Cuando hablamos de plasticidad cerebral, nos referimos a la capacidad que tiene el cerebro para cambiar y reorganizar sus conexiones neuronales en respuesta a nuestras experiencias y aprendizajes. Este fenómeno, esencial para el desarrollo y adaptación del ser humano, permite que las conexiones entre los miles de millones de neuronas que componen nuestro cerebro se modifiquen a lo largo de la vida. Como nos explica el Dr. Enrique Noé, director de Investigación del Instituto de Rehabilitación Neurológica (Irenea) en los hospitales Vithas Valencia Consuelo y Vithas Aguas Vivas, destaca que estos cambios son especialmente significativos cuando las experiencias se repiten de manera consistente. ¿Recuerdas cuando explicábamos que para cambiar un hábito por otro tienes que tener fuerza de voluntad y repetir día a día para que tu cerebro lo automatice? Esto es gracias a la plasticidad neuronal.
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Noé explica además que, aunque muchos de estos cambios plásticos están programados genéticamente, formando la base de habilidades esenciales como el habla y la bipedestación, gran parte de ellos son dirigidos por la exposición a estímulos ambientales. Este proceso constituye la base del aprendizaje, ya que aprender implica reforzar las redes neuronales que sustentan el conocimiento. Nos preguntamos si esta capacidad del cerebro tiene sus límites. Y parece ser que sí.
Aunque el cerebro posee una notable capacidad para reinventarse, esta no es ilimitada.
"La plasticidad cerebral es más intensa durante las primeras décadas de vida, especialmente en los primeros años, cuando el cerebro está en pleno desarrollo y es altamente receptivo a nuevas experiencias. Estos cambios culminan en la adolescencia, afectando áreas del cerebro relacionadas con el autocontrol y la regulación emocional", afirma el Dr. Noé, también secretario de la International Brain Injury Association (IBIA).
Por otro lado, el Dr. Joan Ferri, director general de Irenea en Vithas Valencia Consuelo y el Hospital Vithas Aguas Vivas, y miembro del Instituto de Neurociencias Vithas, señala que, en la edad adulta y vejez, aunque la plasticidad cerebral disminuye, el cerebro sigue siendo capaz de adaptarse y cambiar en respuesta a nuevas experiencias. Sin embargo, factores como el envejecimiento, enfermedades neurodegenerativas y lesiones cerebrales pueden limitar esta capacidad, ralentizando o impidiendo la activación de redes neuronales durante el aprendizaje. A pesar de estas limitaciones, es importante mantenerse mentalmente activo durante toda la vida para maximizar la capacidad adaptativa del cerebro.
¿Todos los cerebros tienen la misma plasticidad neuronal?
Nos lo aclara el Dr. Francisco Mira, neurólogo y co-director de NeuroHealth, la Unidad Especializada de Neurología y Neurocirugía de los Hospitales Vithas en Alicante. Este experto destaca que existen diferencias en la plasticidad cerebral según el género y la edad. Y señala que hay estudios que han demostrado que tanto hombres como mujeres experimentan plasticidad cerebral, pero de maneras distintas debido a factores hormonales y estructurales. Por ejemplo, los hombres suelen tener una mayor superficie cortical y variabilidad en el volumen subcortical, mientras que las mujeres muestran mayor consistencia en la activación neural durante tareas motoras. ¿Qué significa esto? Quiere decir que, en promedio, los hombres tienden a tener una corteza cerebral (la capa externa del cerebro responsable de funciones como el pensamiento, la percepción y la memoria) más extensa que las mujeres. Por otro lado, cuando las mujeres realizan tareas motoras (actividades que requieren movimiento, como mover un brazo o una pierna), la activación de sus neuronas es más consistente y uniforme en comparación con la activación neural observada en los hombres durante las mismas tareas.
En relación con la edad, la plasticidad cerebral disminuye con el envejecimiento, pero no desaparece, y puede ser estimulada mediante ejercicio físico y aprendizaje de nuevas habilidades.
Las técnicas de neuroimagen han revelado, de hecho, que la integridad de la sustancia blanca cerebral, esencial para la plasticidad, se ve afectada por el envejecimiento, pero puede mejorar con intervenciones adecuadas.
