¿Te has planteado en alguna ocasión la opción de meditar mientras caminas? Sí, es posible hacerlo, no es necesario estar quieto, sentado o tumbado para meditar. Y estamos de hecho, en opinión de Yolanda Moreno, psicóloga del deporte y colaboradora de la app de meditación Petit BamBou, ante una idea estupenda. ¿Las razones? “Le estamos dando al mismo tiempo al cuerpo y a la mente lo que cada uno necesita: al cuerpo, movimiento; y a la mente, calma”, nos explica.
Hay personas que, de hecho, prefieren esta técnica de meditación, también conocida como mindful walking. La experta reflexiona sobre los posibles motivos. “En general, nos cuesta mucho estar sentados sin hacer nada. Desde que nos despertamos, nuestro cuerpo o nuestra mente están en constante movimiento, y en la meditación le estamos pidiendo a los dos, al cuerpo y a la mente, que estén quietos. Esa es una situación totalmente atípica para nosotros. No estamos acostumbrados y, al principio, nos puede resultar incluso incómodo. La meditación caminando nos permite superar esa dificultad para meditar”, nos cuenta.
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¿Qué beneficios nos aporta?
En opinión de la psicóloga, nos puede aportar todos los beneficios físicos y mentales del ejercicio físico y de la meditación. Es decir, puede mejorar nuestra salud cardiovascular, nuestras habilidades atencionales, contribuir a que seamos menos reactivos, reducir los síntomas relacionados con el estrés y un largo etcétera.
“Pero podemos ser más concretos porque hay investigaciones que han estudiado los beneficios del ejercicio en atención plena en general y concretamente del mindful walking. Entre otros beneficios, el ejercicio en atención plena reduce la depresión en personas con depresión clínica, mejora las habilidades cognitivas y atencionales en personas con TDAH y contribuye a la recuperación de personas que han sufrido un accidente cerebrovascular”, nos detalla la experta.
Y, concretamente, añade además otros beneficios de la práctica de mindful walking:
- Ha demostrado ser efectiva para mejorar la calidad del sueño en personas con dificultades para dormir.
- También reduce los síntomas de estrés psicológico y mejora la calidad de vida en personas con un alto grado de malestar psicológico.
- En personas mayores, mejora diversas funciones cognitivas, como la velocidad de procesamiento de la información y las funciones ejecutivas.
- También contribuye a la adherencia a la práctica de la meditación y a la mejora del estado de ánimo.
“Estoy segura de que la lista de beneficios demostrados por la investigación crecerá en los próximos años”, considera Yolanda Moreno.
Consejos para practicar la meditación caminando
Una vez que tenemos claros cuáles son sus beneficios, le preguntamos a la experta cuáles serían sus recomendaciones para iniciarnos en esta disciplina.
“El principal consejo que daría es aprender a meditar (ya sea sentado o en movimiento) con la guía de un experto, bien de manera presencial o bien a través de una aplicación. Eso le permitirá conocer los fundamentos del mindfulness y le dará instrucciones concretas para dirigir su atención y cuidar el proceso de meditación”, nos explica.
Teniendo esto en cuenta, otro consejo que da es, antes de empezar a caminar, decidir cuál va a ser el objetivo o foco atencional de esa caminata. “Puede ser la respiración, o la sensación de contacto con la tierra en cada paso, o la longitud del paso… Puede ser la posición de la cadera, la espalda, el pecho o los hombros, para caminar de forma más eficiente. También, podemos decidir caminar con una conciencia abierta a todo lo que sucede en el entorno o incluso a las sensaciones o pensamientos que tenemos”, sugiere.
En la medida de lo posible, la psicóloga propone que caminemos en algún entorno natural. Si el terreno es irregular o con obstáculos, va a favorecer la atención a cada paso que damos. Además, la riqueza de estímulos ambientales (colores, sonidos, olores) también va a favorecer la conciencia abierta a la experiencia.
“También recomiendo caminar en silencio (sin música) y solos o bien con otras personas que también van a meditar caminando”, recomienda.
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¿A quién beneficia esta alternativa de meditación?
Para Yolanda Moreno, meditar caminando beneficia especialmente a estas personas:
- Todos aquellos que llevan una vida sedentaria y disponen de poco tiempo en su vida cotidiana. Es más fácil encontrar tiempo para meditar caminando, que encontrar tiempo para hacer ejercicio y también para meditar.
- También a aquellos que pasan poco tiempo al aire libre o en contacto con la naturaleza.
- A los que tienen molestias en la espalda y les cuesta mantener una postura erguida en la meditación sedente.
- Y a todos aquellos que les resulta difícil meditar sentado. Empezar a meditar caminando puede ser el primer paso para llegar a meditar sentado.
¿Piensa, eso sí, que todo el mundo está preparado para meditar mientras camina? "Si puedes caminar, puedes caminar conscientemente. Caminarás mejor, disfrutarás del entorno y permitirás que tu mente descanse de la frenética actividad a la que la tenemos acostumbrada", considera la experta.
Referencias
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