Vivir más y, sobre todo, mejor, debería ser un claro objetivo para todos. Cada vez más escuchamos hablar de cómo se puede frenar o hacer más lento el proceso de envejecimiento. Y sin duda, hay hábitos que nos pueden ayudar a conseguirlo. Uno de ellos es la práctica de yoga, una disciplina que nos puede ayudar a prevenir el envejecimiento. “No se trata de una receta mágica, sino de una disciplina que nos aporta beneficios físicos y mentales tanto en el corto como en el medio y largo plazo”, nos explica Sara García (@sarayoga.journey), profesora de Vinyasa Yoga,, con quien hemos tenido la ocasión de hablar y quien nos ha resumido con detalle cuáles son los beneficios de esta disciplina.
Mejora del estado de ánimo
Tal y como nos explica, durante la práctica de yoga movemos nuestro cuerpo y nuestra energía, lo que supone una rápida mejora en nuestro estado de ánimo en apenas los primeros minutos de la práctica.
Aumento de la movilidad
No hay duda de que la práctica de yoga nos permite disfrutar de una vida activa gracias a la movilidad que le aporta a nuestras articulaciones. Asimismo, contribuye a la reducción de lesiones causadas tanto por la práctica de yoga en sí, otras disciplinas deportivas, como caídas o tropiezos que pueden resultar irreparables a medida que envejecemos.
Mantenimiento de una espalda sana
Es una de las grandes beneficiadas. Mantener nuestra columna vertebral sana es uno de los mayores beneficios de esta práctica milenaria. Esto se traduce en el fortalecimiento de los músculos de la espalda, aumento de la movilidad de esta, y mejora de la higiene postural. Asimismo, esto reduce el riesgo de dolores relacionados con nuestra espalda.
Fortalecimiento muscular
Se trata de otro de los beneficios más relevantes, debido a que el fortalecimiento muscular fomenta el poder realizar las tareas cotidianas del día a día con la mayor facilidad posible. Por otro lado, también nos permite practicar otra serie de deportes o disciplinas físicas de una manera segura.
Respiración consciente
Al practicar la respiración consciente, aumenta la relajación en el cuerpo y en la mente. El sistema nervioso se va calmando, lo que se traduce en una mejora de sueño y disminución de los niveles de cortisol en el cuerpo, es decir, menos estrés acumulado. Esto aporta equilibrio y estabilidad a nuestro cuerpo y mente.
Ralentiza la aparición de sarcopenia
Lo primero que tenemos que aclarar es que la sarcopenia es un proceso que se caracteriza por una serie de deterioros musculares debido a la edad. Una buena nutrición variada y equilibrada, junto con una práctica habitual de deporte, son las dos claves para que podamos prevenir el envejecimiento prematuro en nuestro cuerpo.
Confianza y fuerza
Gracias a los grandes retos que suponen ciertas posturas de yoga, los practicantes desarrollan más confianza en sí mismos y se enfrentan a más retos tanto durante la clase como en el día a día. Al igual que la meditación promueve la calma y la presencia, la práctica de yoga promueve la resiliencia y la fuerza física y mental.
Mejoran el sueño y la concentración
Aumenta la calidad y conciliación del sueño, pero es que también mejora la capacidad de concentración tanto durante la práctica de yoga como en el día a día.
Promueve la escucha de nuestro cuerpo
Por último, no podemos perder de vista que el yoga nos anima a escuchar a nuestro cuerpo, esto es, a descansar cuando nuestro cuerpo nos lo pide y movernos cuando lo necesitamos. Asimismo, el yoga nos ayuda a soltar el control y soltar tensión, lo que se traduce en un beneficio integral de nuestro cuerpo y mente.
La experta hace mención, además, a un dato importante: cuanto más practiquemos yoga, mayores serán estos beneficios. “No existe una edad mínima ni máxima para practicar yoga. El único requisito es el de escuchar a nuestro cuerpo, no forzarle a entrar en posturas que nos pueden causar molestia, ser pacientes con nosotros mismos y escuchar nuestras limitaciones físicas. Siempre se recomienda comenzar a practicar yoga con un instructor que vaya regulando el nivel del practicante”, concluye.