A finales de 2023, el Instituto Nacional de Estadística (INE) desveló que, por primera vez, el número de personas solteras en España superaba al de las casadas. El análisis que realizó para conocer esta afirmación cifró en 14 millones el número de personas sin pareja en el país, de los cuales, el 52% eran hombres, y el 48% mujeres. Una conclusión que, en los tiempos que corren, debe sentido a varias razones.
Por un lado, la clara ruptura con la tradición que estamos viviendo. Los tiempos modernos nos han llevado a entender que el compromiso no tiene por qué sellarse siempre con una boda, aunque haya quienes todavía deseen hacerlo así, ya sea por motivos religiosos o preferencias. Por otro, por todas las categorías de relaciones a las que hemos puesto nombre y normalizado que abogan por diferentes formas de entender la pareja (como el poliamor o las relaciones abiertas).
Sin embargo, otros estudios concluyen que, en un momento en que los mensajes de autoayuda y autoconocimiento se encuentran a la orden del día, y la salud mental ha dejado de ser un tabú para ser una prioridad, la sociedad antepone, cada vez más, su bienestar y tiempo consigo misma.
Es decir, evitamos compartir momentos si no pensamos que sea una inversión, en vez de un pasatiempo; cada vez buscamos más la calidad, en vez de una diversión momentánea.
Algo que coincide también con otro de los términos más empleados por la Generación Z, el FOBO, o por su nombre en inglés (Fear of Better Options), el miedo a perdernos opciones mejores.
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Sucede en todos los ámbitos de la vida. Para algunas personas, el FOBO lo contagia todo. Muchas buscan constantemente otro trabajo por si el que tienen no se ajusta al 100% a lo que soñaban, pasan mucho tiempo eligiendo entre productos similares –como teléfonos, ordenadores, ropa o incluso comida – preocupados de que no estén eligiendo el mejor, hacen zapping constantemente en la televisión o en las plataformas de streaming, dudan de si el lugar en el que viven es el más adecuado para ellos (sucede mucho entre ex-nómadas digitales), y así con casi cualquier decisión que hayan tomado en la vida.
Y sí, este fenómeno forma parte de la indecisión, pero es tan solo un tipo específico de ella que basa su aparición en la abundancia de opciones.
Vivimos en un mundo en el que los que habitamos países desarrollados somos unos privilegiados que podemos tener casi todo lo que queramos a nuestro alcance, y aún así, quienes sufren FOBO no terminan de sentirse satisfechos con ninguna opción disponible, porque creen que siempre podría haber una opción mejor que aún no han descubierto, lo cual les genera ansiedad, y en ocasiones hasta bloqueos mentales. Puede que en alguna conversación hayas hablado sobre ello y lo entiendas a la primera, pero si no, un buen método para entender mejor el concepto es aplicarlo a las relaciones sentimentales.
Aquí es dónde podemos entender que no se trata solamente de una duda sobre qué disfrutaremos más, sino que va un paso más allá, y nos lleva a pensar que, mientras que la indecisión es la dificultad general para elegir entre opciones, el FOBO es el miedo específico de tomar una decisión porque siempre creemos que podría haber otras opciones esperándonos.
Demasiadas opciones entre las que elegir
Pensemos en un ejemplo fácil: el de las aplicaciones de citas. Nos creamos un perfil, y deslizamos hacia la derecha con quienes nos parecen atractivos por su físico o estilo de vida, y hacemos match con algunos de ellos. Comenzamos una conversación con varios, pero no nos quedamos solamente ancladas en una, aunque si no fuera por el FOBO nos parecería de sobresaliente, pero pensamos que puede haber otra más interesante o divertida esperando a ser abierta.
Otras veces ocurre que no iniciamos chat con ninguno de los perfiles porque estamos esperando a que llegue alguno del que estemos 100% seguras, como si unas fotografías pudieran decirlo siempre todo. Pues bien, en numerosas ocasiones, el FOBO se encuentra detrás de todo esto, al igual que lo hace cuando ya estamos conociendo a alguien pero no queremos comprometernos con esa persona porque nos agobia pensar que nunca más conoceremos a otra, ya que nos gustaría probar el plan A, pero también el B, el C, y hasta el D por saber si son mejores opciones.
Susana Ivorra, directora del centro de Psicología y terapia de pareja Susana Ivorra, destripa lo que se esconde tras este fenómeno: "Quien evita las relaciones quizá lo hace con mayor honestidad porque no se implica en algo que no puede sostener con solidez. En cambio, involucrarte en una relación, pero evitar el compromiso, es más peligroso porque es muy fácil hacer y hacerse daño. Hecha esta distinción, vivir en una sociedad en la que, no sólo hay una ilusión de gran disponibilidad de opciones, sino en la que los afectos son frágiles y cada vez tememos más y evitamos más las emociones incómodas, desagradables, hace que un gran número de personas viva con un temor a equivocarse al elegir, echar raíces cuando quizá hay otra que le encaja mejor. Las personas, hoy más nunca, se separan, no porque sean infelices, sino porque piensan que podrían ser más felices de lo que son".
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El FOBO perjudica a nuestra salud y relaciones
Más allá de la ansiedad que nos genera, el FOBO también puede llegar a dañar nuestras relaciones interpersonales. Una vez más, lo vemos claro en el caso de las parejas. Estar conociendo a alguien y sentir este fenómeno puede llevarnos a dejar a la persona con la que realmente queríamos estar, pero no lo sabíamos porque creíamos que seguramente habría otra por conocer que nos completaría más. "Crea una barrera entre las personas que impide conectar verdaderamente, y sin esa conexión profunda no se puede amar. Es como ir con el freno de mano puesto, porque, ¿para qué soltarlo y acelerar si en cualquier momento vas a necesitar salir de la relación por encontrar a otra persona?", declara la experta en salud mental.
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Cómo dejar de sentir FOBO
No debemos confundir el FOBO con el FOMO (Fear of missing out), el miedo a perderse algo. El primero es una rama de la indecisión, mientras que el segundo lo que nos indica es que tenemos temor a perdernos varias cosas al mismo tiempo y saltarnos algo que otros disfrutan, como una fiesta, una cena, el estreno de una película por querer y necesitar en casa. Ambos generan ansiedad y bloqueo, pero no son lo mismo, y por ello requieren un proceso de gestión diferente.
Para tratar el FOBO, Susana Ivorra sentencia: "Para mí es clave la comparación. Cuando tienes tantas posibilidades, o eso crees, terminas comparando por partes; desde lo mucho que te diviertes con esta persona, lo mucho que te atrae aquella otra, lo inteligente que es aquella, o lo mucho que tienes en común con una tercera. Crees que en algún momento encontrarás una persona como el monstruo de Frankenstein, compuesta por las mejores partes de unas y otras. Cuando dejas de comparar y valoras a la persona en su totalidad, no por partes, puedes saber si te apetece construir algo con ella, dejando de mirar por el espejo retrovisor, aquello que podrías perderte. Toda elección implica renuncia, de las vidas que no llevaremos, las personas que no conoceremos... Aceptar que la vida y las relaciones, incluso las poliamorosas, implican cierta renuncia, es fundamental".