Cuando el Alzhéimer aparece en una familia, va de la mano de la incertidumbre, del miedo, de muchas preguntas sobre esta enfermedad crónica que es la que mayor grado de dependencia genera en España. Según datos de la Confederación Española de Alzheimer, se trata de la principal causa de demencia y en nuestro país hay 1.200.000 personas afectadas por esta enfermedad. Por eso, cada 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzhéimer, con el objetivo de seguir concienciando sobre esta dolencia neurodegenerativa cuyo diagnóstico supone un terremoto tanto para las familias como para los pacientes.
Desde el Hospital Los Madroños, y de la mano del neurólogo Iván Iniesta López, proponen ocho aspectos relevantes a considerar sobre esta enfermedad. Y es que es fundamental estar bien informado para saber cómo afrontarla.
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1. Pérdida de memoria reciente entre los primeros síntomas
Si hay algo que sabemos es que la pérdida de memoria a corto plazo, junto con la capacidad para adquirir y retener nueva información, así como la de evocar aquella previamente aprendida, son habitualmente los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Pero no son síntomas que aparezcan aislados, pues dichas situaciones vienen acompañadas a lo largo de la evolución de la enfermedad de un empobrecimiento del lenguaje, el olvido de tareas anteriormente aprendidas, e incluso el no reconocimiento de objetos y/o personas previamente conocidas. “A medida que avanza el deterioro, se producen cambios en el comportamiento de la persona, así como una pérdida de la autonomía y, en cierto modo, de la libertad del individuo, generándose una creciente dependencia para realizar actividades básicas del día a día tales como vestirse, asearse o cocinar”, comenta el Dr. Iniesta.
2. La edad, un factor clave
Estamos ante una enfermedad directamente relacionada con la edad, pues lo más habitual es que la enfermedad debute a partir de los 65 años, incrementándose el riesgo claramente con el envejecimiento. Eso sí, existen algunos casos de inicio precoz donde solemos encontrar una importante carga genética. También se ha demostrado que las mujeres tienen aproximadamente el doble de riesgo que los hombres para desarrollar este tipo de demencia, en lo que puede influir tanto su mayor expectativa de vida, como otros factores como son la pérdida de estrógenos tras la llegada de la menopausia.
3. Un tratamiento y un enfoque multidisciplinar
Una vez que se diagnostica el cuadro de Alzheimer, hay que tener en cuenta que el abordaje debe ser desde varios enfoques. No solo hay que recurrir al abordaje farmacológico, sino que la estimulación cognitiva y la terapia ocupacional son piezas fundamentales en el tratamiento.
La estimulación cognitiva, el ejercicio, la terapia ocupacional, junto con un buen entorno psicosocial resultan fundamentales a lo largo de la enfermedad. Más allá de un tratamiento sintomático, los tratamientos farmacológicos disponibles actualmente para modificar el curso de la enfermedad son escasos.
4. Diferentes tratamientos según la etapa de la enfermedad
A día de hoy, no hay cura para esta enfermedad crónica y degenerativa. Pero lo cierto es que, poco a poco, se van produciendo avances en el tratamiento farmacológico. La colinesterasa es una enzima que ayuda al sistema nervioso a funcionar correctamente. Un efecto de la pérdida progresiva de neuronas que caracteriza a la enfermedad de Alzheimer es un descenso en los niveles de acetilcolina, que es un neurotransmisor importante para el buen funcionamiento del cerebro. Los inhibidores de la colinesterasa pretenden prevenir la descomposición de la acetilcolina, incrementando la disponibilidad del neurotransmisor para las neuronas funcionantes. “Entre los conocidos como inhibidores de la colinesterasa encontramos el donepezilo, la galantamina y la rivastigmina, que están preferiblemente indicados para las fases iniciales de la enfermedad. En fases más avanzadas suele utilizarse la memantina, otro fármaco neuroprotector que actúa como antagonista sobre unos receptores del cerebro (NMDA) con el objetivo de mejorar la transmisión de las señales nerviosas.”, explica el Dr. Iniesta.
5. Las 3 Cs que ralentizan la enfermedad
Sabemos que la enfermedad de Alzheimer es un proceso neurodegenerativo e irreversible del cual se desconocen, en gran parte, las causas y para el cual no existe un tratamiento eficaz. Sin embargo, los expertos apuntan a que existen tareas cotidianas que pueden ayudar a ralentizar el proceso de la enfermedad. “En consulta lo llamo el tratamiento de las tres Cs: Crucigramas, Compañía y Caminar. La primera nos obliga a pensar y supone una gimnasia mental, además de un reto necesario para mantenernos activos cognitivamente. Y quien dice crucigramas dice jugar al ajedrez o a los naipes, que además conlleva el componente social; la compañía, esencial también para el estado de ánimo del paciente; y la tercera, caminar, porque la práctica de ejercicio contribuye a enlentecer el deterioro cognitivo”, comenta el Dr. Iniesta.
