Si tienes un gato en casa sabrás que cuando quiere pedirte algo lo hace de forma muy clara: maullando. Si quiere salir al patio o prefiere que le des comida húmeda en vez de seca te lo hará saber claramente. El maullido también le sirve para comunicarte que está mal, incómodo y, a veces, enfermo. Sin embargo, no siempre sabemos reconocer estos signos. Así lo pone de manifiesto un estudio realizado por Sanicat. La investigación nos alerta de que solo 3 de cada 10 españoles sabemos identificar cuando nuestro pequeño felino no está bien. Por ejemplo, solo el 18% de los dueños de gatos reconocen el estrés de sus mascotas a través de los maullidos, y solo 8 de cada 10 identificamos que tienen hambre o sed, según el I edición del barómetro felino.
Celia Alesanco Ballesteros, experta etóloga y colaboradora de Sanicat señala “estudios como este nos ayudan mucho para ver cómo de informados están los dueños de los gatos en España, pero también nos alumbra el camino para hacer ciertas mejoras. Una de ellas es saber reconocer qué nos quiere decir nuestro gato para poder interpretar sus emociones, satisfacer sus necesidades en cualquier momento y, sobre todo, saber cómo actuar ante ciertas situaciones. Todo esto en su conjunto, ayudará a crear una convivencia enriquecedora tanto para ellos como para sus dueños”. ¿Y qué nos quieren decir cuando maullan?
Aprende a interpretar el maullido de tu gato
Los gatos utilizan en sus maullidos una variedad de tonos, intensidades y duraciones para interactuar, especialmente, con los humanos. Cada tipo de maullido tiene un significado específico, lo que puede dificultar su interpretación en ocasiones. En general, estas son las interpretaciones:
Hambre o sed. Estos maullidos son persistentes y más intensos que los habituales. Este tipo de maullido es reconocido por 8 de cada 10 dueños de gatos en España. Suele tener un tono agudo y repetitivo, a menudo acompañado de comportamientos como frotarse contra las piernas de sus dueños o dirigirse hacia la fuente de alimento o agua más cercana.
Búsqueda de atención o interacción social. Este maullido es identificado por 7 de cada 10 dueños de gatos. Aunque algunos pueden ser bastante independientes, la mayoría buscan atención y compañía. Tener un segundo gato es una buena opción. Según el Barómetro de Sanicat, el 27% de los hogares españoles tienen dos gatos para que se acompañen mutuamente.
Enfado. Estos maullidos son más fuertes y ásperos que los normales, pero solo el 57% de los dueños logran reconocerlos. Su tono agudo y estridente puede ir acompañado de sonidos graves, gruñidos y bufidos, especialmente si los gatos se sienten acorralados.
Aburrimiento. La necesidad de estimulación mental y física es crucial para evitar que los gatos se aburran, especialmente si pasan largos periodos solos. En el 60% de los hogares españoles con gatos, pasan mucho tiempo sin los humanos y sin jugar, lo que aumenta la probabilidad de aburrimiento. ¿Y si adoptas otro gato o un perro? Como señala el barómetro, solo el 40% restante de los gatos vive con otro animal. Y en muchas ocasiones es un perro. De hecho, 3 de cada 10 españoles tienen un gato y un perro en su casa, y ambas mascotas se llevan a la perfección. Que ambas especies no puedan convivir es un mito.
Estrés o ansiedad. Estos maullidos tienden a ser agudos, repetitivos e intermitentes. Solo el 18% de los dueños de gatos logran reconocer este sonido. Debemos prestar atención a los cambios en la rutina del animal y al aumento en sus vocalizaciones. Si van acompañados de otros síntomas, como agitación, búsqueda de refugio, marcaje con feromonas, cambios en el apetito e incluso agresividad, debemos consultar con el veterinario o un etólogo.
Posibles problemas de salud. Cuando los maullidos se vuelven constantes, con un tono diferente o dirigidos a acciones concretas de su rutina diaria, puede ser un indicativo de que algo no va bien. Solo el 30% de los dueños de gatos distinguen el malestar en sus maullidos. Es importante estar atentos a cambios en la intensidad o frecuencia y consultar con un veterinario ante cualquier cambio en su conducta.