Además, el Dr. Jorge Uriel Máñez, neurólogo de Vithas Valencia 9 de Octubre, subraya que tanto la genética como la epigenética desempeñan roles decisivos en el desarrollo y adaptabilidad del cerebro. La epigenética implica cambios en la expresión génica no codificados en la secuencia del ADN, regulados por factores como la metilación del ADN y las modificaciones de las histonas (proteínas básicas que se encuentran en el núcleo de las células eucariotas y juegan un papel fundamental en la organización y regulación del ADN. Estos factores son esenciales para el desarrollo temprano del sistema nervioso y la plasticidad de las neuronas adultas.
Alteraciones en la maquinaria epigenética pueden contribuir a enfermedades neuropsiquiátricas como el autismo y la demencia.
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¿Qué más podemos hacer para un cerebro sano y plástico?
"Cuando hablamos de salud cerebral y prevención, estamos hablando de proteger nuestra salud tanto en el presente como en el futuro. Y no se trata solo de reaccionar ante la aparición de algún tipo de enfermedad neurológica, sino de tratar de inculcar una cultura de prevención de las enfermedades neurológicas desde edades tempranas, para mitigar su impacto controlando y/o evitando los factores de riesgo de estas enfermedades”, comenta el Dr. Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN). La SEN, de hecho, ha elaborado una guía con 10 recomendaciones para mantener sano el cerebro.
- Realiza actividades que estimulen la actividad cerebral y la mantengan cognitivamente activa como leer, escribir, participar en juegos de mesa, realizar actividades manuales, completar crucigramas, aprender y practicar un nuevo idioma, etc. También ayuda, mantenerse curioso, vivir en entornos enriquecidos culturalmente, tener la mente abierta...
- Evita el sobrepeso y realiza algún tipo de actividad física de forma regular, bien mediante la práctica de algún deporte o realizando uno o dos paseos diarios de al menos 30 minutos.
- Evita los tóxicos como el alcohol, el tabaco, la contaminación ambiental y cualquier tipo de drogas.
- Controla otros factores de riesgo vascular como la tensión arterial, la diabetes o la hipercolesterolemia. La hipertensión es el principal factor de riesgo de algunas enfermedades neurológicas.
- Potencia tus relaciones sociales y afectivas evitando la incomunicación y el aislamiento social, pues son factores de riesgo para desarrollar deterioro cognitivo en el futuro.
- Sigue una dieta equilibrada evitando el exceso de grasas animales, azúcar, sal y alimentos procesados y ultraprocesados. Opta por alimentos naturales y potencia el consumo de frutas, legumbres y verduras. La dieta mediterránea es tu mejor aliada.
- Un sueño de calidad es fundamental para la salud del cerebro. Trata de dormir unas 8 horas diarias.
- Ten moderación en el uso de Internet, pantallas digitales y redes sociales. Su uso excesivo reduce la capacidad de concentración, ocasiona irritabilidad y, en su consecuencia, genera mayor dificultad para conciliar y mantener el sueño.
- Protege tu cerebro contra las agresiones físicas del exterior mediante la utilización sistemática del cinturón de seguridad en vehículos y del casco en la práctica de cualquier actividad que lo requiera (moto, bicicleta, patinete eléctrico, actividades laborales, etc.).
- Elimina el estrés en todos los ámbitos de la vida que te sea posible y... ¡ten una actitud positiva! El buen humor y la risa fortalecen a tu cerebro.
La neurorrehabilitación al rescate del cerebro dañado
Por último, no hay que olvidar el papel esencial de la neurorrehabiltación cuando hay un daño cerebral adquirido o debido a una enfermedad. En este sentido, la plasticidad cerebral es fundamental en la rehabilitación tanto de lesiones cerebrales adquiridas como en enfermedades neurodegenerativas. Los profesionales que se dedican a la neurorrehabilitación aplican técnicas basadas en evidencia científica para tratar secuelas de ictus, traumatismos craneoencefálicos y enfermedades degenerativas, ayudando a los pacientes a recuperar su autonomía y mejorar su calidad de vida. La plasticidad permite que otras áreas del cerebro asuman funciones perdidas o compensen las áreas dañadas, promoviendo la recuperación de habilidades deterioradas, concluye el Dr. Ferri, que es, además, presidente de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación.
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