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Las claves para estar a gusto en la oficina

Un buen ambiente en el lugar donde desempeñamos nuestra actividad laboral es básico para la salud mental. Entrevistamos a un experto para qué nos explique cuáles son las claves para estar bien


Actualizado 7 de mayo de 2024 - 16:22 CEST

Estar a gusto en el trabajo es prioritario para tener una buena salud mental. Y es que pasamos 8 horas aproximadamente cada día en la oficina (a veces más). Si el ambiente es tóxico puede acabar convirtiendose en una tortura levantarse cada día. Por ello, hemos hablado con el conferenciante y escritor de libros Felix Torán, que además es experto en desarrollo personal, gestión del tiempo y liderazgo.

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¿Cuáles son las claves de un ambiente positivo en el trabajo?

La lista de aspectos importantes podría ser bastante extensa, pero me gustaría remarcar algunos realmente importantes:

  • Comunicación efectiva: es importante fomentar una comunicación abierta y transparente entre todos los miembros del equipo. Hay que crear un ambiente en el que se escucha activamente a los empleados, se brinda retroalimentación constructiva y se comparte información de manera clara y oportuna.
  • Cultura de apoyo: se debe trabajar para crear una cultura donde los empleados se sientan apoyados por sus compañeros y superiores. Se debe trabajar en equipo, fomentando la camaradería, de forma cooperativa y colaborativa, pudiendo contar siempre con una ayuda mutua para resolver problemas y alcanzar metas comunes.
  • Reconocimiento y aprecio: resulta muy importante lograr que los empleados sientan que se reconoce y valora genuinamente su trabajo y sus logros.
  • Equilibrio entre vida laboral y personal: hay que promover un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal (un ejemplo son los esquemas de tiempo flexible).
  • Facilita el desarrollo profesional: se debe brindar oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional a los empleados (capacitación, mentoría, etc.).
  • Lograr un ambiente agradable: El entorno de trabajo debe ser cómodo y agradable, transmitiendo una energía positiva y motivadora. Debe inspirar creatividad, colaboración y bienestar. Esto puede resultar complejo, y afortunadamente existen expertas y expertos en estos temas que pueden ayudar a lograrlo.
  • Aplicar políticas y procedimientos justos: deberían ser justos y equitativos para todos los empleados, a todos los niveles (contratación, promoción, compensación, resolución de conflictos, etc.).
  • Crear una cultura de diversidad e inclusión: se debe fomentar la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo, donde todas las voces y perspectivas sean valoradas y respetadas, basándose en la tolerancia, y sin discriminaciones de ningún tipo.
  • Celebrar logros en equipo: son momentos que no se olvidan, y que inyectan mucha motivación y energía positiva.
  • Crear espacios y oportunidades que faciliten la socialización entre los miembros del equipo.
  • Misión y visión claras: el equipo debe tener muy clara su misión y visión como equipo, así como la misión y visión de la empresa, de forma que cada empleado tenga claro en todo momento a qué está contribuyendo con su trabajo, para qué, y hacia dónde ayuda a avanzar a la organización. Estas son fuentes de enorme motivación, sensación de orientación, de contribución, de servicio, y de entusiasmo.

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Desde su experiencia, ¿cómo podemos tener una comunicación más efectiva?

El tema es muy extenso y, de nuevo, es más un arte que una ciencia. Y la mejor manera de progresar es ponerse en marcha y tratar de llevarlo a la práctica. Por ello, me gustaría destacar algunos puntos que realmente marcan la diferencia y que recomiendo implementar:

Practicar la escucha activa. Consiste en prestar atención a lo que dicen nuestros compañeros sin interrumpir y mostrar interés genuino en entender lo que nos dicen y su forma de ver las cosas. Debemos hacer preguntas claras para obtener más información y demostrar empatía hacia sus puntos de vista. También preguntas abiertas para fomentar la conversación y mostrar interés. Parafrasear es una buena forma de demostrar ese interés y atención. La práctica del mindfulness ayuda mucho en esta práctica, ya que nos entrena para conectar mucho más con las emociones, pensamientos y palabras de la otra persona.

Expresar nuestras ideas de manera clara y directa, evitando jerga innecesaria o lenguaje confuso. Vale la pena usar metáforas y ejemplos concretos, tratando de evitar ambigüedades para evitar malentendidos.

