Estamos ante un problema que, al contrario de lo que se puede pensar, por desgracia no se limita a la infancia o la adolescencia. El acoso, una forma de abuso psicológico, puede manifestarse también en la edad adulta, y pasa factura, pues afecta significativamente la vida personal, profesional y emocional de las víctimas. Así nos lo confirma Pilar Guerra Escudero, psicóloga clínica y coach ejecutivo, que nos explica que tanto en el ámbito laboral, en las relaciones personales e incluso en espacios públicos, muchas personas se enfrentan a comportamientos abusivos que afectan su bienestar emocional y mental.
Afortunadamente, la experta nos detalla que existen herramientas que pueden ayudar a afrontarlo y proteger nuestro bienestar, y nos las comenta a continuación.
1. Reconocer la situación
Tal y como nos explica Pilar Guerra Escudero, el primer paso para afrontar el acoso es reconocer que estamos siendo víctimas de este tipo de abuso. Muchas veces, las víctimas tienden a normalizar o minimizar las conductas de acoso, considerándolas parte del entorno laboral o de las relaciones interpersonales.
Por eso, es fundamental identificar las señales de alerta como comportamientos humillantes o degradantes (insultos, burlas, críticas constantes, descalificaciones públicas o privadas), aislamiento social (exclusión de grupos o actividades, intentos de sabotear tus relaciones o amistades, chismes e infamias) o amenazas verbales o físicas, gestos intimidantes o un control constante.
En el ámbito laboral, otras señales pueden ser la asignación de tareas imposibles o degradantes, la ocultación de información importante, boicotear nuestro trabajo o proyectos.
Y en el ámbito sexual, suelen ser tocamientos no deseados, comentarios sexuales inapropiados, insinuaciones o proposiciones de índole sexual no consentidas.
2. Establecer límites claros
Para algunas personas, no es tarea fácil, pero es fundamental establecer límites claros y firmes con la persona o personas que nos acosan. Hazles saber de manera clara y directa que su comportamiento es inaceptable y que no lo tolerarás más. Si se trata de acoso laboral, puedes comunicar la situación a tu superior o al departamento de recursos humanos de tu empresa.
3. Documentar las incidencias
Es necesario que se registren las incidencias de acoso de manera detallada, anotando fechas, lugares o descripciones precisas, pero también pruebas como correos electrónicos, mensajes de texto o grabaciones de audio o video, pueden llegar ser muy útiles y clave para tomar acciones legales si fuese necesario.
4. Buscar apoyo y/o ayuda legal
Es fundamental buscar apoyo en personas de confianza como un familiar, amigo, compañero de trabajo o buscar ayuda profesional de un psicólogo o terapeuta. El apoyo social y la orientación profesional nos brindarán las herramientas emocionales y estrategias para afrontar el acoso de manera efectiva. Si el acoso es de naturaleza grave o sentimos que nuestra integridad física o psicológica está en riesgo, no hay que dudar en buscar ayuda legal. Un abogado podrá asesorarnos sobre nuestros derechos y las acciones legales que podemos tomar para protegernos.
5. Aprender técnicas de asertividad
La asertividad es una habilidad clave para afrontar el acoso ya que permite expresar nuestras necesidades, emociones y opiniones de manera clara, directa y respetuosa. Existen talleres y cursos de asertividad que pueden ayudar a desarrollar estas habilidades.
6. Cuidar nuestra salud mental y emocional
Es importante cuidarnos y buscar estrategias para manejar el estrés, la ansiedad y la depresión que este tipo de situaciones puede generar, ya que el acoso puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental y emocional. Practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga, realizar actividad física regularmente y mantener una alimentación saludable también contribuyen al “autocuidado”.
“El acoso es una forma de abuso que no debemos tolerar. Todos tenemos derecho a un ambiente seguro y respetuoso, tanto en nuestra vida personal como profesional. Por eso es fundamental utilizar las herramientas y recursos disponibles para protegernos, afrontar la situación y sanar las heridas que este tipo de experiencias puedan habernos causado”, concluye la psicóloga.