Las infecciones del tracto urinario (ITU) son un problema de salud muy habitual entre las mujeres, especialmente en verano, pero que pueden padecer en cualquier momento del año. Tanto es así que se estima que una de cada dos mujeres la padecerá al menos una vez en su vida y se produce con una frecuencia ocho veces mayor en mujeres que en hombres.
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¿Qué es una ITU?
La infección del tracto urinario (ITU) es una infección de cualquier parte del sistema urinario. Tal y como explica la Dra. Irene Aterido, sexóloga y experta en ciclo menstrual, en la mayoría de los casos, la vejiga se ve afectada y la infección del tracto urinario se denomina cistitis. Pero la infección también puede producirse en los riñones (nefritis) o en la uretra (uretritis). La infección de las vías urinarias está causada por bacterias, que suelen proceder del tracto gastrointestinal (TGI). A veces, las bacterias de la vagina pueden ser las culpables, sobre todo cuando están en contacto con infecciones de transmisión sexual. La bacteria más común es la Escherichia coli, la cual suele vivir en el tracto gastrointestinal.
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Cómo se manifiesta
Las ITU pueden presentarse con una gran variedad de síntomas, pero los más frecuentes son los siguientes:
- Dolor en el bajo vientre o en la zona inferior de la espalda.
- Ganas frecuentes de orinar.
- Dolor o ardor al orinar.
- Orina maloliente/oscura (incluso cuando se hidrata lo suficiente)
- Temperatura corporal elevada (podría ser un signo de infección renal).
Cómo deben tratarse
Cuando la prevención no funciona, llega, claro está, el momento de tratar la ITU. Es importante buscar atención médica, para recibir, la mayoría de las ocasiones la prescripción de antibióticos, aunque depende, claro está, del tipo de infección y de su gravedad. Es fundamental, además, mantenerse bien hidratada para facilitar la expulsión de bacterias. Y, en los casos en los que la infección se complica, puede ser necesario el ingreso en un centro hospitalario para tratarla.
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Posibles complicaciones
Sin duda, la mayor complicación se da cuando aparecen infecciones de repetición y, sobre todo, cuando estas desembocan en la llamada pielonefritis. Fiebre, dolor lumbar, náuseas, vómitos, orinas oscuras y deterioro del estado general son algunos de los síntomas de esta infección bacteriana de uno o ambos riñones que puede llevar a la sepsis y al fallo orgánico. Esta patología es una causa frecuente de formación de cicatrices en los riñones y puede desembocar en la pérdida parcial de la función renal, que, de no ser tratada y detectada a tiempo, desembocaría en una enfermedad renal crónica. Esto es particularmente relevante en pacientes con infecciones recurrentes. En la mayoría de los casos es consecuencia de infecciones de orina de repetición mal curadas o no tratadas que pasan a ascender por el uréter hasta afectar al riñón.
“Las personas que deben tener especial cuidado en recibir un diagnóstico y tratamiento temprano por la posibilidad de derivar en consecuencias más graves son aquellas que tengan anomalías anatómicas importantes o malformaciones de las vías urinarias, infecciones urinarias de repetición, cálculos urinarios, enfermedades crónicas como la diabetes, o enfermedad por reflujo vesciculouretereal”, explica el doctor Igor Romaniouk, nefrólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre,
Según la Asociación Española de Urología (AEU), el 75% de los pacientes con pielonefritis tiene antecedentes de cistitis y en un 80% de los casos, la responsable de la cistitis es la bacteria Escherichia coli. “Debido a esto, ante cualquier síntoma como fiebre, dolor lumbar, náuseas, vómitos, dolor al miccionar, orina de color oscuro o ganas de orinar frecuentemente, incluso cuando la vejiga está vacía, hay que ponerse en manos de un profesional”, apunta el especialista.
Y es que un diagnóstico a tiempo de la patología con la realización de un análisis, cultivo de orina y de un estudio por imagen en caso de complicación, permitirá pautar el tratamiento adecuado que evitará que derive en una infección urinaria grave”, ya que -afirma el especialista-, “la complicación que puede aparecer en una pielonefritis sería la aparición de un cuadro de septicemia. Además, si no se trata a tiempo, esta infección puede salir del riñón, puede pasar a la sangre y causar un fallo multiorgánico. Muchas veces puede complicarse con abscesos renales, lo cual, de no ser tratado a tiempo puede causar daño renal permanente.
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Un problema que se puede prevenir
Hay una serie de consejos que nos pueden ayudar a prevenir la aparición de estas infecciones urinarias. El doctor Gonzalo Sanz, urólogo y director médico de Clínica Premium Marbella, los resume en los siguientes:
- Beber 8 vasos de agua al día. Asegúrate de beber mucha agua para contrarrestar los efectos diuréticos del alcohol. Además, mantenerte hidratado ayudará a tu sistema urinario a eliminar los residuos tóxicos de forma eficaz.
- No aguantarse demasiado tiempo. Conviene orinar tan pronto como sintamos la necesidad de ir al baño para reducir el riesgo de infección de la vejiga.
- Higiene personal. Después de ir al baño es importante asegurarnos de haber limpiado bien la zona genital, limpiando de delante a atrás para prevenir la infección.
- Utilizar ropa interior de algodón y no demasiado ajustada. El algodón es un tejido transpirable que permite que la zona de la entrepierna se mantenga seca. Atrapar demasiada humedad en esa zona puede ser un excelente caldo de cultivo para las bacterias causantes de enfermedades.
- Evitar los productos perfumados. Algunos productos perfumados, como las bombas de baño y los baños de burbujas, alteran el equilibrio bacteriano de la uretra y provocan infecciones.
- Orinar antes y después de las relaciones sexuales. Las relaciones sexuales aumentan las posibilidades de contraer una infección del tracto urinario. Para evitarlo, puedes orinar inmediatamente antes y después de las relaciones sexuales para eliminar las bacterias.
- Un buen aliado frente a las infecciones de orina es el arándano rojo por su contenido en proantocianidina tipo A, que actúa de dos formas: elimina el E.coli a nivel intestinal e impide que el germen se pegue a la pared de la vejiga.