Simone Biles, la gimnasta estadounidense, ha vuelto a sorprender al mundo en los Juegos Olímpicos de París 2024 al ganar su tercera medalla de oro y una de plata. Su historia nos deja importantes lecciones de vida y nos vuelve a poner sobre la mesa una verdad que no podemos ignorar y que, demasiadas veces, se nos pasa por alto: si una persona está bien, rinde. Cuando se está mal, no. Y, además, no estar en forma puede acarrear consecuencias muy negativas. No estamos hablando del estado físico, que también. Pero nos centramos en esta ocasión en el estado mental. Y es que la salud mental juega un papel muy importante en la salud física, en el rendimiento y en la consecución de objetivos.
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El caso de Simone Biles y Álvaro Morata
En Tokio 2020, Biles tomó la valiente decisión de retirarse de varias competiciones debido a sus problemas de salud mental. Este acto puso de relieve la importancia del bienestar psicológico en el deporte de élite. A pesar de las dificultades en Tokio, Biles volvió a entrenar con determinación y se preparó para París 2024. Como decíamos, su esfuerzo tuvo sus recompensas y cuenta ya con su quinta medalla. Este triunfo es un testimonio de su resiliencia, dedicación y apoyo psicólogico.
De hecho, la historia de Biles nos enseña la importancia del bienestar mental. Es más, su coraje para enfrentarse y hablar abiertamente sobre sus problemas ha servido de inspiración a otros a hacer lo mismo, tratando de echar por tierra de una vez por todas el estigma que acompañan a estos trastornos.
Todos conocemos ya el otro ejemplo reciente. Se trata, por supuesto, de Álvaro Morata, delantero de la selección española de fútbol. Este deportista ha hablado abiertamente sobre su lucha. Ha contado que ha sufrido altos y bajos en su carrera, desde momentos de gloria hasta períodos muy complicados. Morata ha lidiado con la ansiedad y la depresión, y ha subrayado la importancia de contar con la ayuda de un profesional de la salud mental.
Tanto Biles como Morata saben bien que una de las figuras que más han contribuido a su bienestar es la del psicólogo deportivo.
El apoyo de un psicólogo especializado en el deporte
José G. Donate, psicólogo especialista en Psicología Deportiva del Instituto Centta, explica que el malestar físico es más tangible que el mental, pero el dolor emocional puede ser más incapacitante. De hecho, asegura que muchos deportistas sufren en silencio debido al estigma asociado con la salud mental, lo que puede tener consecuencias desastrosas. Los deportistas de élite no son héroes, sino que atraviesa por épocas en las que tienen que enfrentarse a "la ansiedad constante, episodios depresivos, aislamiento social y burnout". Estas dificultades se vuelven más peligrosas cuando se viven en silencio, puesto que impiden que muestren su máximo potencial, por una parte, y, por otra, su estabilidad se ve afectada, así como su vida personal.
Por ello, el experto afirma rotundamente que el éxito en el deporte de alto rendimiento no solo "depende del entrenamiento físico, sino también del equilibrio mental". Por ello, es muy importante encontrar un equilibrio entre exigirse y cuidarse.
Así lo corrobora otra deportista profesional, Ana Peleteiro, quien aseguraba que: “de cara a las competiciones, siempre digo que estar mentalmente bien y descansada es casi más importante que el haber hecho el día antes de la competición un gran entrenamiento. Con lo cual, a lo largo de la temporada, por supuesto que es una mezcla de las tres cosas, pero, a la hora de competir, priman más estas dos, 100%”. En definitiva, “conseguir un equilibrio para el cual la figura del psicólogo se vuelve fundamental, ya que, es la que nunca puede olvidar que hay una persona tras el deportista” , indica el psicólogo de Instituto Centta
No solo ansiedad o depresión, también ayuda a manejar la ira
El trabajo de un psicólogo deportivo no solo se centra en prevenir estos problemas. También ayuda al deportista a una buena gestión emocional. Recordemos, por ejemplo, el caso de Vinicius.
El rendimiento deportivo alcanza su máximo potencial cuando el atleta se sumerge por completo en la actividad, alcanzando lo que se conoce como Estado de Flow. Este estado se alcanza con una adecuada gestión emocional. Sin embargo, en el caso del jugador del Real Madrid, Vinicius, hubo momentos este año donde esta gestión brilló por su ausencia.
Donate, quien nos lo explica con un ejemplo: “imaginemos que estamos en un coche y nuestras emociones (miedo, tristeza, ira, alegría, etc.) nos acompañan como pasajeras. Cada vez que el camino se complica, estas emociones aparecen para darnos información sobre lo que sucede a nuestro alrededor. Si permitimos que estas emociones tomen el volante, pueden dirigirnos hacia respuestas programadas evolutivamente”.
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Por ejemplo, “el miedo puede frenarnos para protegernos, mientras que la ira puede impulsarnos a atacar para defendernos”, añade el psicólogo. En el caso de Vinicius, la ira se desencadenó frente a árbitros, gradas, rivales, etc. Esto resultó en decisiones impulsivas, hostiles y agresivas, perjudiciales tanto para él como para su equipo y, por supuesto, rivales. Y no es fácil controlar este comportamiento una vez se ha instaurado. “El problema es que cuando la ira ya tiene el volante es muy complicado que te lo devuelva, de ahí las dificultades de sus compañeros y entrenador para relajarlo. Esto lo podemos entender mirándonos a nosotros y recordando algún 'cabreo' donde dijimos algo de lo que luego nos arrepentimos”.
¿Cómo logramos esto? Dentro de la psicología del deporte, encontramos muchas estrategias según nos explica José García Donate, entre ellas:
- Autoconocimiento: identificar las situaciones que desencadenan la ira y comprender por qué sucede esto.
- Respiración profunda y tranquila: reducir la activación fisiológica para poder pensar con claridad en momentos de agitación. Cuanto más agitado esté el cuerpo (sea por miedo, ira, euforia, etc.) con menos claridad pensará la cabeza.
- Autodiálogo: mantener un diálogo interno positivo para convencer a la ira de que no es necesario que tome el control, y que podemos gestionar la situación de manera efectiva.
- Visualización: imaginarse a uno mismo manejando situaciones que provocan ira, utilizando técnicas de respiración y autodiálogo para resolver pacíficamente los conflictos. Esto creará una huella mental que hará que a la hora de la verdad el organismo sepa cómo tiene que reaccionar.
- Canalización de emociones: utilizar la energía de la ira como motivación para alcanzar un mejor rendimiento, como han hecho otros grandes futbolistas como Cristiano Ronaldo y Leo Messi.
- Buscar ayuda profesional: acudir a sesiones con un psicólogo deportivo para recibir orientación especializada en este proceso.
El ejemplo de los deportistas nos tiene que servir como modelo para solicitar ayuda a un psicólogo cuando lo necesitemos. No podemos con todo, eso está claro, y tenemos que dejar que otros entren en nuestra vida para ayudarnos.
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