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6. Nuevos avances en el tratamiento de la enfermedad
Como decíamos, se sigue estudiando para tratar de encontrar soluciones que ralenticen el proceso neurodegenerativo asociado a la enfermedad de Alzheimer. Y está desarrollándose un grupo de fármacos dirigidos contra las placas de beta-amiloide que se acumulan en el cerebro enfermo y que son depósitos anormales de proteínas directamente implicadas, al igual que los ovillos neurofibrilares (unos conglomerados de proteínas anómalas), en el deterioro cognitivo propio de esta enfermedad. Lanzado en los Estados Unidos, Lecanemab está indicado en fases tempranas de la enfermedad y llegará próximamente a Europa.
7. La falta de apoyo y aislamiento pueden acelerar la enfermedad
Una de las 3 C que citaba el experto era la compañía. Y es que la soledad no deseada, así como la falta o el exceso de estímulos son elementos que pueden acelerar la evolución de la demencia. A eso hay que sumar otros hábitos de vida, como una dieta poco equilibrada y un mal control de los factores de riesgo cerebrovasculares, que también pueden contribuir a que empeore la enfermedad. En el otro extremo, hay factores que ralentizan su avance, como puede ser un entorno tranquilo, donde exista una rutina bien estructurada y un grado de estimulación cognitiva adecuado ayudan y mejoran la calidad de vida del paciente en su día a día.
8. No todos los olvidos son Alzheimer
El diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer es fundamentalmente clínico, si bien existen una serie de biomarcadores y pruebas complementarias fundamentales como apoyo para su estudio. “Es frecuente ver en consulta a pacientes que presentan fallos mnésicos, es decir, olvidos que no constituyen parte necesariamente de una enfermedad neurodegenerativa. Ante un paciente con problemas de memoria, conviene ante todo descartar enfermedades curables como la depresión, la ansiedad, así como otras afecciones sistémicas tales como el hipotiroidismo, el déficit de vitamina B12 o de ácido fólico, además de otras enfermedades del sistema nervioso potencialmente reversibles”, concluye el Dr. Iniesta.
Cómo pueden ayudar las fotografías a los enfermos
Ante esta situación, queda claro que cuidar y ejercitar la mente es fundamental para prevenir o ralentizar los problemas de memoria. Cultivar recuerdos es uno de los consejos que recomiendan los expertos para estimular la mente y las fotos juegan un importante rol para ello, ya que distintas investigaciones demuestran que mirar imágenes, en concreto de amigos o familiares, aumenta los sentimientos de conexión social y permite recordar y activar regiones cerebrales relacionadas con la memoria.
“Las fotos tienen un efecto balsámico para la mente, algo que cobra especial relevancia entre nuestros mayores: conectan con su emotividad, les ayuda a conservar y revivir recuerdos, manteniendo activa la memoria. De hecho, la población española es consciente de ello y los datos de nuestro último estudio señalan que para el 61% de los españoles la fotografía es un muy importante aliado para la memoria, y un 37% adicional lo considera bastante clave”, comenta Qui Marín, directora del Sur de Europa de la firma de impresión fotográfica Cheerz. Y nos proponen un ejercicio con fotografías para estimular la memoria en personas mayores
- Busca un lugar tranquilo, crea un ambiente confortable y asegúrate de que la persona se sienta cómoda y dispuesta a compartir.
- Elige fotos de diferentes épocas, eventos y personas importantes en la vida de la persona. No te limites a fotos posadas, incluye imágenes que evoquen emociones y experiencias vividas.
- No te centres sólo en el pasado, incorpora fotos recientes para conectar el pasado con el presente, trazando la historia vital y reforzar la identidad de la persona.
- Fomenta la conversación activa, haciendo preguntas abiertas que inviten a la reminiscencia: "¿Recuerdas dónde se sacó esta foto?", "¿Qué te hace sentir esta imagen?", "¿Puedes contarme la historia detrás de este momento?".
- Escucha con atención y paciencia, dejando que la persona hable a su ritmo, incluso si hay silencios o repeticiones. Valida sus emociones y muestra interés genuino por sus recuerdos.
- Si hay errores o lagunas en la memoria, no los corrijas de forma brusca. Enfócate en las emociones y sensaciones que evocan las imágenes.
- Busca puntos en común entre las fotos y la vida actual de la persona. Por ejemplo, si ven una foto de un viaje, pregúntales si les gustaría volver a visitar ese lugar.
- Organiza las fotos en álbumes temáticos, clasificando las fotos por eventos, personas o épocas para facilitar la evocación de recuerdos.
- Utiliza las fotos como punto de partida para otras actividades, como por ejemplo, escribir historias, crear líneas de tiempo o realizar dibujos inspirados en las imágenes.
- Sé constante y paciente porque la estimulación de la memoria es un proceso gradual. Dedica tiempo regularmente a esta actividad y celebra los pequeños logros.