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Mujer pensativa junto a su armario, rodeada de cajas© Adobe Stock

¿Tiendes a acumular cosas de forma compulsiva? Tal vez tengas este síndrome

Se le conoce en psicología como disposofobia e implica que las personas que lo padecen son incapaces de deshacerse de aquellas cosas que ya no utilizan


2 de julio de 2024 - 8:35 CEST

Son incapaces de deshacerse de objetos que tienen guardados, les cuesta tirar, hacer limpieza, acumulan llegando a ocupar el espacio de forma muy evidente. Sufren lo que se conoce como disposofobia o síndrome de acumulación compulsiva. “Es un trastorno psicológico que se caracteriza por acumular objetos socialmente aceptados y la persona es incapaz de deshacerse de los que no utiliza”, nos comenta la doctora Sandra Farrera Sabioncello, psicóloga y miembro de Grupo Top Doctors, directora del centro Psicología Bcn, que nos aclara un dato, sin duda, llamativo: suele presentarse en personas jóvenes y especialmente en mujeres.

“La persona que tiene este trastorno siente un fuerte apego por las cosas que posee; ello no está asociado a aquellas personas que sienten cariño hacia algunos objetos a los que guardan un valor emocional. Este síndrome puede aparecer en personas que sienten un vacío emocional y lo reemplazan por la compra y acumulación de objetos”, nos explica.

 Así se manifiesta la disposofobia

Aunque que existen diferentes niveles y tipos de acumulación compulsiva, la experta nos aclara que los síntomas principales son:

  • Apego exagerado a los objetos acumulados. Se alterarán si otras personas le piden estos objetos como prestado o si alguien sugiere deshacerse de ellos, bien sea a través de regalarlos a otras personas o venderlos.
  • Dificultad para deshacerse de las pertenencias personales, incluso de aquellas que están inservibles. Asimismo, hay una incapacidad para seleccionar o decidir qué cosas sirven y cuáles no.
  • Desorden creciente en casa, en el lugar de trabajo o en cualquier otro espacio, que puede llegar a dificultar el poder moverse con facilidad. Lo acumulado llega a ocupar hasta dos tercios del espacio habitable.
  • Incapacidad para darse cuenta de la utilidad de dichos objetos.
  • Angustia ante la idea de renunciar a todo o parte de lo acumulado.
  • Tendencia a comprar de forma compulsiva.
  • Ansiedad de separación hacia dichos objetos de forma desproporcionada.

 El problema viene, tal y como nos detalla la experta, cuando la sintomatología anteriormente citada se exacerba y ocasiona dificultades en la vida cotidiana a nivel biopsicosocial en la persona que lo padece.

mujer rodeada de objetos sentada en el suelo© Adobe Stock

¿Qué causas pueden estar detrás de este trastorno?

Sandra Ferrera nos explica que puede aparecer por sentir un vacío emocional debido a no establecer lazos con otras personas y lo reemplazan por la acumulación de objetos.

"Pueden sentirse inseguras y necesitan tener sus pertenencias consigo, aunque no sirvan para nada, porque eso les aporta una sensación de control. Como respuesta al trauma, si en algún momento de su vida han tenido una experiencia de precariedad, puede responder acumulando objetos con la intención de que ello no le vuelva a suceder”, nos explica.

¿A quién le afecta más este trastorno?

Nos planteamos si hay personas con un mayor riesgo de padecer este trastorno y la especialista nos aclara que la disposofobia suele darse en personas adultas, especialmente en mujeres jóvenes y si no hacen tratamiento específico para ello, la sintomatología podrá aumentar con la edad. “Aquellas personas con un fuerte apego a objetos, con perfiles de personalidad obsesiva, personas inseguras, introvertidas, que han experimentado vivencias traumáticas o que comprar y guardar objetos les aporta cierta calma y seguridad, podrían tener más predisposición a padecer disposofobia”, comenta.

Cómo abordar este problema

Una vez que se confirma que existe un problema y se establece el diagnóstico, toca buscar soluciones. “La terapia cognitivo-conductual puede ayudar al paciente a tratar la relación con los objetos acumulados y poder gestionar a través de las herramientas terapéuticas, una mejora progresiva en su vida y en el espacio donde convive”, concluye la psicóloga.

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