiles, pero también tienen un alto coste emocional, particularmente cuando se usan para compararse constantemente con los demás, cosa que es inevitable, no podemos engañarnos”, indica el experto que no quiere, eso sí, criminalizarlas. Como en todo, la clave es hacerlo con cabeza.

Alejarse de las redes sociales, o al menos reducir su uso, puede proporcionar una gran liberación, permitiendo a los jóvenes tener más tiempo para ellos mismos, desarrollar actividades fuera del entorno digital y mejorar su bienestar emocional. Esta tendencia es un reflejo de la necesidad de reconectar con lo real y de establecer límites frente a un entorno virtual que, aunque a veces positivo, también puede ser agotador y tóxico”, apunta.

¿Tener demasiados planes puede causarnos ansiedad?

Lo que los expertos tienen claro es que el hecho de no tener huecos en nuestra agenda, de tener planes todos y cada uno de los días de la semana genera ansiedad. “Vivir constantemente bajo la presión de una agenda repleta de compromisos nos deja con poco o ningún tiempo para relajarnos, reflexionar o simplemente estar presentes. La sensación de que ‘nunca hay suficiente tiempo’ y de tener que correr de una actividad a otra puede aumentar los niveles de ansiedad y acabar agotando todas las baterías que tenemos, físicas, sociales, emocionales…”, nos detalla.

Además, considera que una agenda demasiado llena también significa que hay poca flexibilidad para enfrentar imprevistos, lo cual añade estrés adicional. Además, la falta de descanso y tiempo personal puede afectar nuestra creatividad y capacidad de concentración, llevándonos a sentirnos menos efectivos y más sobrepasados. Ya es imposible vivir una vida ni un 5% contemplativa. 

Adoptar la tendencia del JOMO y el placer de no siempre estar ocupados puede ser muy beneficioso para nuestra autoestima.

Mejorar la autoestima

Por el contrario, apuntarnos a esta nueva tendencia puede tener ciertos beneficios para nuestra autoestima. “Adoptar la tendencia del JOMO y el placer de no siempre estar ocupados puede ser muy beneficioso para nuestra autoestima. Cuando dejamos de buscar validación externa y comenzamos a actuar en función de nuestras propias necesidades y deseos, estamos enviando un mensaje claro a nosotros mismos: Yo valgo la pena por lo que soy, no por lo que hago o por estar en todas partes", apunta.

Por eso, darnos el permiso de decir "no" y priorizar lo que realmente queremos hacer nos ayuda a recuperar nuestro sentido de control, y esto fortalece nuestra autoestima. Aprendemos a escuchar nuestras propias voces internas en lugar de dejarnos llevar por las expectativas o presiones externas. “Este enfoque nos permite tener una vida más auténtica y significativa, lo cual, en última instancia, nos hace sentir más seguros y satisfechos con nosotros mismos”, concluye el psicólogo.