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De 'La idea de ti' al mundo: ¿hasta qué punto importa la diferencia de edad en pareja?

En la recién estrenada película los dos protagonistas, de 40 y 24 años, se enamoran. Una experta nos explica las causas y consecuencias que puede tener mantener una relación con una persona bastante mayor o menor que tú


Actualizado 11 de mayo de 2024 - 11:04 CEST

Superada la vergüenza de confesar que estamos activos en aplicaciones de citas, llega el momento de tratar otro fenómeno: el del rango de edad por el que filtramos nuestros posibles futuros matches. Hay perfiles que buscan otros de edades similares; otros, en cambio, prefieren generaciones mayores, y muchos, como sería el de Leonardo DiCaprio, deslizan a la derecha a los son bastante más jóvenes que ellos. A nivel personal no existe una norma común a seguir para fijarse en alguien o comenzar una relación, pero mentiríamos si dijéramos que no nos sorprende ver a una pareja cuya diferencia de edad es evidente desde fuera. 

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Tener una relación con alguien mucho mayor o menor que tú puede ser complicado.

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Una de las últimas puestas en escena que vuelve a poner sobre la mesa la diferencia de edad en pareja es la recién estrenada película de La idea de ti (conocida por su nombre original, The idea of you) protagonizada por Anne Hathaway y Nicholas Galitzine. En esta producción de Amazon Prime Video se relata la historia de amor entre Soléne y Hayes, de 40 y 24 años de edad respectivamente. Hasta que llegan a consolidar su amor, vemos cómo cada uno de ellos es prudente con la conexión que está naciendo, siendo consciente de ese puente generacional que existe entre ambos y del momento vital que atraviesa cada uno de ellos. 

Entre Soléne y Hayes todo parece orgánico y muy natural. Hay planteamientos en torno a cómo afecta a Soléne esta nueva inclusión de Hayes en su vida, y su conciliación familiar con su hija. Hay comunicación y escucha activa entre ambos, hay diálogo. Sin embargo, si trasladamos este contexto a la vida real, y nos fijamos en otras parejas de nuestro entorno que hayan vivido algo parecido, podemos identificar rápidamente que no siempre resulta tan fácil mantener una relación con alguien mucho mayor o menor. Al principio todo parece interesante y enigmático: la experiencia nos cautiva y equilibra, y la juventud nos atrae y nos da ese chute de adrenalina que a veces tanto anhelamos. Es fácil caer en ese hechizo al principio, pero con el tiempo – y aunque no siempre – la situación puede hacerse más compleja. 

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A veces las perspectivas y ambiciones distan de una persona a otra por diferencias generacionales evidentes.

¿A qué se enfrentan las parejas de diferentes generaciones?

A veces ocurre que los proyectos de vida son diferentes, incluso entre parejas de la misma generación. En aquellas que se llevan bastante años, estos desafíos suelen ser incluso más frecuente. “Puede que uno quiera viajar y el otro ya lo haya hecho y quiera asentarse, o que uno quiera tener hijos y el otro no. Cuando dos personas están en etapas vitales distintas se puede intentar acercar posiciones, pero con frecuencia lo que sucede es que una de las partes se adapta a la vida de la otra. La persona de menos edad suele avanzar, y quizá se salta etapas vitales para equipararse a su pareja”, nos cuenta la psicóloga, sexóloga, y terapeuta de pareja, Susana Ivorra, al respecto. 

La experta en salud mental comenta que en estos casos pueden derivar en dos vertientes: “Este tipo de cuestiones son las que llamamos aceleradores de relaciones. Son situaciones, adversidades, conflictos, o conversaciones profundas que empujan la relación en una dirección en la que, o la consolida (mucho antes incluso que en relaciones de edades similares), o las lleva a su fin”. Y, es que aunque el puente generacional que existe entre ambos no resulte un problema, entra en juego otro factor fundamental a tener en cuenta. Hablamos de los juicios ajenos, aquellos que llevan a otras personas a mirarles de reojo, a cuestionar la estabilidad de la relación o los motivos que la han formado. No hablamos solamente de aquellos superficiales que caen en tópicos prejuzgosos y, a menudo, carentes de sentido (considerar que una persona está con otra por dinero o algún otro interés, por ejemplo), sino de los que van un paso más allá, de aquellos que nos ponen delante esa posible realidad a la que no nos gusta enfrentarnos y que nos hace ver que, efectivamente, puede que nuestra dirección sea diferente a la de nuestra pareja. 

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Para ello es importante deshacerse de los prejuicios ajenos, pero atender a lo que opinen nuestros allegados.

¿Es posible tener una relación con alguien mucho mayor o menor?

“Tendemos a juzgar las relaciones basándonos en nuestras propias experiencias personales o en nuestros prejuicios. Puede ser difícil aislarse del ruido que hacen esas opiniones y no dejarse influir por ellas, ya que es difícil hacer caso omiso a los comentarios y juicios sociales especialmente cuando tocan puntos en los que quizá tienen razón”, comenta la psicóloga, quien también aclara:  “Sin embargo, esa ‘razón’ en ciertas cosas no implica necesariamente que esté mal en sí la relación. Escuchar los comentarios sobre todo de personas queridas es útil siempre y cuando lo pasemos por nuestro propio filtro”. Es decir, que existan juicios ajenos, sobre todo de personas que nos quieren y nos conocen, no significa necesariamente que estemos haciendo las cosas mal, simplemente son invitaciones a ver la pareja en la distancia para plantearnos si es realmente lo que estamos buscando. De hecho, Susana Ivorra aclara: “Las parejas de edades distintas, al igual que las amistades con personas de generaciones diferentes, pueden enriquecer mucho siempre y cuando sean simétricas, que no haya una de las partes que se coloque en un plano superior queriendo enseñar a la otra lo que es la vida y se influyan mutuamente”.

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No es imposible tener una relación con alguien que de más o menos edad, pero sí que hay que tratar de que seáis ambos quienes ajusten moldes, no solo uno, y estar dispuestos a aprender siempre.

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Llegados al caso de que estemos sumergidos en una relación de este estilo, con alguien mucho mayor o menor que nosotras, no hay que alarmarse. Hay tantas posibilidades de que funcione, como de que fracase. Pero si lo que queremos es tantear la balanza, y comprobar si estamos por el buen camino o si debemos frenar, la psicóloga nos propone llevar a cabo un ejercicio para comprobar su sentido: “Acompañarse en la evolución de cada uno y en la persecución de los sueños sin verlo como una amenaza para la estabilidad de la relación. Que ninguno se coloque ni en un plano superior, ni en uno inferior; que ambos creen un vínculo simétrico en el que cada cual tenga mucho que aprender. Resulta fundamental que sean personas capaces de respetar sus diferencias sin imponerse usando la carta de la edad para lo que conviene. En estas parejas ambos se deben dejar influir por el otro. En realidad, todas estas pautas son recomendables incluso sin haber diferencia de edad”, concluye.