No se conoce mucho, pero puede afectar a la salud de quiénes padecen esta dolencia. "Se trata de una afección que produce dolor en la vulva ante estímulos que no son dolorosos, por ejemplo, el simple roce ya genera esta sensación dolorosa", nos explica la Dra. Miriam Al Adib Mendiri, ginecóloga y autora del libro 'Cuando las hormonas se desmadran' (Ed. Alienta), que nos explica que lo que ocurre es una función anormal de los receptores del dolor. Esta puede ser secundaria a un dolor crónico por diversas causas, como vulvovaginitis crónica, liquen escleroso o atrofia vulvovaginal, es decir, “cualquier inflamación crónica a largo plazo puede alterar la función de los receptores del dolor y dar lugar a vulvodinia".
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Esta disfunción de los receptores del dolor también también puede tener un origen traumático. Por ejemplo, haber tenido un hecho traumático en relación con el sexo o con la vulva. Aunque puede deberse a una agresión sexual, no siempre es así.
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Cómo se trata la vulvodinia
"Para abordar el dolor en la vulva, primero se debe realizar un diagnóstico diferencial para identificar si hay alguna causa orgánica. Esto significa buscar cualquier tipo de lesión en la zona que haya provocado dolor persistente y que haya alterado la función de los receptores", señala la ginecóloga. Esta experta también nos cuenta que es importante considerar causas orgánicas infra diagnosticadas, como el liquen temprano, que se manifiesta principalmente por dolor durante las relaciones sexuales y provoca grietas en la vulva. Este tipo de condición puede ser difícil de diagnosticar, pero puede alterar la función de los receptores del dolor a largo plazo y producir secundariamente vulvodinia.
Si no se encuentran causas orgánicas, se trata de un problema funcional, donde hay dolor sin lesión en el tejido. En estos casos, si no hay lesiones en el tejido a tratar, el tratamiento es diferente e incluye opciones como fisioterapia del suelo pélvico, neuromodulación, técnicas de ginecología regenerativa… en función de cada caso. Estas intervenciones pueden mejorar la disfunción de los receptores del dolor.
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Vulvodinia: las causas psicológicas
"Durante mucho tiempo, la vulvodinia se ha considerado un trastorno psicosomático cuando no hay lesiones evidentes. Sin embargo, en los últimos años, con el avance en el conocimiento y la evolución de los modelos neuropáticos, la comprensión y el tratamiento de este trastorno han mejorado considerablemente", indican los expertos de la plataforma de psicología online Buencoco.
Y es que, en realidad, la vulvodinia es un trastorno complejo en el que intervienen diversos factores, incluidos elementos físicos, biológicos y emocionales. Aunque los factores psicológicos pueden influir en la percepción y persistencia del dolor, no son la única causa. La aparición de problemas físicos puede estar influenciada por la psique, pero esto no significa que la afección no tenga una base real biológica y neuropática.
Asimismo, sostiene los psicólogos, con todas las afecciones dolorosas, la vulvodinia está influenciada por los pensamientos, las emociones y el comportamiento. La percepción del dolor, cuando es prolongada, puede afectar al sistema nervioso hasta el punto de que el dolor se manifiesta independientemente de la presencia de un estímulo externo. Por lo tanto, el dolor no es generado por la mente, sino que la mente se ve afectada y moldeada por la experiencia del dolor crónico.
Por otro lado, vivir con el dolor de la vulvodinia puede ser una fuente adicional de estrés y contribuir a la hiperreactividad muscular, creando un ciclo difícil de romper. Aunque el estrés puede contribuir a la aparición y agravamiento de los síntomas, la vulvodinia, con sus síntomas dolorosos y persistentes, puede generar un estrés considerable.
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La psicoterapia: una herramienta más para el tratamiento de la vulvodinia
Para tratar la vulvodinia, es fundamental abordar la enfermedad en varios niveles: farmacológico, fisioterapéutico, nutricional y psicológico. La terapia psicológica proporciona un apoyo esencial para gestionar el malestar emocional relacionado con la enfermedad y puede realizarse online para facilitar el acceso y eliminar barreras.
"Con la ayuda de un psicólogo o psicoterapeuta, es posible abordar las diferentes facetas de la afección, explorando también los aspectos psicológicos y relacionales. El terapeuta se centrará en la historia personal de la mujer, su experiencia emocional, el impacto de los síntomas en su calidad de vida, autoestima y relaciones, tanto en el ámbito relacional como sexual, proporcionando un espacio de escucha, intercambio, aceptación y expresión", afirman desde Buencoco. Todo ello puede ayudar a aceptar la enfermedad y su cronicidad, y a reducir la carga emocional asociada. Además, años de dolor nervioso agudo pueden afectar los sistemas nerviosos simpático y parasimpático, manteniendo un estado de alerta continua.
Por último, no hay que olvidar que la vulvodinia suele afectar profundamente la relación de pareja y la vida sexual, generando malentendidos, tensiones y frustraciones. La terapia de pareja puede ayudar a ambos miembros a comprender mejor la situación y a encontrar nuevas estrategias para mantener una conexión íntima y satisfactoria.