"La nutrición y nuestro estilo de vida son la medicina del futuro: la salud se sirve en una mesa de cuatro patas". Así lo cree la nutricionista integrativa Elisa Blázquez, que acaba de publicar su libro Toma las riendas de tu salud, publicado por Espasa. Una guía en la que la autora pretende que conozcas mejor tu microbiota, tus digestiones, para mejorar tu nivel de energía y, por ende, tu calidad de vida. Y es que ¿sabías que hay alimentos que debilitan tu intestino y promueven la temida inflamación crónica? Ha llegado la hora de tomar las riendas de nuestra salud y sobre todo ello hemos tenido la ocasión de hablar con la experta.
El título del libro ya nos anima a un propósito que es toda una declaración de intenciones: tomar las riendas de nuestra salud, ¿no crees?
Así es, el objetivo de este libro no es otro que ayudar y facilitar el camino de la salud y el bienestar. Tomar las riendas de nuestra salud es mucho más sencillo de lo que nos creemos y hay muchas herramientas para cuidarnos que pueden ser realistas para todos. Lo más importante es entender el cambio y empezar poco a poco. Cada paso sumará y mejorará tu calidad de vida.
¿En qué momento piensas que hemos podido dejar de lado esas riendas, que no le hemos prestado a nuestra salud digestiva la importancia que se merece?
Creo que tiene mucho que ver con el ritmo de vida actual que tenemos, no damos valor ni dedicamos tiempo suficiente a la prevención de salud. Hemos normalizado estar hinchados, estreñidos o tener reflujo y lo solucionamos rápido con alguna pastilla, cuando queremos darnos cuenta de que hemos perdido las riendas, ya suele ser demasiado tarde. Es algo que por desgracia vemos incluso en los más pequeños, por eso pretendo generar una nueva conciencia con este libro, y que cada uno, con sus circunstancias y la de su familia, reaccione ya.
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¿Piensas que le hemos dado, por fin, la importancia que tiene al hecho de combatir la temida inflamación?
Estamos en el camino, ahora parece que las palabras “inflamación” o “SIBO” están de moda. Pero es importante que aprendamos a diferenciar cada cosa y que entendamos bien qué pasa en nuestro cuerpo cuando el sistema inmunológico se pone en estado de alerta. Es algo que explico muy bien en mi libro, considero que entender a nuestro cuerpo es el primer paso para poder actuar.
Nuestro estilo de vida y la alimentación que llevamos puede inflamarnos lentamente y surgen un montón de síntomas digestivos y extradigestivos. No hay que normalizar estar cansados, hinchados o con dolores constantes, por eso es muy interesante empezar a conectar síntomas, entender y darse cuenta de donde está la raíz de nuestro problema.
Sucede lo mismo con nuestra microbiota, la gran desconocida hace unos años, pero que ha ido cobrando protagonismo. ¿Cuáles son las claves para mantenerla en equilibrio?
Nuestra microbiota es un gran ecosistema de microorganismos que viven con nosotros y se adaptan a la vida que le damos. Según sea la alimentación, el descanso, el ejercicio o incluso el estrés, nuestros “bichitos” estarán más fuertes o debilitados. En el libro hay un capítulo extenso sobre las claves para cuidarlos, necesitan una alimentación antiinflamatoria cargada de prebióticos, antioxidantes, nutrientes… pero también necesitan descanso, unos horarios ordenados, ejercicio físico. No obstante, no me gusta abrumar con todo lo que es bueno para estar sanos, a veces sentimos que no podremos cambiar todo de golpe y es normal, prefiero que cada uno encuentre los pequeños cambios que son accesibles para mejorar en su vida y su contexto y todo ello sumará.
¿Es sencillo apostar en nuestro día a día, a veces marcado por las prisas, por una dieta antiinflamatoria?
Lo es, es cuestión de tener alternativas. Parece que tendremos que hacer una dieta compleja con un montón de ingredientes que ni conocemos y no es así. Realmente la alimentación antiinflamatoria es algo tan sencillo como comer alimentos reales, volver a las comidas más tradicionales, quitarse el miedo por nutrientes como la grasa y escuchar a nuestro cuerpo. No es difícil cuando lo aplicas porque pueden encontrar los alimentos en el mismo supermercado de siempre, puedes preparar platos muy sencillos y comerás alimentos que te saciarán más y te harán sentir mejor. Tampoco se trata de prohibirte nada, si no de entender qué alimentos tomar en la vida cotidiana porque suman y nutren.
Está claro que todo cambio cuesta al principio porque hay que habituarse a la nueva alternativa, pero es cuestión de notar los beneficios y siempre apetece seguir así.
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Una manera de convencernos de por qué es importante apostar por este tipo de dieta es conociendo los beneficios que tiene para nuestra salud, ¿no crees?
Totalmente de acuerdo, entender y experimentarlos. Los pacientes vienen a la consulta sin saber muy bien que pasará en su cuerpo cuando empiezan a cambiar algunos hábitos y se quedan impresionados cuando ven cómo pequeñas dolencias cotidianas empiezan a mejorar, es ahí cuando no necesitan que nadie les convenza, ya quieren seguir así porque se encuentran mejor.
Hablas de cambios realistas en nuestra alimentación. ¿Es tal vez la condición más importante que deben cumplir, ser realistas, para poder llevarlos a cabo con éxito?
Una de las cosas que digo en mi libro es que todo camino se recorre en un contexto determinado y el tuyo es tu casa, tu familia, tu trabajo, tus horarios, etc. En ese contexto hay que valorar los cambios realistas que puedes hacer. Si te dicen que todas las mañanas viene bien salir al aire libre a respirar aire puro y exponerte al sol, pero vives en la ciudad, no puedes hacer nada. Con este libro quiero que cada uno entienda su contexto y sepa que cada pequeño cambio realista va a sumar muchísimo.
