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¿Cómo pueden ayudarte la respiración, el ejercicio físico y la alimentación a prevenir enfermedades?

Un experto nos detalla que no estamos irremediablemente atados a nuestra herencia genética y que los hábitos de vida tienen un peso importante en nuestra salud


Actualizado 16 de mayo de 2024 - 16:30 CEST

Cada vez son más lo expertos que nos animan a cambiar determinados hábitos para conseguir más calidad de vida, consiguiendo no solo vivir más, sino vivir mejor. Uno de ellos es el doctor Miquel Samarra, médico licenciado en Medicina y Cirugía, especialista en deporte y nutrición y Director del Centro Médico Matterhorn en Barcelona, quien nos habla, para comenzar, de la epigenética, que desmiente un mito muy extendido: no estamos irremediablemente atados a nuestra herencia genética. Nuestras elecciones de vida, lo que comemos, cómo nos movemos, lo que pensamos, lo que sentimos, en qué contexto y ambiente vivimos, influye significativamente en nuestra predisposición genética hacia ciertas enfermedades.

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Y yendo más allá de los hábitos saludables que más conocemos, como son la alimentación, el ejercicio físico y el descanso, el doctor aboga por uno que es imprescindible para nuestra vida, pero al que no siempre le prestamos la atención que merece: la respiración, uno de los pilares fundamentales para la salud. “Teniendo en cuenta estos tres pilares, respiración, alimentación y ejercicio físico, evitaríamos el 70% de las enfermedades”. Hemos tenido ocasión de hablar con él al respecto.

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¿Hasta qué punto piensa que estamos condicionados por nuestra genética?

La genética es el patrón de información que heredamos de nuestros antepasados. Nos condiciona, pero no determina nuestro destino. La epigenética influye en la expresión del material genético heredado. También influye en el mal llamado “ADN basura”, que no sirve para sintetizar proteínas, pero sí afecta la estructura cromosómica.

¿Hay factores que sí que están en nuestra mano y en los que podemos influir para mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida?

Sí. La mayoría los conocemos, pero no los ponemos en práctica.

¿Cuáles son los más importantes?

Administrar correctamente el tiempo, dieta, ejercicio físico regular, contacto con la naturaleza, calidad del sueño, respiración consciente, meditación, correctas relaciones con el entorno.

¿Piensa que cada vez se va avanzando más en el estudio de la denominada epigenética?

Sí, porque si bien el “Proyecto del genoma humano”, que culminó en 2003 con la publicación de la secuencia completa de nuestro genoma, y sentó las bases de la nueva biología y medicina moleculares, no ha supuesto un gran avance en términos de salud. Así que no nos queda más remedio que investigar en el aspecto complementario de la genética, que es la epigenética.

Habla de un pilar al que no siempre le damos importancia, la respiración. ¿Por qué razones deberíamos aprender a respirar?

La respiración no hay que aprenderla. Viene en el programa de la vida. Nos hemos olvidado de respirar conscientemente. Por suerte, el cuerpo, que es sabio, lo hace automáticamente sin pedirnos permiso. Ahora bien, cuando le prestamos atención a nuestra respiración, ésta se aquieta, profundiza y disminuye su frecuencia. Una respiración con estas características está asociada a un estado de relajación. Solo por esta razón, tiene sentido respirar conscientemente, puesto que el estrés crónico es la base de innumerables enfermedades.

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¿Qué importancia tiene el hecho de respirar bien?

Respirar bien es útil a nivel físico, ya que permite oxigenar nuestros órganos y tejidos adecuadamente. A otro nivel, como comentaba, una respiración consciente nos permite estar centrados y en presente, y evitar perder el control emocional constantemente. 

 

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Lo asumimos como un acto reflejo, pero ¿piensa que deberíamos esforzarnos en aprender a respirar mejor?

Sí. Deberíamos esforzarnos a dedicarle diariamente unos minutos a la respiración consciente. Con paciencia, perseverancia y práctica, va a cambiar nuestra perspectiva de la vida.

Ha comentado que teniendo en cuenta la respiración, el ejercicio físico y la alimentación evitaríamos el 70% de las enfermedades. Una cifra sin duda para reflexionar, ¿no cree?

Sin duda. Lo que ocurre es que el ser humano no suele reflexionar. Reflexionar es un movimiento introspectivo, y no fuimos educados para interiorizarnos. Vivimos permanentemente en la objetividad. En este contexto aparece el estrés crónico, que es la base de la ansiedad crónica, el insomnio, la depresión, las enfermedades autoinmunes y múltiples procesos psicosomáticos.

Si esto es así, ¿por qué piensa que no dedicamos el tiempo y el esfuerzo necesario para cuidarnos?

Porque creemos que no tenemos tiempo para ello. Administrar correctamente el tiempo es el desafío de ser humano del siglo XXI. Una vida sintonizada con los ritmos del cosmos y de la naturaleza nos ayuda a “volver a tener tiempo” para lo primordial en nuestra vida.