Mujer tomándose su medicación © Getty Images

Consejos de salud

¡Cuidado! Estos errores que cometes al tomar medicamentos ponen en riesgo tu salud

A veces los tomamos como caramelos, sin tener en cuenta que los medicamentos son sustancias que pueden poner en riesgo nuestra salud si hacemos un uso inadecuado de ellos. Estos son los errores más comunes y los más peligrosos, contados por una experta en farmacia 


14 de octubre de 2024 - 14:42 CEST

Los tenemos muy a mano. Nos duele la cabeza y recurrimos a un paracetamol o un ibuprofeno, casi siempre sin plantearnos de dónde salen estos medicamentos y si tienen efectos secundarios. Y es que los fármacos forman parte ya de nuestra vida diaria y han sido, a lo largo de la historia, uno de los avances más importantes en la lucha contra las enfermedades o las dolencias que nos aquejan. Desde los simples remedios naturales que se usaban en la antigüedad (y que muchos de ellos se siguen utilizando) hasta los sofisticados fármacos modernos creados en laboratorios de alta tecnología, los medicamentos han transformado la medicina y han permitido que vivamos más y mejor. Pero, ¿qué sabemos de estas fórmulas? ¿Las tomamos correctamente aunque nunca nos hayan hecho nada? ¿Podemos estar cometiendo errores que pongan en juego nuestra salud o su eficacia? Para ello, hablamos con la farmacéutica Meritxell Martí, directora de Farmacia Meritxell, en Andorra

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Las civilizaciones antiguas, como la egipcia, la griega o la china, ya usaban plantas medicinales como la manzanilla, el ajo o el aloe vera para tratar diversas afecciones

La evolución de los medicamentos: de la naturaleza a los laboratorios

A lo largo de los siglos, el ser humano ha buscado en la naturaleza sustancias que le ayudaran a curarse de diversas enfermedades. Durante miles de años, los remedios a base de hierbas y las terapias manuales fueron las principales formas de tratamiento. Las civilizaciones antiguas, como la egipcia, la griega o la china, ya usaban plantas medicinales como la manzanilla, el ajo o el aloe vera para tratar diversas afecciones. Estos tratamientos a menudo se basaban en el conocimiento empírico de generaciones pasadas, que habían aprendido a observar los efectos de las plantas y otras sustancias naturales sobre el cuerpo humano.

Meritxell Martí destaca que, aunque muchas personas piensan que los medicamentos modernos son exclusivamente productos de laboratorio, en realidad, muchos siguen teniendo su origen en la naturaleza. Algunos fármacos, como los opiáceos, provienen de plantas, mientras que otros se derivan del reino animal o incluso mineral. Las sales de calcio o litio, por ejemplo, son fármacos obtenidos del reino mineral, mientras que algunos productos pancreáticos tienen su origen en animales. "Y por supuesto", añade Martí, "no podemos olvidar la biotecnología y la síntesis química, que son las grandes responsables de los medicamentos más avanzados que tenemos hoy en día".

¿Cómo funcionan los medicamentos?

Los medicamentos no solo varían en su origen, sino también en su modo de actuar dentro de nuestro cuerpo. Cuando ingerimos un fármaco, no se queda simplemente en nuestro estómago o en el área afectada. Los compuestos químicos que contiene entran en el torrente sanguíneo y viajan a través de todo el cuerpo, interactuando con diversas células y sistemas para cumplir su propósito.

Cada fármaco tiene un "mecanismo de acción" diferente, es decir, una manera específica en la que trabaja para modificar o influir en una función del cuerpo. Algunos medicamentos, como los antibióticos, tienen la capacidad de atacar y destruir bacterias. Otros, como los analgésicos, se encargan de bloquear las señales de dolor que viajan al cerebro. También existen fármacos diseñados para regular el funcionamiento de órganos específicos, como los que se utilizan en enfermedades del corazón o la diabetes.

Por otro lado, señala la farmacéutica, "hay fármacos, como los psicofármacos, que están diseñados para influir directamente en el cerebro y el estado de ánimo, como los antidepresivos o los ansiolíticos". Pero también hay otros medicamentos que pueden tener efectos colaterales en nuestro estado de ánimo sin estar diseñados para ello. Es el caso de los corticosteroides o de ciertos analgésicos que, aunque no son específicamente para la salud mental, pueden influir en cómo nos sentimos.

Manos de mujer con un bote de pastillas© Adobe Stock

¿Por qué son tan importantes los medicamentos?

Los medicamentos no solo tratan síntomas; en muchos casos, pueden curar enfermedades que antes eran mortales. Pensemos, por ejemplo, en los antibióticos. Antes de su descubrimiento, infecciones que hoy consideramos menores, como una neumonía o una infección de garganta, podían tener consecuencias fatales. Los antibióticos permitieron salvar millones de vidas al combatir eficazmente las infecciones bacterianas.