Estamos diseñados para la salud y el bienestar, nuestro cuerpo responde ante cualquier mejora, no hay que meter miedo ni desmotivar con objetivos inalcanzables.
Los hábitos adquiridos desde la infancia nos marcan, también en lo referente a nuestra alimentación, Pero nunca es tarde para dar la vuelta a la tortilla e incorporar esos hábitos saludables, ¿no crees?
Nunca es tarde y también es un error pensar que esa impronta de la infancia no podemos cambiarla. En el libro hablo de cómo nuestro cerebro es capaz de modular la respuesta que tiene ante un alimento y podemos moldear nuestro gustos y preferencias de una manera extraordinaria.
Veo cada día a personas que dan la vuelta a la tortilla y se sienten muy orgullosas y empoderadas. El otro día una persona me dijo que si podía venir a la consulta si no comía ninguna verdura o era un caso perdido, le dije que el hecho de que quiera venir a la consulta ya es un gran paso y que hay muchos otros aspectos que pueden sumar, todo es cuestión de empezar. No imaginamos hasta donde seremos capaces de llegar.
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Ayúdanos a desmentir uno de los principales mitos sobre la dieta saludable: para ser sana, tiene que ser aburrida y poco apetecible.
Para nada, piensa en los platos más ricos y sabrosos que te hacía tu abuela con esmero y seguramente sean saludables. Lo que no es saludable es el plato preparado listo para tomar que compras en el supermercado y tiene muchos aditivos. Pero todo lo que prepares con ingredientes de calidad puede ser saludable. Un cocido madrileño, una tortilla de patata, un ceviche, unas lentejas guisadas, y tantos otros, pueden ser platos sanos y exquisitos.
¿Por qué nos suelen tentar para comer las opciones que no siempre son todo lo saludables que deberían?
A menudo pasa con los dulces, son alimentos que actúan directamente sobre nuestros centros cerebrales de recompensa, nos hacen sentir bien y nos relajan. Cuando ofreces algo rico a alguien tu intención es hacerle sentir bien, pero lo podemos conseguir también con alimentos de buena calidad.
Otra de las claves es conocer nuestro cuerpo, saber lo que necesita, lo que le va bien. ¿Por qué a veces nos resulta una misión imposible?
Porque no nos lo han explicado bien, parece que el conocimiento de nuestro cuerpo solo les pertenece a los médicos y no es así. Es uno de los propósitos de mi libro, que entiendas mejor a tu cuerpo y que aprendas a escucharle de manera activa. Hay varios capítulos súper sencillos y accesibles para todos donde hablo de cómo conectar con nuestro cuerpo a través del entendimiento de las reacciones que ocurren mientras comemos y vivimos.
¿Cuáles piensas que son los principales enemigos de nuestra salud digestiva?
Sin duda el estrés y las dietas ricas en ultraprocesados. Vivir en constante estado de alerta merma la actividad del sistema digestivo y empezamos a digerir mal. La falta de alimentos de calidad para la microbiota también la debilita.
Vivimos en una sociedad que podría tenerlo todo para vivir bien y sin embargo, como explica, hay muchas paradojas. ¿El objetivo debería ser vivir más, sí, pero sobre todo, vivir mejor?
Tenemos mucha más información como para poder cuidarnos más y mejor, pero, por desgracia, entornos muy desfavorables para la salud. Es curioso, pero el mundo tecnológico que nos facilita tanto la vida en muchos aspectos, choca con nuestras necesidades más ancestrales. Para vivir mejor nos tenemos que volver a reconciliar con el tiempo libre sin pantallas, ir al mercado a por producto fresco, salir a caminar al campo, pasar tiempo de calidad con los nuestros. Puede parecer obvio, pero nos hemos alejado de ello y son las claves para darle más calidad de vida a nuestros años.
Hoy en día va ganando terreno lo que se ha denominado Nutrición Integrativa, ¿cuáles son sus claves?
Se trata de una nutrición que atiende a las necesidades individuales de forma integral teniendo en cuenta cuerpo y mente, y cómo respondemos al entorno en el que vivimos. La nutrición integrativa tiene en cuenta al cuerpo en su globalidad atendiendo a aspectos como la salud digestiva, hormonal, inmunitaria, neuronal, bioquímica, etc. Además de trabajar activamente la conciencia y las emociones en torno a la nutrición.
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¿Qué te llevó a escribir este libro, en quién pensaste cuando te pusiste ante el primer folio en blanco?
Mi objetivo desde el principio ha sido acompañar a mis pacientes, que sea una lectura que les ayude a entender el cambio y a motivarse con él. Estoy convencida de que hay una hoja de ruta para el cambio y he querido recorrerla en estas páginas.
Según iba escribiendo, también he pensado mucho en mis hijos y en poder dejar mi granito de arena para que las nuevas generaciones lo tengan mucho más fácil con lecturas como esta.
¿Qué se va a encontrar el lector que se adentre en las páginas de tu libro?
Un camino hacia su propio bienestar con algunas paradas que considero esenciales. Encontrará información clara sobre el mundo que le rodea, entenderá de una manera muy esclarecedora cómo funciona su cuerpo y como responde a la vida que le da, hay algunos sistemas que “dirigen el cotarro” en nuestro interior y es genial entender las conexiones. Y tendrá información clara y realista para empezar a cuidarse con alternativas y pautas sencillas. Ese es el camino que propongo para tomar las riendas de nuestra salud