Que si la #ThatGirl, el #de5a9, o el #modomonje. Técnicas de productividad que conocemos gracias a TikTok hay tantas como dudas sobre la eficacia de las mismas. Sin embargo, en los últimos meses hay una que parece estar calando hondo tanto entre usuarios de la red social, como en los textos de LinkedIn de grandes empresarios. Hablamos del método Pomodoro, una técnica de gestión del tiempo desarrollada por Francesco Cirillo a finales de la década de 1980. El curioso nombre proviene del temporizador de cocina en forma de tomate ("pomodoro" en italiano) que su creador utilizaba para aplicar esta estrategia.
"Originalmente nació para mejorar el balance entre la fatiga mental y la gestión del tiempo. Se trata de un método que puede funcionar en contextos que requieran concentración intensiva, especialmente en tareas largas o monótonas", explica Silvia dal Ben, psicóloga y responsable clínica de la plataforma de psicología online Unobravo. Según los dictados que marcan sus pautas, la base que sostiene su puesta en escena se crea dividiendo el tiempo de trabajo en intervalos de alta concentración, tradicionalmente de 25 minutos de duración, seguidos de pausas breves.
La técnica Pomodoro, paso a paso
Para llevar a cabo esta técnica, el primer paso a seguir consiste en elegir una tarea específica en la que deseemos concentrarnos. Es decir, de todas las funciones que tengamos pendientes debemos escoger una que ocupe nuestro principal foco de atención. Ya sea preparar un documento, estudiar un tema, o, incluso, puede ser limpiar la cocina. Esta tarea será la que realizaremos exclusivamente durante 25 minutos, tiempo que mediremos con un temporizador para estar completamente concentrados y no tener que estar pendientes de cuánto rato estamos invirtiendo.
Para realizarla bien, es importante que si aparece algún tipo de distracción tratemos de quitarla de nuestra mente lo antes posible. Podemos hacerlo, por ejemplo, apuntándola en una libreta para pensar sobre ella después. Si esto sucede, debemos volver a la actividad que estábamos realizando y seguir con lo que estábamos haciendo con el tiempo que ya teníamos establecido, sin alterarlo. Hasta aquí los 25 minutos se realizan sin descanso, pero una vez terminados, podemos parar durante cinco minutos para llevar a cabo cualquier actividad que nos relaje. En este momento, podemos beber agua, tumbarnos, estirarnos, o despejarnos mirando lo que sucede al otro lado de la ventana.
Cuando se termine la breve pausa, retomaremos de nuevo el método repitiendo el mismo proceso durante cuatro ciclos, y realizar un descanso de media hora al finalizarlo. Estas son las normas base, pero cada persona puede adaptar la cuantía de minutos según considere cómo es su tiempo de concentración y sus necesidades, un punto muy relevante para lograr que su eficacia se cumpla: "Este método puede funcionar en contextos que requieran concentración intensiva, especialmente en tareas largas o monótonas. Su efectividad depende, en gran medida, de la percepción personal de la tarea y del significado que le dé a fatiga mental o monotonía. Cada persona debe preguntarse: qué tipo de tareas le resultan mentalmente más agotadoras y monótonas, y a partir de ahí, de tenerlas identificadas, aplicar el método y evaluar si se ajusta a sus necesidades con respecto a sus objetivos. Si se nota una mejora en tu productividad, significa que el método funciona".
Otros métodos que ayuda a ser más productivos
A pesar de que muchos usuarios defienden que les ayuda notablemente a realizar sus tareas con productividad y descansar al mismo tiempo, lo cierto es que no hace falta que cronometremos siempre nuestra vida, ni recurramos a técnicas como esta para ser todo lo productivos que queremos. Algunas, eso sí, como señala la psicóloga también nos pueden ayudar a empezar a implementar determinadas rutinas que nos ayuden a concentrarnos mejor.
Cada persona debe estudiar cuál se ajusta más a ella, pero la experta nos da algunas ideas: "El método GTD (Getting Things Done): se enfoca en organizar y priorizar tareas, y es uno de los que pueden funcionar bien con quienes pierden el hilo de las prioridades y necesitan establecer antes qué es más o menos importante según el objetivo. También, el time blocking, puede ser una buena opción. Consiste en asignar bloques específicos de tiempo a diferentes actividades. Este puede ayudar a quien alarga mucho el tiempo haciendo la tarea con la que empieza su sesión, dejando poco tiempo para las siguientes".
El equilibrio entre ocio y descanso es fundamental
Más allá de pautas que podemos implementar, resulta fundamental aprender a equilibrar nuestros momentos de trabajo con los de descanso, como comentábamos, sin necesidad de cronometrar los minutos. Cualquier exceso siempre es malo, por lo que podemos comenzar a introducir pausas regulares y desconexiones según las exigencias de cada situación, sin necesidad de que cada día sigamos la misma rutina estricta.
Además, uno de los focos que sí comenta la psicóloga que es fundamental empezar a trabajar es el de nuestra planificación: "Aunque, por ejemplo, incorporar descansos cortos, como los del método Pomodoro, puede ayudar a mantener la energía mental durante la jornada, para algunas personas, la clave puede estar más en una buena planificación que en las pausas en sí", cuenta, y enfatiza también la relevancia de equilibrar bien nuestro tiempo de ocio con el de nuestras responsabilidades: "Es importante integrar tiempos de descanso más largos y actividades recreativas fuera del trabajo, como la relajación, el ejercicio o las relaciones sociales. Estas actividades contribuyen al bienestar general y permiten recuperar el enfoque".
Tener tiempo para todo es necesario para sentirnos bien. Por eso, a veces sucede que debemos parar un segundo y analizar nuestros comportamientos, estudiar si estamos equilibrando la balanza bien, y analizar cómo nos sentimos respecto a ello. "Es necesario reflexionar sobre cómo te sientes tanto en el trabajo o con tus deberes como en los momentos de relax. Es más común de lo que nos podemos imaginar encontrar a personas que se sienten incómodas durante el tiempo libre, lo que indica un desequilibrio hacia el lado laboral. La clave está en lograr un equilibrio entre las necesidades de descanso, los deberes y los objetivos personales", concluye Silvia dal Ben.