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Mujer sonríe con una taza de té © Getty Images

Psicología

Resiliencia y energía vitalista, las claves de Ami Bondía para ser más felices

Ami Bondía es comunicadora, conferenciante y escritora y tras sufrir una enfermedad con una mortalidad del 70% desarrolló la capacidad de adaptarse a cualquier circunstancia, luchar y seguir creciendo. 


10 de julio de 2024 - 17:53 CEST

Ami Bondía (@amibondia) tiene claro que para superar las adversidades hay que sacar pecho y mirar hacia delante. El esfuerzo, la constancia, la resiliencia, esta palabra que tanto escuchamos y que no significa otra cosa que adaptarse a lo que tenemos y nos viene, nos recompensarán con una mentalidad capaz de todo. Ella misma sabe de qué habla porque tuvo que enfrentarse a un problema de salud muy delicado y difícil. Todo esto, lejos de amilanarla, la hizo más entera y capaz de superar todo aquello que se propone. Ha escrito ya varios libros. El último,  Energía vitalista. Cómo impulsar tu resiliencia y determinación en tiempos inciertos recoge cómo debemos conservar la confianza en nuestras capacidades para levantarnos y seguir creciendo a pesar de las dificultades. Conversamos con ella para que nos explique qué fue aquello que le marcó tanto en su vida y cómo influyó para que adopte este carácter tan resiliente y nos invite a hacer lo mismo. 

¿Qué ocurrió en tu vida que casi te costó la vida?

Todo empezó con un dolor de garganta muy fuerte (febrero 2022). No podía tragar saliva ni dormir por dicho dolor. Fui a urgencias y pensaron que era una faringitis. Así que continué con mi vida. Y me fui a Canarias a impartir una conferencia. Recuerdo que tenía tanto dolor que era como tener cuchillas en la traquea. A mi regreso ya no tuve tiempo de ir al médico. Tuve que llamar a una ambulancia porque me estaba ahogando.

A partir de ese momento, y al hacerme muchas pruebas, descubren que tengo una infección que había entrado por la garganta, había bajado al corazón, pulmones… y había llegado a sepsis (infección global). En ese momento, entré en un sueño profundo y al despertar me dicen que tengo una mediastinitis. Una enfermedad, en mi caso de origen desconocido, que tenía una mortalidad del 70%.

Estuve un mes en el hospital, de los cuales 9 días los pasé en la UCI. Una experiencia que fue muy fuerte para mí, ya que entré en el hospital pensando que tenía una faringitis y desperté en una UCI. Un lugar en el que no sabes si es de día o de noche, estás llena de cables, llevas respiración asistida y la tensión se respira en cada rincón.

En mi caso, la mediastinitis me llevo a tener 4 operaciones en 5 días a vida o muerte. Ya que no sabían qué bacteria me había provocado la infección y la única manera que tenían de limpiar era abriendo el tórax, con los riesgos que entrañaba. Me llevaron al coma y al despertar estaba totalmente atrofiada. Solo movía los ojos. Así que como un pajarito tuve que volver a aprender a vivir: a respirar sola, a comer, a incorporarme…y a hablar. Porque además, se me quedó una cuerda vocal parada y temían que me hubieran cortado el nervio que permitía el habla. De ser así no podría volver a dedicarme a la comunicación mi pasión y mi profesión.

Al salir del hospital tenía tres tipos de secuelas, como ya he comentado: tenía poca movilidad (mis músculos estaban atrofiados), la respiración era dificultosa (a causa de la respiración mecánica en la UCI), no podía hablar y me atragantaba (a causa de la cuerda vocal parada).

Entrené cada día 8 horas al día durante 4 meses con ejercicios respiratorios, físicos y vocales.

A día de hoy, puedo celebrar que tengo el alta completa y sin secuelas o como me gusta decir a mi: “tuve la suerte de hacerme un selfie en el precipicio y poder contarlo”.

Ami Bondia con su libro Energía Vitalista
Ami Bondia con su libro Energía Vitalista

Esto te dio fuerza para seguir adelante y de ahí surgió uno de los conceptos de los que hablas. ¿Podrías explicarnos el concepto de 'Energía vitalista' del que hablas en tu libro?

La energía vitalista es la fuerza interior que tira de nosotros para lograr metas, aunque a veces parezcan muy difíciles. Existen diversas maneras para referirnos a ella. Así por ejemplo, la Harvard Business Review (2007) la denomina energía de sentido y propósito.

