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mujer sujetándose la mano para evitar que le tiemble© Adobe Stock

Temblor esencial: ¿qué es y en qué se diferencia del Párkinson?

Se trata de un trastorno neurológico caracterizado por la aparición de un movimiento involuntario rítmico, habitualmente en manos y brazos, cuando se intenta mantener con estos una posición determinada o realizar una acción concreta. Puede involucrar a otras partes del cuerpo como la boca, la cabeza, el cuello o las cuerdas vocales


16 de septiembre de 2024 - 12:55 CEST

El temblor de alguna parte de nuestro cuerpo suele convertirse en un motivo de consulta que preocupa ( y mucho) a quien lo padece. Puede llegar a condicionar en gran medida su calidad de vida. Lo cierto es que normalmente vinculamos el temblor con enfermedades neurológicas, como puede ser el Parkinson. Pero lo cierto es que no solo aparece cuando se padecen dichas dolencias. Un ejemplo es el llamado temblor esencial, sobre el que hemos querido profundizar hablando con la doctora Carla Anciones, médico especialista en Neurología en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.

¿Qué es el llamado temblor esencial?

Tal y como nos explica la especialista, se trata de un trastorno neurológico caracterizado por la aparición de un movimiento involuntario rítmico habitualmente en manos y brazos cuando se intenta mantener con estos una posición determinada o realizar una acción concreta. “El temblor esencial puede involucrar a otras partes del cuerpo como la boca, la cabeza, el cuello o las cuerdas vocales”, añade.

¿Cuáles son las causas que lo provocan?

La doctora Anciones nos confirma que, como sucede en otros muchos trastornos neurológicos, no se sabe la causa exacta del temblor esencial, pero es conocido que tiene un fuerte componente genético, ya que aproximadamente el 50% de los pacientes con temblor esencial tienen familiares afectados. “Se ha sugerido que la lesión de ciertas áreas del sistema nervioso y en especial el cerebelo, pueden estar involucradas en la fisiopatología del temblor. Sí conocemos determinados factores que empeoran el temblor en individuos que lo padecen, como el estrés, la falta de sueño, el consumo de estimulantes como la cafeína o determinados problemas hormonales”, apunta la neuróloga.

mujer sujetando las manos de una persona anciana que sujeta flores© Adobe Stock

Un problema ligado a la edad

Lo que sí que parece claro es que se trata de un problema ligado a la edad, al paso de los años. De hecho, es más frecuente ver a ancianos con ese tipo de temblor, que puede afectar sobre todo a sus manos, pero también a sus piernas o su cabeza, afectando a su calidad de vida. Lo confirma la doctora, que nos cuenta que el temblor esencial es más común en personas mayores, y su prevalencia aumenta considerablemente a partir de los 65 años, lo que sugiere una fuerte relación con el envejecimiento. Sin embargo, eso sí, matiza que no es una enfermedad exclusiva de los mayores, ya que está ampliamente descrito en niños, adolescentes y adultos jóvenes.

¿Hay personas con un mayor riesgo de padecerlo?

La especialista de Sanitas nos confirma que sí que existen personas con un mayor riesgo de padecer dicho temblor, especialmente aquellas con antecedentes familiares de la condición, lo que sugiere una predisposición genética significativa. En este sentido, confirma que aproximadamente la mitad de las personas con temblor esencial tienen un pariente cercano que también padece este problema de salud.

Síntomas de que se padece temblor esencial

El síntoma principal es, obviamente, el desarrollo de temblor. “Es decir, el empezar a tener movimientos rítmicos e involuntarios de las manos que se vuelven más notorios al realizar determinadas tareas, como escribir, sostener una taza, utilizar los cubiertos, afeitarse o maquillarse”, cuenta la doctora.

Añade que si por el contrario no son las manos o brazos, sino que es el cuello el que tiembla, nos hará sospechar el que percibamos que tenemos un ligero “traqueteo” o un movimiento rítmico de vaivén de la cabeza.

“Si estos movimientos empeoran en poco tiempo volviéndose violentos, si no desaparecen con el reposo o si asocian cualquier otro síntoma neurológico es necesaria la consulta precoz en neurología, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, para confirmar el diagnóstico y descartar otras potenciales patologías”, puntualiza.

mujer sujetando su brazo para evitar que tiemble© Adobe Stock

¿Cómo se llega al diagnóstico de este problema neurológico?

El diagnóstico es esencialmente clínico. La doctora explica que se basa principalmente en la evaluación clínica por un neurólogo, quien revisa el historial médico y realiza un examen físico y neurológico detallado. “Será importante descartar otras causas posibles de temblor, como las enfermedades del tiroides, los efectos de determinadas medicaciones, así como el diagnóstico de otros trastornos neurológicos. Para ello, en muchos casos será crucial la realización de pruebas como una analítica sanguínea, pruebas de neuroimagen como la resonancia magnética y en algunos casos, electromiograma para evaluar los músculos”, cuenta la neuróloga, que añade que en la consulta, también se interrogará por el impacto del temblor en la vida cotidiana del paciente y se investigará sobre posibles familiares afectos, dada la carga genética del trastorno.

Hacer un buen diagnóstico diferencial

Uno de los problemas que pueden aparecer es que se confunda el temblor esencial con otros tipos de temblor. La doctora apunta fundamentalmente a tres: el temblor parkinsoniano, temblor distónico y el temblor fisiológico.

  • El temblor parkinsoniano, asociado con la enfermedad de Parkinson, generalmente ocurre en reposo y se acompaña de otros síntomas como rigidez, lentitud de movimientos y problemas de equilibrio.
  • Por otro lado, el temblor distónico se presenta en personas con distonía y suele ser irregular y posicional.
  • Por su parte, el temblor fisiológico, presente en todas las personas, puede intensificarse por factores como el estrés, el cansancio o la ingesta de cafeína.

Así debe tratarse el temblor esencial

Por último, nos planteamos, una vez que se diagnostica, cuál es el tratamiento que debe seguirse. “El tratamiento puede incluir medicamentos como los beta-bloqueadores (propranolol) y anticonvulsivos (primidona), que ayudan a reducir la severidad de los temblores. Si los síntomas son graves y no responden a la medicación, se pueden considerar opciones más avanzadas como la cirugía mediante la estimulación cerebral profunda (DBS por sus siglas en inglés de deep brain stimulation) o la terapia con utrasonidos de alta frecuencia (HIFU por sus siglas de high intensity focused ultrasonography). La decisión sobre el tratamiento será siempre individualizada para cada paciente y adecuada según sus características, tipo de temblor y severidad de los síntomas”, concluye la doctora.