Si buscamos en el diccionario de la RAE la definición de valiente, nos encontramos con la siguiente: ‘Dicho de una persona: Capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro y el posible temor que suscita’. Todos, en algún momento de nuestra vida hemos sentido la necesidad de ser valientes. Pero hay personas que lo consiguen con mayor facilidad que otras.
A grandes rasgos, las personas valientes poseen una serie de características psicológicas que las distinguen y les permiten enfrentar situaciones adversas con una actitud resiliente y decidida. “Estos rasgos no solo son innatos, sino que también pueden desarrollarse y fortalecerse con el tiempo y la experiencia. Es importante señalar que las personas valientes no son temerarias ni imprudentes, sino que, a pesar de sentir miedo, se atreven a actuar para lograr sus metas o defender lo que creen. Recordemos que la valentía no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de superarlo y seguir adelante”, nos comenta Pilar Guerra Escudero, psicóloga clínica y coach ejecutivo.
Lee también: Sigue estos consejos y estrategias que te ayudan a vivir sin miedo
10 rasgos que definen a las personas valientes
Con la ayuda de la experta, resumimos los que son los rasgos psicológicos más comunes que se dan en las personas valientes:
- Autoconfianza. La autoconfianza es la base de la valentía. Las personas valientes tienen una alta autoestima, creen en sus capacidades y en su habilidad para manejar desafíos. Confían en que pueden superar los obstáculos y alcanzar sus objetivos. Hay que destacar que esta confianza no es sinónimo de arrogancia, sino una firme seguridad en uno mismo que se ha desarrollado a través de experiencias previas y la superación de obstáculos.
- Autocontrol y gestión del miedo. Son capaces de controlar sus emociones, incluso en situaciones difíciles. No se dejan llevar por el miedo o la ansiedad, sino que mantienen la calma y la racionalidad. En lugar de dejarse paralizar por el miedo, lo enfrentan directamente. Reconocen sus temores, los analizan y encuentran formas de avanzar a pesar de ellos.
- Optimismo. Ven el lado positivo de las cosas, incluso en los momentos más difíciles. Creen en que pueden encontrar soluciones a los problemas y que, al final, todo saldrá bien. No ignoran los riesgos o los desafíos, pero eligen enfocarse en los aspectos positivos y en las posibilidades de éxito. Este equilibrio les permite tomar decisiones informadas sin dejarse abatir por el pesimismo.
- Resiliencia. Las personas valientes pueden enfrentar la adversidad, adaptarse a las circunstancias y emerger más fuertes. Ven las dificultades como oportunidades para aprender y crecer, en lugar de barreras insuperables. En otras palabras, no se rinden fácilmente ante los obstáculos y son capaces de reponerse de los golpes de la vida y seguir adelante.
- Empatía. La capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, es otra característica de las personas valientes. Son capaces de ponerse en el lugar de los demás y entender sus sentimientos. Esto les permite actuar con compasión y ayudar a los demás, incluso cuando ellos mismos se sienten asustados. Y es que la valentía no es solo enfrentar los propios miedos, sino también estar dispuesto a ayudar a otros a enfrentar los suyos.
- Inteligencia emocional. Ligada a la característica del autocontrol, la inteligencia emocional les hace capaces de reconocer y gestionar sus propias emociones, así como las de los demás. Les permite a las personas valientes pensar con claridad, tomar decisiones racionales y actuar de manera efectiva, incluso en situaciones difíciles estresantes.
- Asertividad y determinación. No sólo son capaces de defender sus derechos y expresar sus opiniones de manera clara y directa, sin ser agresivos ni pasivos, sino que además tienen un fuerte sentido de propósito y están dispuestas a perseverar a pesar de los obstáculos.
- Responsabilidad. Son conscientes de las consecuencias de sus actos y asumen la responsabilidad de sus decisiones. Las personas valientes evaluan cuidadosamente las posibles consecuencias y, si consideran que los beneficios superan los riesgos, no dudan en actuar.
- Perseverancia. Son tenaces y persistentes en la consecución de sus objetivos. No se rinden fácilmente ante los obstáculos, sino que siguen adelante hasta lograr lo que se proponen. Esta tenacidad les permite mantenerse enfocados en sus objetivos a largo plazo, incluso cuando el camino se vuelve difícil.
- Integridad. Actúan de acuerdo con sus valores y principios, incluso cuando es difícil o impopular. Esta coherencia entre sus creencias y acciones les otorga una fuerte brújula moral que guía su comportamiento en situaciones desafiantes.
Lee también: ¿Tienes desarrollada tu inteligencia emocional? Averígualo con este test
¿Cómo desarrollar la valentía?
La experta parte de que, como mencionaba al principio, todos tenemos la capacidad de ser valientes. Solo necesitamos aprender a identificar nuestros miedos y desarrollar las estrategias necesarias.
- La primera de estas pautas pasa por enfrentar nuestros miedos, ya que la mejor manera de superar el miedo es enfrentarlo. Cuanto más lo evitemos, más fuerte se volverá.
- También puede ayudar salir de nuestra zona de confort, puesto que para crecer y desarrollar nuestra valentía, necesitamos probar cosas nuevas.
- Además, es importante aprender de nuestros errores. Los errores son una parte inevitable del aprendizaje. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante. Y en este sentido, practicar la autocompasión también es fundamental. Se trata de ser amables con nosotros mismos, especialmente cuando cometemos errores o nos enfrentamos a situaciones difíciles.
- Otra manera de desarrollar la valentía es rodearnos de personas valientes. Pasar tiempo con ellas nos puede inspirar y motivar a ser más valientes nosotros mismos.
“Cuando, pese a todo, nos sentimos incapaces de superar nuestros miedos por nuestra cuenta, buscar ayuda profesional puede ser de gran ayuda. Un psicólogo nos puede apoyar para poder identificar nuestros miedos, desarrollar estrategias para superarlos y aumentar nuestra autoestima”, concluye Pilar Guerra.