Disponer de energía vitalista es una garantía de éxito para afrontar los tres tipos de retos a los que estamos expuestos:

  1. En primer lugar, podemos hablar de los retos globales. Y en este sentido, te invito a recordar los planes que tenías el 31 de diciembre del 2019 para el año entrante. En ese momento, nadie se imaginaba que una pandemia nos dejaría a todos encerrados en casa y obligados a vivir de una manera distinta. Una experiencia que permitió despertar una mayor conciencia acerca de los retos propios de un mundo interconectado: pandemias, crisis medioambientales, conflictos bélicos… En definitiva, si hay alguien que optara por hacer como el avestruz y esconder la cabeza bajo tierra, tras la pandemia seguro que ya ha aceptado que vivimos en un entorno BANI (Brittle -quebradizo-, Anxious -ansioso-, Non-linear -no lineal- e Incomprehensible -incomprensible-). Una palabra que se usa para hacer referencia al nuevo entorno inestable y cambiante. Es decir, un mundo caótico e imprevisible consecuencia de la globalización y la tecnología y que tiene un impacto en la vida cotidiana de las personas.
  2. En segundo lugar, encontramos los retos profesionales. El mundo antes era mucho más lineal (entrabas a trabajar en una empresa, ascendías y te jubilabas) pero ahora el cambio es constante. Está lleno de subidas y bajadas (cambios a los que hay que adaptarse). Nuestros abuelos tenían un trabajo “para toda la vida”. Hoy en día, esto prácticamente no existe ni tampoco es lo deseado. Los cambios de empresa, como de puesto y sector están a la orden del día.
  3. Y en tercer lugar, los retos personales. Las personas necesitamos evolucionar, aprender cosas nuevas y cerrar etapas para abrir otras nuevas. Los sueños son la chispa de la vida y acometerlos requiere decir adiós al pasado para recibir al presente y futuro. Y eso requiere de la valentía que otorga la energía vitalista.

Además, por mucho que a veces nos creamos invencibles, la realidad es que el ser humano es frágil por naturaleza. En el día a día experimentamos las pérdidas de seres queridos, enfermedades, rupturas... El dolor forma parte de la vida pero de nosotros depende cómo gestionamos ese dolor, qué hacer con él.

Con estos tres tipos de retos sobre la mesa (globales, profesionales y personales), nos interesa mucho impulsar nuestra energía vitalista y trabajar sus dos pilares: la resiliencia y la determinación. Así, de este modo, dispondremos de ese mecanismo de protección que nos permitirá atravesar la vida con fuerza, cumplir sueños y desafiar las dificultades.

¿Cuáles son las cinco claves que presentas en tu libro para desarrollar la resiliencia y la determinación?

La resiliencia es la capacidad que nos permite ser fuertes y flexibles ante la adversidad. Y la determinación, tiene que ver con la perseverancia y el foco en los objetivos. Dos habilidades esenciales para gestionar la incertidumbre y convertir el problema en oportunidad.

En el libro planteo cinco claves para impulsar la resiliencia y determinación:

  1. Autoconocimiento. Saber quiénes somos, qué queremos, qué nos hace felices, cuáles son nuestras fortalezas… nos dotará de las herramientas necesarias para ser flexibles y fuertes ante los acontecimientos. Para ello, será esencial invertir el tiempo necesario para descubrirnos en profundidad.
  2. Mentalidad BOOM. Impulsar la mentalidad ganadora, la del “sí se puede”.
  3. Estrategia. Hace referencia a la capacidad de tener un plan de acción, aprender a relativizar...
  4. Optimización de recursos. Hablamos de la importancia de disponer de unos hábitos saludables y de rutinas que eleven la productividad.
  5. La gratitud. Como decía Albert Einstein “existen dos maneras de ver la vida: una es creer que no existen los milagros y otra es creer que todo lo es”. Aquellas personas que viven desde el agradecimiento tienen vidas más satisfechas y plenas incluso en los momentos de adversidad.
mujer feliz con globos de colores en el campo© Adobe Stock

¿Por qué consideras que el autoconocimiento es fundamental para desarrollar resiliencia y determinación?

El autoconocimiento es la piedra angular de la resiliencia y la determinación. El problema es que la sociedad no invita a la introspección. Todo lo contrario. Estamos rodeados de ruido que dificulta la conexión con nosotros mismos. Redes sociales, días repletos de actividades y…por supuesto, miedo a enfrentarnos a nuestros propios fantasmas.

