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mujer madura lee playa© Getty Images

¿Ayuda la lectura a protegernos frente al deterioro cognitivo?

Hay estudios que apuntan que es un buen hábito para tratar de prevenir la aparición de Alzheimer y otras demencias


Actualizado 31 de mayo de 2024 - 14:03 CEST

Leer es un placer que, además, puede proporcionarnos muchos beneficios. Nuestro cerebro es, no hay duda, un gran beneficiado del hecho de abrir un libro y sumergirse en las historias que en él se narran. Y teniendo en cuenta el avance de las enfermedades neurodegenerativas, no es una recomendación baladí. Tanto es así que desde Ace Alzheimer Center Barcelona remarcan la importancia de contar con hábitos de lectura para estimular y preservar la función cognitiva y prevenir así el Alzheimer y otras formas de demencia.

Una recomendación que no debe caer en saco roto sobre todo si tenemos en cuenta que la demencia representa uno de los desafíos de salud más importantes en los próximos años. Según estimaciones de Alzheimer Europe, en el año 2050, unos 1,7 millones de españoles padecerán algún tipo de demencia, lo que representa casi el 4% de la población, más del doble que el registrado en 2018 (1,83%).

Beneficios de la lectura

Como decíamos, la lectura no solo es un placer para la mente, sino que se trata de una de las actividades más beneficiosas para la salud, pues no podemos perder de vista que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales. Así, en concreto, ayuda a ejercitar la concentración, la atención, la memoria y la capacidad de visualización, actuando, así como un escudo protector contra el deterioro cognitivo. Son numerosas las fuentes científicas y las instituciones que respaldan esta conexión, incluyendo el revelador análisis titulado El hábito de la lectura como factor protector de deterioro cognitivo.

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Mantener el hábito toda la vida

Teniendo en cuenta estos datos, es muy importante fomentar este hábito desde pequeños y mantenerlo a lo largo de toda la vida. Porque es que, más allá de preservar nuestras habilidades cognitivas, la lectura también nos otorga otros beneficios que no podemos perder de vista, como por ejemplo su influencia a la hora de reducir el estrés. Cuando lees un libro, te evades de la realidad aunque sea por un rato y las preocupaciones se dejan de lado. Pues bien, el estrés da origen a dolencias neurológicas como las cefaleas, por lo que estamos contribuyendo a evitarlas. Pero es que, además, leer permite desarrollar buenas rutinas de higiene del sueño cuando se practica antes de dormir.

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abuela leyendo un libro con su nieta© Getty Images

Cerebro activo

Sin duda, como anticipábamos, nuestro cerebro es el gran beneficiado de la lectura. Para mejorar sus funciones e incrementar la rapidez de respuesta, necesita que lo mantengamos activo y que lo ejercitemos. Por esto, una de las mayores aportaciones que nos brinda la lectura es que nos ayuda a incrementar nuestra reserva cognitiva, un concepto clave en este contexto, que explica cómo el cerebro puede compensar y tolerar mejor los cambios ocasionados por determinadas patologías, permitiendo que las personas mantengan sus habilidades cognitivas a pesar de los cambios en el cerebro asociados con la edad o enfermedades neurodegenerativas.

Además de la lectura, el nivel educacional, estilo de vida y las actividades de ocio son otros de los factores que incrementan esta reserva y que proporcionan una mayor protección contra el deterioro cognitivo. Contar con un hábito de lectura frecuente durante más de 5 años y poseer al menos estudios primarios completos ayuda a una protección más significativa ante este tipo de patologías. 

La lectura para tratar las demencias

Hay otro aspecto destacado también no solo en el campo de la prevención, sino también del tratamiento de las demencias. La lectura puede ser útil también para ayudarnos a tratar por ejemplo el Alzheimer y mejorar la calidad de vida de las personas que ya lo padecen. ¿De qué forma? Ayuda a los pacientes en el trabajo del lenguaje y la memoria y contribuye significativamente a conservar las funciones cognitivas. Para ello, Amèrica Morera, responsable de la Unidad de Atención Diurna de Ace Alzheimer Center Barcelona, aconseja fomentar el hábito de leer en voz alta con los pacientes y resalta: “Es importante adaptar las lecturas a las necesidades e intereses de cada paciente para conseguir que esta actividad les resulte atractiva e incluso les permita recordar aspectos o emociones vitales".

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Recomendaciones útiles

Queda claro el papel de peso de la lectura si queremos tratar de prevenir la aparición de estas demencias. Pero más allá de mantener vivo el hábito de la lectura, los expertos de Ace animan a seguir las siguientes pautas para mantener ejercitado nuestro cerebro:

  • Seguir aprendiendo: sin duda, el hecho de aprender cosas nuevas estimula nuestro cerebro y favorece a la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida, como adaptación a la diversidad del entorno.
  • Mantenernos activos socialmente: somos seres sociales, por lo que estar en sociedad nos ayuda a estar activos cognitivamente, refuerza capacidades como el lenguaje, habilidades sociales o la memoria y nos mantiene en un correcto estado de ánimo.
  • Realizar actividades de ocio: las actividades de ocio que tienen una meta u objetivo definido como los juegos de mesa, cartas o sudokus, permiten trabajar capacidades como la organización, la planificación o la toma de decisiones.
  • Alejarnos de la rutina: llevar una vida organizada nos ayuda a disminuir el estrés, el problema es que cuando automatizamos las actividades se disminuye nuestra activación cerebral. Romper con algún hábito, cambiar rutinas o tener nuevos objetivos es una forma de aumentar el rendimiento de nuestro cerebro.

REFERENCIAS

  1. Esteve Esteve, Miguel, & Collado Gil, Ángel. (2013). El hábito de lectura como factor protector de deterioro cognitivo. Gaceta Sanitaria, 27(1), 68-71. https://dx.doi.org/10.1016/j.gaceta.2012.04.016

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