Tal vez alguna vez has tenido esa sensación de que te duele por dentro, de que te duele el alma. Los expertos hablan en estos casos de dolor emocional, un sentimiento que tiene sus diferencias con el malestar puramente físico, pero hay que prestarle la misma atención, pues también puede mermar (y mucho) la calidad de vida de quien lo padece.
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Diferencias del dolor emocional y el físico
Tal y como nos explica la doctora Remedios Gutiérrez, Psiquiatra, Médico Internista y Psicoanalista del CEAP (Centro de Estudios y Aplicación del Psicoanálisis, el dolor físico o debido a causas físicas se produce por lesiones, heridas externas, órganos dañados, etc. “Es un dolor físico o ‘sensorial’ porque emerge del cuerpo y su percepción se trasmite desde lo físico al cerebro de forma directa, a través de las terminaciones nerviosas”, puntualiza.
Sin embargo, nos explica que en el caso del dolor emocional (que no siempre tiene una causa concreta) parte, como su propio nombre indica, de una emoción: es un sentimiento intenso de pena, tristeza, miedo… “En este caso, el cerebro recibe el mensaje del dolor y lo procesa en áreas distintas a las que intervienen cuándo se trata de dolor físico”, nos detalla.
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¿Cómo se manifiesta el dolor emocional?
Nos preguntamos qué señales nos pueden alertar de que padecemos este problema. Según la especialista, hay multitud de síntomas que pueden darse, de manera más o menos intensa, según el nivel de dolor emocional. Y nos destaca algunos de ellos:
- Empezar a abandonar el cuidado personal.
- Cambios bruscos y repentinos de humor.
- Niveles altos de estrés o ansiedad que pueden llevar a sentirse bloqueado ante tareas cotidianas.
- Que cueste más de lo habitual levantarse de la cama pese a haber dormido suficiente.
- Sensación de cansancio mental.
- Comer impulsivamente (atracones) de forma emocional (no por hambre sino para llenar una sensación de ‘vacío’).
Distintas fases del dolor emocional
Una de las dudas que nos surge es si pasa el dolor emocional por diferentes fases. “Depende mucho de la persona: puede empezar levemente e ir in-crescendo o, al contrario, ser muy intenso de entrada e ir pasando por fases dispares con sintomatología como la descrita anteriormente”, nos indica.
Causas del dolor emocional
Sabemos ya cómo se manifiesta, pero una de las dudas que se puede plantear quien lo sufre es cuáles son las principales causas o desencadenantes del dolor emocional. Por qué se siente así. En ocasiones los motivos son bien claros y fáciles de detectar, pero no siempre sucede así.
“Hay tantas causas como personas, circunstancias vitales y modalidades de gestionar lo psíquico o emocional”, nos anticipa la doctora, que agrega que los detonantes más habituales son problemas laborales y/o económicos, la pérdida de un ser querido y un divorcio.
“Hay múltiples cambios y problemáticas vitales ‘normales’ que pueden desembocar en dolor emocional: sobreponerse despende de las herramientas para gestionarlo de las que dispone cada cual. Otra cuestión es el dolor emocional por eventos traumáticos como abuso, secuestro… En ese caso, además de sostenido en el tiempo, es muy difícil superar ese dolor sin terapia e incluso medicación”, nos explica.
Lo que está claro es que, independientemente de la causa que lo motiva, puede llegar a condicionar el día a día de quien lo padece. “Si es un dolor emocional crónico puede llegar a condicionar la vida diaria sobremanera disminuyendo la capacidad de realizar tareas cotidianas e incluso de relacionarse con los demás”, comenta la doctora Gutiérrez.
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¿Es difícil detectar el dolor emocional?
Hay personas, además, a las que les cuesta darse cuenta de que están pasando por un proceso que implica padecer este dolor emocional. “Al principio, suele ser complicado verlo y, sobre todo, reconocérselo. Hay que tomar conciencia de que ninguno de los síntomas descritos son cuestiones con las que uno se deba resignar a vivir: tomar conciencia y pedir ayuda es esencial para salir de ahí”, afirma.
Cómo tratar el dolor emocional
Una vez que se detecta el problema es fundamental buscar ayuda para tratar de superar ese dolor emocional. “Si con el apoyo de nuestros allegados y seres queridos no se logra mejorar y si se siente por más de un par de semanas, resulta más que recomendable recurrir a ayuda profesional”, sugiere la experta en salud mental, a quien le hemos preguntado por cuáles son las estrategias que tenemos a nuestro alcance para tratar de superar este tipo de dolor. “Depende mucho de cada persona: no todos tenemos las mismas herramientas pues la educación emocional es muy dispar en cada familia. Si persiste o se cronifica es difícil de superar sin ayuda terapéutica y/o psiquiátrica”, nos cuenta.
Pero lo que está claro es que merece la misma atención que el dolor físico. “Por desgracia, aún queda mucho por hacer para que, a nivel social e, incluso, médico, se reconozcan los trastornos emocionales al mismo nivel que los físicos, pero, gracias a Dios, vamos avanzando en ello”, concluye.