Ya hemos sacado toda la ropa de verano, las temperaturas van disparándose poco a poco y quien más quien menos se prepara ya para los largos días de sol y playa. Son muchas las personas que quieren llegar a punto, sin esos kilos de más que se han ganado en los meses anteriores. El proceso exprés y con prisas que se pone en marcha unas semanas antes del verano, como si no hubiese otras oportunidades durante el año para cuidar de uno mismo, vuelve a cobrar protagonismo a estas alturas del año. Tanto es así que según datos de PromoFarma by DocMorris, entre marzo y abril de 2024 las ventas de productos de la categoría “control de peso” han incrementado un 22%, respondiendo a la creciente preocupación sobre el tema a las puertas del verano.
Un error, pues no se debería tratar de un proceso exprés, sino de un cambio hacia hábitos saludables duraderos, realistas y que se puedan integrar en el propio estilo de vida a largo plazo. Además, se debe desvincular claramente el seguimiento de hábitos saludables (alimenticios y de actividad física) de la presión estética por caber, sí o sí, dentro de un traje de baño de la talla más pequeña posible. “Si pudiésemos llamarlo de otra manera, se hablaría mejor de ‘Operación salud’ u ‘Operación cuerpo en forma’. Y no como un objetivo en sí mismo, sino como un proceso de afianzar hábitos saludables. Antes del verano... Y también después”, comenta Mar Santamaria, Responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma.
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Comer de forma saludable y hacer ejercicio
La necesidad de cambiar hábitos en relación con nuestra alimentación y nuestro ejercicio, siguiendo pautas más saludables, está demostrada desde el punto de vista científico. Estas son dos estrategias muy válidas que contribuyen a alcanzar y mantener un porcentaje de grasa, que no de kilos, dentro de los parámetros saludables. Y es que no podemos perder de vista que los kilos pueden ser engañosos y no siempre reflejan el estado real de salud.
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Los hábitos van cambiando
Lo que es un hecho es que los hábitos van cambiando. Tanto en relación con lo que comemos como a los referentes estéticos que nos guían. “Los hábitos de vida tan diferentes del pasado, así como el acceso tan asequible a los productos ultraprocesados, y su publicidad omnipresente, son los principales condicionantes en este ambiente que denominamos obesogénico”, comparte la especialista. Sin duda, estos “alimentos” (que mal alimentan) inician y afianzan el exceso de peso entre la población, incluida la infantil, lo que es aún más preocupante.
Pero es que, además, por otro lado, la presión estética por encajar dentro de unos cánones a veces inasumibles persiste y, sobre todo, se intensifica debido en gran medida a la influencia de las redes sociales. ¿Qué implica esto? Hay personas que pueden seguir dietas muy restrictivas sin ningún tipo de supervisión profesional o el consumo de productos con la promesa de resultados rápidos y fáciles en lo que a la reducción de peso se refiere.
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Consejos prácticos previos al verano
Teniendo todo esto en cuenta, la farmacéutica Mar Santamaria comparte estos consejos clave para incorporar hábitos saludables a largo plazo:
- Prioriza la compra de alimentos sin etiqueta. Incluye en tu lista de la compra aquellos que no tienen nombre, ni listas interminables de ingredientes. Los ejemplos más claros son las frutas y verduras tal como llega del campo, y que se encuentra en el mercado; las legumbres a granel o en conservas de buena calidad (solo con los aditivos justos y necesarios), el pan de la panadería de la esquina (mejor si es de fermentación lenta), los huevos, el pescado y la carne de carnicería. La razón es que estos alimentos tienen una alta densidad nutricional y están muy poco procesados, y nos aportan buenos nutrientes y micronutrientes, los que realmente necesitamos para alimentarnos y sentirnos bien.
- Apuesta por los productos de proximidad y de temporada. Es un hecho: los alimentos cercanos son más ricos y económicos. Son los mismos que llenaban las cestas de los abuelos, y que daban lugar a platos tan ricos y sabrosos que hoy nos siguen alegrando el paladar cuando los comemos. Una garantía de sostenibilidad, sabor y ahorro, y una forma de comer más sana y de cuidar, también, de los productos locales.
- Mantente en movimiento. Tenemos un estilo de vida cada vez más sedentario. Debido al trabajo, muchas personas pasan gran parte del día sentadas frente al ordenador. Hay que incorporar la actividad a nuestra rutina diaria, a veces es suficiente con incorporar pequeños gestos a nuestra rutina diaria. Por eso es necesario levantarse y estirar, apostar por desplazarnos caminando o en bici. Y, por supuesto, reserva alguna hora a la semana para practicar ejercicio físico de mayor intensidad.
- Busca ayuda profesional. Si has llegado a este momento del año preocupado por el exceso de peso o reconoces una obsesión desmedida por el físico y por alcanzar unas tallas menos, no lo dudes: consulta con un profesional de la salud que pueda orientarte. El experto será quien se encargue de abordar tanto los aspectos de nutrición y de estilo de vida que se puedan optimizar, como los aspectos psicológicos que requieran atención. Y, siempre, en manos expertas y profesionales. Es importante huir de supuestos expertos con pocas credenciales y “soluciones rápidas y fáciles”.