Siempre relacionamos los trastornos mentales con un problema que nos afecta a nivel de nuestra salud mental, a nuestro cerebro, pero no podemos perder de vista que, tal y como nos explican los expertos, pueden afectar también al resto de nuestro cuerpo, a nuestra salud física. “Nuestra mente está asentada en nuestro sistema nervioso central, pero este, a su vez, está asentado en todo nuestro cuerpo e interconectado con él. Hay una relación clara tanto de las patologías mentales sobre la salud orgánica como a la inversa”, nos confirma Ruth Arenas, psiquiatra, sexóloga y psicoterapeuta EMDR, además de CEO de su clínica Doctora Ruth Arenas, con quien hemos hablado en profundidad sobre cuál es dicha relación.
Así afectan los trastornos mentales a nuestro cuerpo
Le preguntamos a la experta de qué forma afectan estos trastornos a nuestro organismo, no solo a nuestro cerebro y, tal y como nos detalla, la respuesta es muy amplia, porque puede hacerlo de muchos modos.
Así, por una parte, nos cuenta que todo lo que aumenta el nivel de estrés incrementa el nivel de cortisol y esto afecta al sistema inmune. “Sabemos que las personas con mayor estrés, tienen más facilidad de desarrollar ciertas infecciones. Pero es que, además, sabemos que situaciones de estrés intenso pueden desembocar en episodios de reagudización de enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide o la psoriasis. En tercer lugar, nuestro sistema nervioso está directamente conectado con el estado de la piel y, de hecho, tienen un origen embriológico común. Así, situaciones de estrés intenso pueden desembocar en cuadros de urticaria o dermatitis”, comenta.
Otro ejemplo claro son las alteraciones digestivas. “Tenemos en nuestro aparato digestivo tantas neuronas como el cerebro de un gato. Y la afectación emocional se muestra en muchos pacientes, casi de manera inmediata, con alteraciones del tránsito intestinal”, nos explica.
Por otra parte, añade que las personas con trastornos mentales pueden tener más difícil cumplir con los hábitos de autocuidado. En una depresión se come peor, se fuma más, se bebe más y se hace menos deporte, lo cual afecta directamente a la esperanza y a la calidad de vida.
Y, por último, cita a las embarazadas que tienen depresión, pues son menos cumplidoras de los controles de embarazo y tienden a fumar y a beber más durante el embarazo. Y esto no solo afecta a la madre, sino también al bebé que está por venir.
Síntomas físicos
¿Qué síntomas físicos nos pueden alertar de que padecemos un trastorno mental? “Hay muchas personas que directamente, cuando están mal emocionalmente, no son capaces de expresarlo verbalmente, pero cuando no habla su boca habla su cuerpo: “Yo no es que esté mal, pero este dolor de estómago me mata”, “cuando tengo mucho estrés, me duele muchísimo el cuello”.
Sin embargo, en opinión de la experta, debemos tener cuidado a la hora de achacar los síntomas físicos a la ansiedad. “no olvidemos que de ansiedad no se muere nadie, pero de un dolor torácico que pensamos que viene de los nervios y luego resulta ser un infarto sí que se muere. O se puede pensar que se está perdiendo peso por el estrés, cuando puede tratarse de un proceso oncológico, del que también puede morir la gente. Por eso es tarea del profesional hacer una buena diferenciación; que no sea una patología orgánica la que esté originando los síntomas antes de asumir que lo que presenta el paciente es debido a los nervios”, detalla.
“Siempre le explico a mis pacientes que el diagnóstico de los síntomas somáticos es lo primero. El psiquiatra es el último que tiene que llegar, después de que todos los demás especialistas hayan descartado que los síntomas no se traten de nada suyo”, recomienda.
Cómo debemos actuar
La duda que nos surge es qué estrategias tenemos a nuestro alcance para tratar de mitigar los efectos de los trastornos mentales en nuestro organismo y la doctora lo tiene claro: lo primero y más importante es no fastidiar más nuestro cuerpo.
“Como ya he dicho, cuando uno se encuentra mal, hacer una dieta equilibrada es tremendamente difícil. El alcohol, sin embargo, produce un alivio inmediato de la ansiedad, aunque a medio plazo la empeore muchísimo. Cuando tengo un trastorno mental, ya sea neurótico o psicótico, tengo que seguir cuidando mi cuerpo como si fuese un templo”, apunta.
Por otro lado, también nos comenta que si tengo síntomas extraños y he descartado que no sean de causa más orgánica, puedo plantearme investigar si el estrés o la ansiedad están detrás de ellos y tratarlo con un profesional.
Además de eso está comprobado que la actividad física disminuye los síntomas depresivos. También mejora el pronóstico en los pacientes con psicosis y, por supuesto, ayuda a reducir la ansiedad. “Así que es algo que todos tendríamos que tener como una estrategia de cuidado de la salud mental”, nos cuenta.
¿Qué es la somatización?
Cuando hablamos de trastornos mentales podemos hablar incluso de somatización. “Muchos pacientes presentan síntomas exclusivamente somáticos. Pero es que, además, hay trastornos muy llamativos, como el conversivo, que pueden incluso simular con convulsiones epilépticas, desmayos, ceguera episódica... Así que por supuesto que se produce esa somatización. Pero, como siempre, el diagnóstico de somatización tiene que llegar tras haber descartado esa epilepsia o una causa neurológica o cardiogénica de esos desmayos”, detalla.
Y nos cuenta que los niños son muy dados a la somatización, porque tienen más dificultad en expresar adecuadamente sus emociones. Por eso es importante darles una educación emocional que les permita verbalizar bien lo que les pasa. “Al final, se trata de ser capaces de escuchar a nuestro cuerpo y cuidarlo adecuadamente”, concluye.