Que la menopausia es una etapa compleja en la vida de muchas mujeres es algo que está fuera de toda duda. Muchas afrontan síntomas muy variados que puedes llegar a afectar a su calidad de vida. Uno de los que aparece de forma más habitual es la fatiga. Y es que esa sensación de cansancio, de no poder más, de falta de energía, afecta a más de la mitad de las mujeres en transición menopáusica (53,3%), tal y como ha detectado Domma en su última encuesta con 25.000 participantes.
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¿Por qué aumenta la fatiga en otoño?
Estamos ante un problema que, además, empeora en los meses de otoño, debido a la astenia propia de esta estación, que hace que se incrementen sensaciones como somnolencia, debilidad física, falta de vitalidad, apatía y cambios en el apetito y el sueño. “Hemos detectado que durante los meses de septiembre y octubre crece el número de mujeres que nos manifiestan que padecen fatiga y que la sufren con mayor intensidad. Durante el cambio de estación tenemos aproximadamente un 30% más de mujeres de más de 45 años que refieren que están muy cansadas y que no tienen energía”, explica Cristina Martínez, co-fundadora de Domma.
En opinión del doctor Alfonso Galán, experto de Neolife, en estas fases de la vida “se tiene potencialmente un estado de ánimo peor y más lábil, por lo que los cambios estacionales pueden intensificar síntomas como el insomnio, la fatiga y los cambios de humor”. La falta de estradiol, progesterona y testosterona en mujeres les hace, explica, más sensibles a estos cuadros.
Muy a menudo las mujeres no son conscientes de que el cansancio que sienten es debido a la menopausia y lo vinculan sólo al ritmo de vida.
Un síntoma al que no se le presta la importancia que tiene
Estamos ante un problema no menor, pues distintos estudios científicos sobre la fatiga y el cansancio durante la transición menopáusica señalan que estos síntomas pueden llegar a afectar a entre el 75% y el 88% de las mujeres maduras. Pero sin embargo, lo cierto es que se trata de una sintomatología que se suele pasar por alto, a la que no se le da la importancia que realmente tiene. “El hecho de estar agotadas, apáticas, desganadas o fatigadas es algo que las mujeres muchas veces llevamos en silencio, como si fuera algo inherente a nuestra carga mental. Por eso, muchas veces lo normalizamos, nos lo callamos y no buscamos soluciones, pero las hay”, hace hincapié Mireia Roca, co-fundadora de Domma.
¿Cansadas por la menopausia o por el ritmo de vida?
Hay de tratar de detectar, además, el origen de ese cansancio. De hecho, Roca afirma que muy a menudo las mujeres no son conscientes de que el cansancio que sienten es debido a la menopausia y lo vinculan sólo al ritmo de vida. “Esto ocurre mucho en mujeres que están entrando en la perimenopausia y que se sienten agotadas, pero no asocian que lo que les pasa tiene su origen en el comienzo de la perimenopausia. Estas mujeres, con un tratamiento específico para la transición menopáusica, pueden recuperar su energía y volver a sentirse llenas de vitalidad. Sin embargo, no les servirá tomar cualquier multivitamínico genérico como algunas toman porque el origen de su fatiga son los cambios hormonales de esta etapa”, explica Roca.
Cuatro causas del cansancio en la menopausia
Es importante también buscar las causas que pueden hacer que nuestro cansancio de incremente en una etapa como la menopausia. Y no podemos olvidar que estamos ante un problema multifactorial.
- Las hormonas tienen, una vez más, gran parte de la culpa. La disminución de estrógenos del climaterio afecta directamente al sistema nervioso central, lo que puede desencadenar alteraciones en la calidad del sueño y aumentar la fatiga.
- En segundo lugar, no podemos olvidar el papel del insomnio y las alteraciones de los patrones del sueño que sufren dos de cada tres mujeres durante la menopausia (más del 63%), según el último estudio de Domma, que también incrementan la sensación de cansancio y afectan a la energía diaria y al rendimiento cognitivo.
