Hay relaciones que nunca mueren. Y una de ellas es la de Nuria Roca y Juan del Val. Sin duda, tendrás sus crisis, como todas las parejas, porque la vida nos presenta muchos retos. Pero ellos tienen la fortuna de saber lidiar con ellos y seguir adelante unidos. Una de las claves para que esto ocurra es la responsabilidad afectiva, dicen los expertos. La responsabilidad afectiva es clave para que todas las personas podamos desarrollar nuestras relaciones de la manera más sana y consciente posible, así como para mejorar la comunicación, evitar sufrimientos innecesarios e incluso prevenir ciertos tipos de violencias.
Hablar abiertamente de estos temas sigue siendo complicado, porque no todas las personas trabajamos igual en nuestra educación emocional y afectiva ni tenemos el mismo bagaje. Pero se puede intententar, con voluntad y esfuerzo. Además, la responsabilidad afectiva influye en todos los aspectos de nuestra vida. Veamos en qué consiste y, sobre todo, cómo podemos trabajar para mejorar nuestras relaciones y motivar a otros que sigan el mismo ejemplo.
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¿Qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva es un concepto que ha ganado mucha importancia en los últimos años, aunque su práctica ha sido parte de la convivencia humana desde siempre. Se define como la capacidad de ser consciente del impacto de nuestras acciones y palabras en las emociones y bienestar de los demás. Implica un compromiso con el cuidado mutuo y el respeto en todas nuestras relaciones, sean románticas, familiares, amistosas o profesionales.
Es fundamental priorizar nuestro bienestar y no conformarnos con menos de lo que merecemos
La psicóloga Eva Álvarez, colaboradora de la plataforma Freeda (freeda_es), que difunde historias reales para inspirar un cambio positivo, es clara: “se trata, además, de una herramienta para concienciar sobre la importancia del cuidado mutuo en nuestras relaciones, sean del tipo que sean”.
"Incluso con nostros mismos", recuerda la psicóloga Marta Martínez Novoa (@Martamnovoapsico) autora del libro Que sea amor del bueno. Por qué la responsabilidad afectiva es clave en tus relaciones (Ed. Zenith), ya que fundamental priorizar nuestro bienestar y no conformarnos con menos de lo que merecemos.
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Ejemplos de responsabilidad afectiva
Para entender mejor qué es la responsabilidad afectiva, nos viene bien observar algunos ejemplos prácticos.
- Comunicación clara y honesta: en una relación amorosa, si una persona siente que sus sentimientos están cambiando, debe comunicarlo de manera respetuosa y directa, evitando dar falsas esperanzas.
- Establecimiento de límites saludables: en el ámbito profesional, saber decir "no" a ciertas tareas o responsabilidades adicionales cuando no se puede cumplir con ellas sin afectar el rendimiento o el bienestar personal.
- Empatía y escucha activa: en una amistad, estar presente y escuchar con atención cuando el amigo comparte sus problemas o preocupaciones, mostrando apoyo y comprensión.
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¿Qué es lo contrario a la responsabilidad afectiva?
Lo contrario a la responsabilidad afectiva es la irresponsabilidad afectiva, que se caracteriza por la falta de consideración y respeto hacia los sentimientos y necesidades de los demás. Esto se puede observar en conductas como el breadcrumbing y el ghosting, donde la comunicación es inconsistente, egoísta y a menudo causa confusión y dolor emocional.
Ejemplos de irresponsabilidad afectiva:
- 'Breadcrumbing': consiste en dar pequeñas señales de interés a alguien, manteniendo viva la esperanza de una relación, pero sin ninguna intención real de compromiso. Como recuerdan desde Freeda, es “alimentar solo con migajas de pan el interés de alguien que lógicamente quiere comerse la barra de pan entera”. Como advierte Eva Álvarez, se trata de uno de los fenómenos más comunes del mal flirteo en redes sociales.
"Es un problema que cuesta bastante detectar porque suele reaparecer varias veces, es una situación muy adictiva porque se produce un refuerzo intermitente. Se trata de un proceso psicológico mediante el cual la recompensa no se da cada vez que se lleva a cabo una conducta, sino solo a veces, por lo que la expectativa se mantiene todo el rato”, comenta la experta.
Los ‘breadcrumbers’, a quienes también podríamos definir como “personas Guadiana”, tienen un perfil claro, aunque cueste un tiempo detectarlas: son poco seguras de sí mismas, narcisistas y necesitan continuamente la aprobación de los demás, por lo que a menudo tienen este tipo de comportamientos para alimentar su ego.
- 'Ghosting': se trata de la clásica acción de desaparecer repentinamente de la vida de alguien con quien se tenía una interacción frecuente, sin explicación ni despedida, generando incertidumbre y sufrimiento. Las personas que lo hacen lo practican para evitar hablar con esa persona. Son muchas las razones que pueden llevar a este comportamiento, que siempre deja un mal sabor de boca.
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¿Qué significa que alguien no tiene responsabilidad afectiva?
Cuando decimos que alguien no tiene responsabilidad afectiva, nos referimos a una persona que actúa sin considerar el impacto emocional de sus acciones en los demás. Esta falta de responsabilidad puede manifestarse en la evasión de conflictos, la manipulación emocional y la incapacidad de mantener una comunicación abierta y honesta.
Características de una persona sin responsabilidad afectiva:
- Falta de empatía: no muestra interés en los sentimientos o necesidades de los demás.
- Comportamiento evasivo: evita conversaciones difíciles o situaciones que requieren un compromiso emocional.
- Actitud egoísta: sus acciones están dirigidas principalmente a satisfacer sus propias necesidades y deseos, sin considerar el bienestar de los otros.
¿Cómo tratar a una persona sin responsabilidad afectiva?
Si debemos tratar con una persona sin responsabilidad afectiva, debemos saber que no va a ser fácil y que, emocionalmente, puede ser agotador. Sin embargo, hay algunas estrategias que pueden ayudar a manejar estas situaciones de manera más saludable:
- Establecer límites claros: es importante definir lo que es aceptable y lo que no en la relación, y comunicar estos límites de manera firme y respetuosa.
- No tomarlo como algo personal: entender que la falta de responsabilidad afectiva de la otra persona no es un reflejo de nuestro valor personal.
- Buscar apoyo: hablar con amigos, familiares o un profesional puede ofrecer una perspectiva y apoyo emocional valiosos.
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¿Cómo trabajar la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva no es una habilidad innata, sino que se puede desarrollar y fortalecer con la práctica y la reflexión consciente. Y es algo que debemos hacer, puesto que nos ayudará a sentirnos mejor con nosotros mismos al elevar la calidad de nuestras relaciones. Así es como podemos hacerlo:
- Autoconocimiento: reflexionar sobre nuestras emociones, necesidades y comportamientos para entender mejor cómo afectan a los demás.
- Empatía: practicar la empatía, poniéndonos en el lugar de los demás y considerando sus sentimientos y perspectivas.
- Comunicación asertiva: desarrollar habilidades de comunicación que nos permitan expresar nuestros sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa.
- Responsabilidad personal: asumir la responsabilidad de nuestras acciones y su impacto en las relaciones, y estar dispuestos a corregir errores y aprender de ellos.
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