Ser receptivos a la retroalimentación o feedback. Debemos permanecer abiertos a recibir comentarios de los demás. Esto no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con todo lo que nos digan, pero siempre podemos analizarlo y extraer alguna lección aprendida que sea útil para nosotros. Recomiendo agradecer siempre la retroalimentación, pues de una forma u otra, siendo o no conscientes nosotros y la otra persona, nos están dando información que nosotros podemos convertir en una herramienta para seguir mejorando.

Usar los canales de comunicación apropiados. Dependiendo del tipo de mensaje que deseemos transmitir, hay unos canales más apropiados que otros. Por ejemplo, el correo electrónico puede resultar útil para comunicaciones formales, pero es mejor plantear una reunión cara a cara para discutir temas sensibles o complejos.

Fomentar la comunicación bidireccional. Anima a la participación activa de los demás. No conviertas toda tu comunicación en un monólogo.

Tomar consciencia del lenguaje no verbal (tanto del nuestro como del de los demás). Es importante prestar atención a nuestro lenguaje corporal y al tono de voz al comunicar. Si mantenemos una postura abierta y receptiva, y utilizamos un tono de voz cordial, podremos fomentar la confianza y el entendimiento mutuo.

Pedir lo que deseamos con claridad. Si no pedimos claramente lo que deseamos, es probable que obtengamos algo diferente, y eso generará frustración (en nosotros y en otras personas) y pérdidas de tiempo y energía. Haz todo lo posible para evitar malentendidos de antemano.

Practicar la empatía. Debemos hacer un esfuerzo por ponernos en el lugar de los demás y considerar sus necesidades, preocupaciones y perspectivas al comunicar. Esto ayuda a construir relaciones sólidas y a resolver conflictos de manera más efectiva.

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¿Y cómo gestionamos los conflictos?

Gestionar los conflictos en el trabajo de manera efectiva es esencial para mantener un ambiente laboral saludable y productivo. En el caso de conflictos que alcanzan un determinado nivel de gravedad, es muy importante poder contar con la ayuda profesional y cualificada oportuna en el dominio de la resolución de conflictos. Para el resto de casos menos “extremos”, te ofrezco algunos consejos que resultan de ayuda, y muy especialmente si lideras un equipo humano:

  1. Identifica el problema. Analiza la situación para entender las causas que se ocultan en las raíces del conflicto. Esto puede implicar hablar con las partes involucradas y recopilar información de diferentes perspectivas para obtener una imagen completa de la situación. Y no deja de ser válido si tú estás implicada de un modo u otro en el conflicto.
  2. Aborda el conflicto lo antes posible. No pienses que ignorar un conflicto lo va a resolver. Los conflictos no se resuelven solos. El tiempo no cura las heridas por sí mismo: lo que te da es una oportunidad para que tú las cures… Aborda los problemas tan pronto como surjan para evitar que se agraven con el tiempo.
  3. Fomenta la comunicación abierta. Facilita la comunicación abierta y honesta entre las partes involucradas en el conflicto. Anima a cada persona a expresar sus preocupaciones y puntos de vista de manera respetuosa y constructiva. Esto no excluye hablar por separado con las partes implicadas, algo que resulta conveniente en algunas situaciones, y que se vuelve imprescindible en otras.
  4. Practica la escucha activa, tal como comentaba anteriormente.
  5. Busca soluciones basadas en la cooperación. En lugar de buscar ganadores, perdedores y culpables, busca soluciones. Trabaja con las partes involucradas para encontrar soluciones mutuamente beneficiosas, utilizando lo mejor de la creatividad de cada uno, y siempre basándote en la buena voluntad. Fomenta la colaboración y el compromiso para llegar a un acuerdo que satisfaga las necesidades de todos.
  6. Utiliza mediación o facilitación. En casos más difíciles, considera la posibilidad de recurrir a un mediador o facilitador con la debida experiencia y cualificación.
  7. Fomenta el perdón y la reconciliación. Anima a las partes involucradas a dejar de lado resentimientos y rencores pasados para avanzar hacia una relación laboral más positiva. Esto puede implicar practicar el perdón y buscar formas de reconstruir la confianza.
  8. Evalúa y aprende. Después de llegar a una solución, tómate el tiempo para reflexionar sobre lo ocurrido y aprender de la experiencia. Identifica cualquier lección aprendida que pueda ayudar a prevenir conflictos similares en el futuro.

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