Además, en el caso de enfermedades crónicas, los medicamentos son una herramienta vital para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Por ejemplo, los antihipertensivos ayudan a controlar la presión arterial y reducen el riesgo de sufrir ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, mientras que los fármacos para la diabetes permiten mantener estables los niveles de azúcar en sangre, evitando complicaciones graves.

Pero con todo lo positivo que tienen los medicamentos, también es fundamental recordar que su uso indebido puede tener graves consecuencias. Como asevera Martí, "si no seguimos las pautas autorizadas y para las que se disponen estudios, pueden variar tanto su acción como sus efectos secundarios." Por eso es crucial seguir las recomendaciones tanto del médico como del farmacéutico.

Si no completamos la pauta completa porque ya nos sentimos bien, nos exponemos a que la enfermedad vuelva o que, incluso, empeore

Meritxell Martí, farmacéutica

Errores comunes que pueden poner tu salud en riesgo

Uno de los mayores problemas en torno a los medicamentos es el mal uso que a veces hacemos de ellos. Meritxell Martí destaca algunos de los errores más comunes:

  • Automedicación: este es uno de los errores más frecuentes y peligrosos. A veces, por querer ahorrar tiempo o evitar una visita al médico, nos automedicamos basándonos en la experiencia de otras personas. "Es muy habitual el boca a boca en los fármacos", señala Martí, "cuando un amigo o familiar nos recomienda algo que le ha funcionado sin saber si es lo adecuado para nosotros".
  • No completar el tratamiento: muchas veces, cuando empezamos a sentirnos mejor, dejamos de tomar el medicamento antes de tiempo, creyendo que ya no es necesario. Sin embargo, esto puede hacer que la enfermedad vuelva o incluso empeore. "Es muy importante completar siempre la pauta completa del tratamiento", advierte Martí.
  • Cambiar la dosis por nuestra cuenta: ya sea por pensar que la dosis prescrita no es suficiente o por creer que con menos será igual de efectivo, modificar la dosis sin consultar a un médico puede ser muy peligroso. "La dosis de un medicamento está diseñada para ser eficaz y segura", puntualiza la experta.
  • Confusión con los medicamentos: es fácil cometer errores cuando los medicamentos tienen un aspecto similar, ya sea en forma o en color. Esto puede llevar a tomar el fármaco equivocado, lo cual puede ser muy perjudicial para la salud. Esto puede ocurrir cuando tomamos varios fármacos y puede ser especialmente grave en gente mayor. 
  • Uso incorrecto: cada medicamento tiene su forma de administración adecuada. No debemos usar un jarabe como tópico ni beber un inyectable. Estos errores, aunque parezcan poco comunes, suceden más de lo que imaginamos y pueden tener consecuencias graves.
© Adobe Stock

Mezclar medicamentos: un riesgo mayor del que pensamos

Otro de los errores más peligrosos es la mezcla de medicamentos sin consultar a un especialista. En algunos casos, esto puede generar interacciones inesperadas que amplifican o reducen el efecto de uno de los fármacos, provocando efectos adversos. Como indica Martí, "algunos medicamentos pueden actuar en la misma dirección y aumentar el efecto del otro, o al contrario, reducir su eficacia. Por eso es fundamental hablar con un farmacéutico antes de combinar tratamientos.

Mezclar algunos medicamentos con alcohol puede tener consecuencias graves, como provocar somnolencia extrema o dificultad respiratoria

Meritxell Martí, farmacéutica

El peligro de mezclar medicamentos con alcohol

Otro de los riesgos a los que nos exponemos es subestimar el peligro de mezclar medicamentos con alcohol. Como advierte Meritxell Martí, "en general no se deben mezclar, ya que puede haber efectos nocivos tanto a nivel del sistema nervioso central como del sistema digestivo". Mezclar alcohol con benzodiacepinas o antidepresivos puede amplificar los efectos sedantes, provocando somnolencia extrema o dificultad respiratoria. Además, el alcohol puede interferir con medicamentos como los antibióticos o los analgésicos, reduciendo su efectividad o aumentando el riesgo de efectos secundarios graves.

Guardar los medicamentos de forma segura

Almacenar los medicamentos de manera adecuada es otro aspecto fundamental para garantizar su eficacia. Es importante mantenerlos en un lugar fresco, seco y fuera del alcance de los niños. Martí también sugiere revisar regularmente las fechas de caducidad y desechar los medicamentos que hayan expirado, llevándolos a un punto de recogida especializado como el SIGRE.

Cómo evitar errores al tomar medicamentos

Para evitar los errores más comunes, es importante tomar algunas precauciones sencillas. Martí recomienda etiquetar los medicamentos con la dosis correcta, utilizar pastilleros diarios para organizar el tratamiento y, sobre todo, consultar siempre al farmacéutico ante cualquier duda. "El farmacéutico es el especialista en medicamentos", afirma, "y está para ayudarte a resolver cualquier duda sobre cómo y cuándo es aconsejable tomar los fármacos".

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