Trabajar el autoconocimiento, por lo general, es una acción que debemos liderar cada persona de manera individual. No es dificil pero requiere disciplina. De hecho, para empezar podríamos buscar espacios para fomentar la conexión con nosotros. Sacar 15-20 minutos al día para pasear en soledad (sin música, sin podcast…) es ya una manera maravillosa de escuchar nuestra voz interior. Además, en ese espacio privado podemos hacernos preguntas: ¿qué me hace feliz? ¿qué me disgusta? ¿qué quiero? ¿cuáles son mis sueños?

Además, de buscar estos espacios podemos hacer muchas cosas más que pueden ir desde juntarnos con personas que tengan una gran vida interior (ya que se contagia), escribir un diario que nos sirva para volcar las emociones y racionalizarlas, viajar solos como una manera de abrirnos a nuevas experiencias que nos permitan conocernos…Y por supuesto, lecturas de desarrollo personal, talleres de inteligencia emocional opracticar meditación.

También has mencionado la 'mentalidad BOOM', ¿qué significa? 

La mentalidad BOOM hace referencia a la mentalidad ganadora o del “sí se puede”.  Y activarla es hacer explotar todas las capacidades y posibilidades que tenemos dentro.

Vamos a desgranar las partes de la Mentalidad BOOM:

B- Busca tu pasión. Invierte el tiempo que haga falta en encontrar aquello que te apasiona. Porque la mentalidad ganadora se activa cuando nos movemos con el fuego de las entrañas. Y solo desde ahí es posible ver caminos donde antes no había salida y sacar fuerzas de donde no había nada que rascar.

O- Omite límites. Aquí tenemos dos tipos de frenos: internos y externos.

  • Los primeros apuntan al auto-diálogo. Si somos personas que nos juzgamos de manera dura con frases como “no valgo para esto”, “no voy a conseguirlo” será difícil actuar con la confianza que se necesita en los momentos adversos. Por ello, hay que trabajar para que nuestra voz interior sea de empoderamiento. Crear afirmaciones positivas del tipo “todo va a ir bien”, “ va a ser un éxito” y repetirlo a modo de mantra es una manera de entrenar un auto-diálogo saludable.
  • Los externos hacen referencia al entorno. ¿Nos rodeamos de personas que nos impulsan o que nos empequeñecen? Debemos buscar personas que crean en nosotros y nuestra capacidad o de lo contrario será más difícil enfrentarse a los retos de la vida.

O-Olvida el confort. Pasa a la acción. Las mejores oportunidades en la vida ocurren cuando somos valientes y nos movemos para intentar que las cosas ocurran. Esta idea no es ser temerario. De hecho, todo lo contrario: es tomar decisiones con estrategia y actuar de manera inteligente. Pero estar en movimiento nos hace avanzar y aunque las cosas no salgan como esperamos siempre habrá un aprendizaje que nos permitirá acercarnos al éxito en la siguiente oportunidad.

M-Marca la diferencia. Está muy bien tener referentes y personas con las que inspirarnos pero si queremos desarrollar la mentalidad BOOM será esencial sacar toda nuestra esencia y autenticidad.

Dasarrollar una mentalidad BOOM es la mejor inversión para disfrutar de la vida y brillar en el mercado laboral.

mujer pelirroja feliz con una flor en la mano© Adobe Stock

¿Podrías compartir alguna estrategia específica que te ayudó a alcanzar grandes metas y superar la adversidad?

Tengo la inmensa suerte de dedicarme al desarrollo personal. Doy conferencias y escribo libros sobre la materia aunque enfocada sobre todo al tema profesional. Pero decidí que me podría ayudar en la situación de enfermedad que viví aplicar todas esas herramientas de las que hablaba en mi día a día y que me habían sido útiles ante los retos laborales. 

La pregunta más importante que me hice fue: ¿dónde pones la mirada, en lo que tienes o en lo que te falta? Había perdido mucho (no podía moverme, no podía respirar sola…) pero tenía lo más importante: la vida. 

A partir de ahí seguí un plan de acción. Así poco a poco, pequeña meta a pequeña meta iba avanzando en mi recuperación. Celebraba cada pequeño éxito (mover una mano, cambiar la respiración asistida por “las gafitas” etc.). La idea era recibir cada día desde la gratitud del “estoy viva”.

Y por supuesto, rodearme de “personas pilas”. Personas que creían en mí y en mi capacidad para mejorar. Me volví muy ecológica y aquellos amigos, familiares, médicos que venían a decirme: “uy qué mal estas; vaya secuelas se te van a quedar…”, las alejaba de mí.

¿Cómo defines la optimización de recursos y por qué es importante para la resiliencia?

