Acabas de entrenar y te asalta una sensación de hambre. No es algo extraño, sino más bien una sensación habitual, sobre todo después de haber realizado una sesión de entrenamiento intensa. Este fenómeno dependerá de una serie de factores relacionados con el funcionamiento de nuestro organismo y la reacción de este ante la práctica deportiva.
Además, hay que tener en cuenta que este aumento del apetito tras la práctica deportiva no está vinculado con la quema de calorías, al contrario de lo que podemos pensar, sino que sucede debido al descenso de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre, que nos proporcionan la energía inmediata, presentes en el glucógeno muscular. Este descenso de azúcar en nuestro organismo provoca la movilización de nuestra reserva y despierta esta sensación de hambre en nuestro cerebro.
No es algo que le suceda a todas las personas por igual, pues por otro lado, nos encontramos con otras personas a las que la práctica de ejercicio físico no les provoca esta sensación o, incluso, más bien al contrario, lo que les genera es una pérdida de apetito. Como anticipábamos, esto es así porque intervienen factores fisiológicos que varían en cada persona. Influyen, por ejemplo, la edad, el sexo, el tipo de dieta o la actividad deportiva que realice de forma habitual. Y a eso hay que sumar también las propias características del ejercicio, pues dependiendo de su intensidad y duración, influyen en el aumento del apetito.
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¿Y si comes tras hacer deporte?
Pero centrémonos en el caso de quienes sí que tienen hambre: si nos alimentamos de forma inmediatamente posterior a la realización de ejercicio físico, hemos de hacerlo de forma saludable, no solamente respecto a los nutrientes que vamos a incorporar, sino también en cuanto a la forma de hacerlo. Teniendo esto en cuenta, los expertos del Área de Nutrición de Club Metropolitan nos ofrecen estas recomendaciones sobre la alimentación a seguir después de la actividad.
- Prioriza las proteínas de calidad. ¿Dónde puedes encontrarlas? En alimentos de origen animal, como el huevo, el pescado o los yogures, o vegetal, como el tofu o las almendras para ayudar a la recuperación muscular.
- No descartes los carbohidratos. Su consumo es también saludable siempre que provengan de productos con baja densidad calórica, como pueden ser las frutas, las cuales ayudan a la recuperación.
- Evita aquellos alimentos que nos proporcionen una falsa sensación de saciedad y que, además, nos reintegren buena parte de las calorías que hemos quemado durante el ejercicio. Entre ellos destacan, por ejemplo, la bollería, los dulces y las galletas con un alto nivel de azúcares o las carnes procesadas.
- Además, como último apunte, recuerdan que no es necesario ingerir alimento de forma inmediata a la realización del entrenamiento. “La ventana anabólica, el periodo de tiempo posterior a una sesión de actividad física en el que se recomienda la ingestión de nutrientes, no es la misma en todas las personas, varía en función de la dieta habitual y puede extenderse hasta 30-40 min más allá de los minutos posteriores al ejercicio”, detallan.
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¿Y antes de entrenar?
También debemos considerar las mejores dinámicas de alimentación antes de entrenar. “Generalmente es recomendable comer antes de entrenar y no es buena idea practicar ejercicio si han pasado ayunos prolongados de más de 10 horas. Ante la duda, siempre es mejor ingerir algún alimento antes de entrenar que ir sin comer nada, y así asegurar las demandas energéticas que nuestro organismo requiere durante la práctica deportiva”, concluyen.