- En tercer lugar, el cansancio durante el climaterio también está relacionado con otros síntomas como la depresión, la irritabilidad y los problemas cognitivos, que pueden aumentar la percepción de fatiga física y mental.
- Por último, el equipo de Domma señala otras causas que pueden afectar a la sensación de cansancio: el estrés, llevar un ritmo de vida acelerado y otros factores relacionados con la edad, como el desgaste e inflamación de huesos y articulaciones, el enlentecimiento generalizado del metabolismo y la menor fuerza muscular y fatiga crónica.
La disminución de estrógenos afecta directamente al sistema nervioso central, lo que puede desencadenar alteraciones en la calidad del sueño y aumentar la fatiga
Cómo afrontar el cansancio en la menopausia
Tratar que la fatiga que podemos sentir en la menopausia no les haga parar es el objetivo de muchas mujeres. Por eso, el equipo de Domma propone seguir los siguientes hábitos para disminuir esta sensación de cansancio y la astenia otoñal, basados en un pilar fundamental: el autocuidado:
- Intentar llevar un estilo de vida más saludable que ayude al cuidado y bienestar de una misma. ¿Cuáles son las claves? Es importante limitar el alcohol, mantenerse bien hidratada, seguir una alimentación sana y variada y ejercitarse a diario con una actividad física que no sea extenuante. Además, en el día a día, es importante intentar compatibilizar todos los ámbitos de la vida, tanto personal, como familiar y profesional intentando no caer en el agotamiento ni sobrecargarse de actividades sociales.
- Cuidar también la mente. Igual de importante es cuidar nuestra salud mental, por eso hay que tratar de buscar la relajación mental, y tenemos a nuestro alcance alternativas como el yoga o la meditación antes de acostarse para conectar con una misma, alejar las preocupaciones y bajar revoluciones. Eso sí, en ocasiones no es suficiente, y si quien padece fatiga detecta que la apatía o el agotamiento son muy graves o prolongados, puede ser de ayuda ir a psicoterapia para tener un espacio de crecimiento personal con ayuda de una profesional.
- Descansar. Parece una obviedad, pero el descanso es fundamental. Es importante dormir 7-8 horas de forma profunda durante la noche. En una etapa como la menopausia no siempre es sencillo, pues aparece en no pocas ocasiones el temido insomnio, acompañado de los sudores nocturnos. Por eso, una buena alternativa es diseñar una rutina antes de ir a la cama, lo cual enviará señales al cerebro y al sistema nervioso para avisarle de que se acerca la hora de dormir y de que es momento de relajarse. Es fundamental dejar de lado las pantallas, leer un libro, escuchar música relajante, encender una vela y rodearse de un ambiente relajante y tenue para que empiece a fluir la melatonina en el cuerpo.
Si quien padece fatiga detecta que la apatía o el agotamiento son muy graves o prolongados, puede ser de ayuda ir a psicoterapia
Los suplementos, ¿buenos aliados?
Hay que buscar, claro está, soluciones. Y en este sentido, para combatir la fatiga vinculada al climaterio, así como la astenia otoñal, Domma recomienda apoyarse en suplementos naturales elaborados a base de adaptógenos y nutrientes para la transición menopáusica. Entre ellos pueden destacar adaptógenos como la ashwagandha -que mejora la respuesta al estrés y equilibra el sistema nervioso-, el shatavari -un fitoestrógeno que se une a receptores de estrógenos en todo el cuerpo, “simulando” sus efectos y favoreciendo el equilibrio hormonal- y la rhodiola -un adaptógeno con efectos anti-fatiga que ayuda a adaptarse al esfuerzo físico-. Por otro lado, de nutrientes esenciales como el calcio -mineral esencial para fortalecer la salud de huesos y articulaciones y prevenir la pérdida de masa ósea-, las vitaminas del grupo B, la vitamina C, la vitamina D, el hierro y el zinc, que pueden aliviar el cansancio ya desde la perimenopausia.