Si en otra ocasión hablábamos del aumento del riesgo de infarto en Navidad, ahora también tenemos que recordar que esta patología también tiene una elevada incidencia durante las vacaciones de verano. De ahí que los expertos nos recuerden extremar las precauciones durante la época estival. En el caso de las personas con alguna enfermedad cardiaca, deben consultar con su médico para ver cuáles pueden ser las medidas de prevención que deberán adoptar.
¿Cuáles son los síntomas de un infarto?
Las señales de que nuestro corazón está teniendo un problema podrían atribuirse a otra condición médica si no se reconocen como un síntoma de enfermedad cardiovascular. La doctora Leticia Fernández-Friera, impulsora del Movimiento Corazón de Mujer y fundadora de ATRIA Clinic nos recuerda cuáles son estas manifestaciones que no debemos pasar por alto:
- Dolor, presión y malestar en el pecho. Sensación de opresión, presión, pesadez o dolor en el centro del pecho hasta la zona del estómago que dura más de unos minutos o que va y viene.
- Dificultad para respirar. Falta de aire, dificultad para respirar o respiración entrecortada, con o sin dolor en el pecho.
- Sudoración fría. Sudoración excesiva y fría, incluso en ambientes cálidos. Es importante tener este síntoma en cuenta debido a los cambios de temperaturas extremas en verano por los aires acondicionados.
- Malestar general. Sensación de malestar, mareo, aturdimiento, debilidad o desmayos debido al aumento de la demanda metabólica y de la velocidad de coagulación de la sangre.
- Cansancio extremo inusual. Este síntoma es más común entre las mujeres, quienes además pueden experimentar otros síntomas como molestias en ambos brazos, la espalda, el cuello, la mandíbula, los hombros o la zona del estómago, falta de aire, náuseas o vómitos, sudoración, aturdimiento o mareos, y cansancio extremo inusual.
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¿Por qué aumentan los infartos en verano?
Una de las causas que pueden aumentar el riesgo de infarto en vacaciones, tal y como apuntan los expertos, es el calor y nuestra forma de combatirlo, por ejemplo, cuando acudimos a playas y piscinas. En especia, si se padece una cardiopatía. Y es que si se da un infarto en el agua y se produce una pérdida de conciencia se puede producir un ahogamiento y este, en muchos casos, puedes ser fatal. “Es importante que cualquier persona cardiópata continúe tomando la medicación y atendiendo a señales que puedan aparecer, sobre todo, antes de realizar esfuerzos importantes, así como no dudar en acudir a un especialista en caso de sentirlas o encontrarse mal para prevenir una complicación mayor”, indica la doctora Leticia Fernández-Friera.
Por otro lado, otro de los aspectos que también pueden incrementar el riesgo es el alcohol. El aumento de su consumo durante las vacaciones tiene consecuencias sobre la salud coronaria. Tal como nos señala la experta, "puede resultar peligroso para el baño en playas y piscinas, ya que afecta de manera negativa al sistema cardiovascular y a la capacidad de respuesta del individuo, aumentando el riesgo de ahogamiento y complicaciones cardíacas".
¿Qué hacer en caso de infarto?
El primer paso, tras reconocer los síntomas, es llamar a servicio de emergencias, en nuestro caso, al 112. Y es necesario hacerlo rápido, es decir, si se sospecha que se está sufriendo un problema de corazón, es fundamental pedir ayuda inmediata.
Mientras acuden los servicios de emergencia, la persona debe estar lo más calmada posible, sentada y descansando para no aumentar la ansiedad. En algunos casos, puede ser útil la toma de una aspirina, que puede deshacer coágulos y siempre que la persona esté despierta. No obstante, es recomendable que se sigan las instrucciones de los equipos de emergencia.
En caso de que el paciente pierda el conocimiento, se debe comenzar la reanimación cardiopulmonar (RCP) o buscar un desfibrilador externo automático (DEA).
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¿Cómo proteger el corazón de un infarto?
Tal como nos explica la Dra. Gosia Wamil, cardióloga de Mayo Clinic Healthcare en Londres, tanto en vacaciones como el resto de año hay que tratar de cumplir con las recomendaciones cardioprotectoras como moderar el consumo de alcohol, evitar las grasas saturadas, los alimentos con azúcares añadidos y los ultraprocesados. También es necesario hacer ejercicio físico regular evitando, en verano, las horas de mayor calor y beber líquidos para contrarrestar la deshidratación que se puede producir por las altas temperaturas.
Por otro lado, y tal como recuerda la Dra. Leticia Fernández-Friera es importante que aquellas personas que tienen enfermedades cardiovasculares y pueden ser más vulnerables a tener un infarto, se realicen un chequeo médico en caso de tener previsto la realización de actividades acuáticas durante sus vacaciones de verano. “De esta manera, el especialista puede ayudar sobre la actividad más conveniente y dar consejos de prevención, así como personalizar sus riesgos”, concluye la fundadora de Atria Clinic e impulsora del movimiento Corazón de Mujer.