Entrenar la resiliencia y la determinación y por tanto disponer de mayor energía vitalista requiere de hábitos de vida saludable y adaptados a nuestra personalidad. Integrarlos en nuestro día a día permitirá sacar el máximo provecho a nuestros propios recursos y por tanto, lograr mejores resultados.

“Tu fortaleza física, tu edad y tener buenos hábitos te ha salvado la vida”. Así de claros fueron los médicos conmigo el día que me dieron el alta. Y no es que yo sea el gran ejemplo de comer un plato verde todos los días ni de ser la correcaminos de los bosques pero si es cierto que no bebo, no fumo y me cuido dentro de unos mínimos.

Tener buenos hábitos como hacer deporte, meditar o comer sano serán una fuente de energía asegurada y en los momentos bajos más aún.

Correr, bailar, jugar al futbol o al baloncesto, hacer bicicleta, senderismo, surf, tenis…son solo algunas opciones para poner en movimiento al cuerpo. Escoge aquella que mejor encaje con tus gustos. Y si no, siempre podrás caminar. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dar un mínimo de 10.000 pasos diarios.

Además, todas las disciplinas vinculadas con el autoconocimiento y el manejo de las emociones tales como la meditación, el yoga o el reiki no solo nos ofrecen claridad mental ante los acontecimientos sino que además nos protegen de elementos “chupa-energía” como el estrés.

En conclusión, aprender a optimizar nuestros recursos nos capacita para hacer frente a las dificultades de manera más efectiva, aprovechando nuestras fortalezas internas y gestionando nuestras emociones con mayor destreza. 

mujer con el pelo rizado sonriente y feliz© Adobe Stock

¿ Y cuál es el papel de la gratitud en la superación de retos según tu experiencia personal?

La gratitud o la virtud de ser agradecido consiste en valorar lo aspectos no materiales de la vida así como el papel que desempañan ciertas personas en nuestro bienestar emocional.

La gratitud es una de las emociones más top que existen ya que bloquea la posibilidad de sentir otras menos positivas como ira, resentimiento, envidia, rencor o arrepentimiento. Por tanto, es una fuente de energía vitalista y felicidad. Y una habilidad clave en la resiliencia y la autogestión.

Sin embargo, no todo el mundo es capaz de sentir gratitud ya que se trata de una emoción que implica madurez. Valorar lo bueno que los demás hacen por ti (la ayuda de un amigo para resolver un problema, los cuidados de un familiar cuando estas enfermo…) o lo que la vida te ofrece cada día (la belleza de un amanecer, el olor de la lluvia, la salud, una casa acogedora, una familia, tener comida…) implica tener unos valores éticos desarrollados y un ego trabajado. Con el paso de los años, hay más posibilidad de sentir esta emoción ya que la superación de dificultades nos hace más sensibles al valor de la ayuda externa.

La gratitud implica apreciar y valorar lo que tienes y otros hacen por ti, en especial en los momentos más difíciles. Y aunque ya hemos dicho que es una emoción compleja se puede entrenar. Para ello, te lanzo un reto: ¡escribe un diario de gratitud!

Es tan sencillo como, todos los días, redactar antes de dormir tres cosas que te hayan pasado en la jornada y por las que te sientas agradecido. Por ejemplo: la llamada de tu hermana, el chocolate caliente para desayunar o el paseo matutino bajo el sol primaveral. Con la práctica, la sensación de gratitud irá en aumento y serás capaz de sentir dicha por las cosas más sencillas de la vida cotidiana. El resultado será una mayor plenitud y energía.

Para concluir, ¿cómo pueden las personas aplicar el concepto de Energía vitalista en el ámbito laboral para convertirse en 'profesionales vitalistas concepto del que también hablas en tu libro?

Los profesionales vitalistas son aquellas personas que confían en sus capacidades para hacer frente a los retos que vengan y saben tomar decisiones acertadas en cada momento. Entre sus cualidades podemos destacar:  su capacidad resolutiva, la búsqueda de aprendizaje constante, la buena gestión emocional, la facilidad para relativizar los acontecimientos o sus altos niveles de productividad. Y lo mejor de todas estas habilidades es que son entrenables.

Así que si queremos formar parte del grupo de profesionales vitalistas tendremos que trabajar los cinco aspectos que he mencionado: autoconocimiento, Mentalidad BOOM, estrategia, optimización de recursos y gratitud. Lo mejor es no intentar abarcar todo de la noche a la mañana. Marcarse pequeñas áreas de mejora permitirán que a la larga podamos convertirnos en profesionales vitalistas con una fuerza interior contagiosa para el equipo de trabajo.