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Su nombre es tan explícito, que al leerlo ya podemos intuir lo que percibe quien lo padece: un sonido intenso, súbito, un estruendo desagradable, como si fuera una explosión, que se percibe durante el sueño. No es extraño, claro está, que cause una sensación de sobresalto que hace que quien lo padece se despierte. “El síndrome de la cabeza explosiva, como su nombre indica, es una sensación que experimentas como si notaras una explosión”, nos detalla el doctor Alex Ferré, especialista en Medicina del sueño y miembro de Grupo Top Doctors, quien explica se trata de un trastorno benigno, que no se asocia con ninguna otra patología del sistema nervioso central ni orgánico. Pero no hay duda de que puede afectar a la calidad del sueño de quien lo padece.
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© Getty ImagesAsí se manifiesta
Como decíamos, la persona que lo sufre percibe un ruido intenso, pero no tiene dolor. “Esto debe quedar claro, que no produce una sensación de dolor, sino que es algo sensorial, como de explosión en la cabeza. Lo sientes, y puedes tener también una alucinación auditiva o incluso visual, pues pueden aparecer luces o destellos. Esto dura muy poco rato y normalmente suele aparecer el momento de irse a dormir o de levantarse”, añade el experto. “En el caso de que fuera acompañada de dolor, ya entraríamos en el terreno de las cefaleas y tendríamos que empezar a indagar otros tipos de trastorno o enfermedad neurológica", indica. No es extraño que esta situación genere en quien lo padece nerviosismo y cierta sensación de ansiedad relacionada con el sueño.
¿Con qué frecuencia suelen aparecer estos síntomas?
Le preguntamos al especialista con qué frecuencia suelen aparecer estos síntomas y nos detalla que esta es muy variable y depende de cada persona. Partimos de que esta enfermedad tiene una prevalencia baja, aunque también es cierto que es posible que afecte a más personas de las que están diagnosticadas, pues hay quienes no quieren compartirlo, prefieren ocultarlo y no manifiestan tener este problema.
“Hay personas que lo tienen una vez al año, otras que los tienen una vez cada mes. Hay personas que lo tienen varias veces a la semana y a partir de cierto de cierto rango de frecuencia es cuando se puede valorar la opción de aplicar algún tratamiento para minimizar este impacto y estas molestias”, explica el doctor. En relación con la frecuencia, el experto considera que se podría comparar con la migraña. “Hay gente que tiene migrañas muy poco frecuentes y en cambio otras personas sufren este problema mucho más a menudo”, detalla, explicando que, en función de la incidencia, se inicia o no un tratamiento.
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Personas con más riesgo de padecer este problema
El experto nos aclara que es un síndrome que puede aparecer en todos los rangos de edad, desde la infancia (aunque para los niños es complicado explicar bien lo que les pasa), hasta la adolescencia, la edad adulta y la ancianidad. El experto indica que puede aparecer más en mujeres, pero tampoco está así muy contrastado.
Los expertos explican que las causas de este trastorno no están claras
Causas de su aparición
Al ser un trastorno poco habitual, lo cierto es que no es sencillo encontrar las causas que se esconden tras este problema del sueño. “Las causas de este trastorno no están claras. A nivel fisiopatológico es muy poco conocido, no existe ninguna teoría para poder explicarlo. Se ha valorado que se trate de un proceso neurológico, de alguna sensación del sistema nervioso central o incluso a veces del sistema auditivo. Pero, como decíamos, no hay ninguna teoría que lo confirme”, explica. Y añade que también hay que considerar la exposición a tóxicos, tanto de tratamientos médicos como de drogas que también pueden favorecer esta estas sensaciones del síndrome de cabeza explosiva.
“A partir de ahí, es muy importante siempre hacer una revisión del paciente, de su historia clínica, para intentar descartar alguna otra patología con la que pueda confundirse, y concretar bien que estamos delante de un síndrome de cabeza explosiva”, añade el doctor, que remarca que las causas más frecuentes a veces pueden estar asociadas a patología de oído o a una mala higiene del sueño. “Una privación crónica de sueño, el dormir poco, tener malos hábitos de sueño, todo esto también se ha visto que puede favorecer la aparición de este síndrome o aumentar su frecuencia”, nos comenta.
Es importante descartar alguna otra patología con la que pueda confundirse
© Getty ImagesAsí se confirma el diagnóstico
Estamos, como parece evidente, ante una entidad médica de carácter bastante desconocido. Por eso, nos planteamos cuáles son los pasos que se deben seguir para tratar de confirmar el diagnóstico. “Normalmente se basa en la exploración clínica, pero en ocasiones nos vemos obligados a descartar otras patologías, sobre todo trastornos primarios del sueño, como el síndrome de sueño insuficiente, dormir poco. Pero también tendremos a veces que derivar al paciente a realizar una polisomnografía cuando estas sensaciones puedan ir acompañados de ronquido, malestar en las piernas, que podría ser un síndrome de piernas inquietas, movimiento e inquietud durante el sueño, pesadillas, trastornos de sonambulismo, de bruxismo... Porque todo esto podría indicar que hay una alteración del sueño que también podría favorecer la aparición de este síndrome”, nos detalla.
En función de la ansiedad que tenga el paciente y cómo lo viva, se puede realizar un tratamiento sintomático con medicación
¿Existe algún tratamiento eficaz para este problema?
El doctor hace mención a la importancia de valorar la frecuencia con la que se produce este síndrome. Hay que valorar opciones de tratamiento cuando el paciente lo tiene dos o tres veces a la semana o varias veces en una noche. “En función de la ansiedad que tenga el paciente y cómo lo viva, se puede realizar un tratamiento sintomático con medicación. No hay un tratamiento específico, pero se han utilizado antidepresivos y antiepilépticos, y también, sobre todo, se han reforzado y revisado, que es lo más importante, las medidas higiénicas del sueño”, nos comenta el especialista, que detalla la importancia de seguir unas buenas pautas de higiene de sueño, entre las que se incluyen dormir las horas necesarias, acostarse y levantarse siempre a la misma hora, suprimiendo el uso de pantallas antes de dormir, recurriendo a la luz cálida para facilitar la entrada del sueño, crear un ambiente de oscuridad, silencio, cama cómoda, etcétera.
